Pascal Fletcher
2011-07-08 Política
Cuando el mandatario venezolano, Hugo Chávez, fue brevemente derrocado
en un golpe en 2002, el entonces presidente cubano Fidel Castro fue
quien motivó a los embajadores extranjeros a presionar para su regreso y
ayudó a organizar su rescate con tropas leales.
Casi una década después, el "comandante" cubano, ahora de 84 años, acude
nuevamente al rescate de su alma gemela venezolana, que es 30 años menor.
Fue Castro quien lo convenció de hacerse los exámenes que condujeron a
detectar y extraer un tumor canceroso. "Le doy las gracias a Fidel
Castro (...) ha sido prácticamente el jefe médico", dijo esta semana
Chávez, de 56 años, a sus seguidores en las afueras del palacio de
Miraflores en Caracas, tras regresar de Cuba para acallar los rumores de
que sus problemas de salud podrían haber minado su liderazgo.
Castro, icónico líder cubano por casi medio siglo, que cedió el poder a
su hermano en 2006 tras una enfermedad intestinal, tuvo más influencia
que nadie en el tratamiento de un mes al que se sometió Chávez en La Habana.
El episodio es apenas otra muestra de la simbiosis personal e ideológica
entre dos de los políticos más carismáticos pero divisivos del mundo,
dos populistas de izquierda que han hecho del desafío a Estados Unidos
una carrera de vida.
Según la propia versión de Chávez, Castro fue quien le dio personalmente
la noticia sobre la existencia de un cáncer que requería una cirugía
inmediata. El líder venezolano reveló que Castro lo cuidó como un
pariente, controló que cumpliera con ejercicios y dieta.
Desde que Castro desenrolló la alfombra roja en 1994 para recibir al
entonces poco conocido paracaidista retirado y golpista recién salido de
la cárcel, la relación se ha convertido en una potente alianza política.
Mentor, figura paterna, instructor. Todas estas palabras han sido usadas
para describir la influencia que ha tenido el veterano revolucionario
cubano sobre su joven discípulo, que ha gobernado Venezuela desde 1999.
Desde lemas hasta estrategias y políticas, Fidel Castro ha transmitido a
Chávez las herramientas del actuar anticapitalista, incluyendo los no
tan sutiles artes de la propaganda de masas y consejos de supervivencia
para evitar intentos de asesinato y conspiraciones golpistas.
La combinación de unas fuerzas armadas politizadas leales a un
carismático líder supremo, con un partido de gobierno hegemónico
dirigido por la misma persona, es sólo un aspecto del reformado
escenario político venezolano y sus similitudes con el sistema cubano.
Los críticos también mencionan la persecución de los enemigos políticos,
la politización de la justicia y otras instituciones estatales, la
nacionalización de sectores económicos y otras características tomadas
de La Habana como reflejos de la relación Castro-Chávez.
No hay dudas de que ambos comparten una química personal. Han celebrado
cumpleaños juntos, jugaron al beisbol, visitaron bellezas turísticas e
intercambiaron mutuos elogios heroicos en largas comunicaciones
telefónicas transmitidas en vivo por ambas naciones.
La Revolución Cubana, con su economía estancada por el colapso de su
viejo benefactor soviético y agotada por las sanciones de Estados Unidos
y una gestión ineficiente, se ha beneficiado de la alianza con Chávez.
El mayor productor de petróleo de Sudamérica envía crudo y productos
procesados a Cuba en términos preferenciales. El gobierno de Chávez ha
adoptado del manual comunista cubano programas nacionales de salud, de
alfabetismo y alimentos; además de políticas económicas de izquierda,
comités políticos y milicias y actos de gobierno cuidadosamente
coreografiados.
Al mismo tiempo, miles de cubanos han llegado a Venezuela. Bajo acuerdos
de cooperación, han trabajado como médicos, maestros, entrenadores
deportivos, asesores de seguridad y defensa y hasta profesores de
aeróbicos en los barrios pobres. Muchos de ellos cobran sus sueldos del
ministerio de Energía venezolano, la caja nacional.
Pero mientras que el anciano Fidel Castro pudo entregar el bastón
presidencial a su hermano Raúl en 2008; el temor por la salud de Chávez
reveló la ausencia de un sucesor clave en las filas de sus seguidores.
Esta es una potencial vulnerabilidad de cara a las elecciones
presidenciales de 2012. "A Chávez le falta un heredero legítimo, un Raúl
Castro", escribió el analista venezolano-cubano Fausto Masó, mientras
arrecian las especulaciones sobre cómo va a gobernar Chávez mientras
recibe un lento y cuidadoso tratamiento contra el cáncer.
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