Todo el poder para la demencia senil
By CARLOS ALBERTO MONTANER
El día 13 de agosto Fidel Castro cumple 84 años. Hace pocas semanas Raúl
alcanzó los 79. Son dos ancianitos. Es verdad que Fidel parece haberse
recobrado de la gangrena intestinal que casi lo liquidó, pero los
síntomas de deterioro mental continúan vigentes. El diagnóstico que
sotto voce manejan sus médicos cubanos es ``demencia vascular'', dado
que en el pasado tuvo varios espasmos cerebrales transitorios que fueron
minando su salud mental con un efecto acumulativo.
En efecto, Fidel exhibe casi todos los síntomas que describe la
Clasificación Internacional de Enfermedades que publica la Organización
Mundial de la Salud (OMS). Tiene dificultades en el habla, coordina
torpemente sus movimientos, repite ideas paranoides y ríe en
circunstancias imprevisibles. Es un viejito loco y travieso con escasos
momentos de lucidez que utiliza para contar antiguas batallas o para
tratar de deslumbrar al interlocutor con su infinita sabiduría, rasgo
clásico del narcisista incurable que ha sido siempre.
Para Raúl, el cuadro de deterioro mental de Fidel no es sorprendente.
Ramón Castro, sólo diez meses mayor que Fidel, está prácticamente loco,
como le sucede a Angelita, la más vieja de todos los hermanos Castro
Ruz. Pero lo grave no es que Fidel haya regresado de la sepultura, algo
que Raúl no tenía en sus planes, sino que ha vuelto dispuesto a
cogobernar, pese a su penoso estado psíquico, que él no es capaz de
percibir y nadie se atreve a revelarle. En los cálculos de Raúl, como en
el de casi todos los cubanos, a estas alturas del partido Fidel ya
habría estrenado el panteón enorme que para él fabrican en La Plata,
donde el Comandante tuvo su campamento cuando luchaba en la Sierra Maestra.
Tal vez eso explique la tímida naturaleza de los pequeños cambios
anunciados el 26 de julio. Todo sigue igual, como exige Fidel. Raúl
afirmó que continuarán la planificación centralizada de la economía y
los principios del régimen comunista, incluida la ausencia de libertades
políticas y civiles. No obstante, avanzan hacia el pasado. Se repliegan,
lentamente, sin decirlo a las claras, a 1968, cuando Cuba era, como hoy,
una dictadura militar colectivista, pero con cierta actividad económica
menor en manos privadas que hacía más llevadero el desastre
marxista-leninista.
En ese año, Fidel decidió que Cuba sería el más comunista de los países
y, contra el criterio de muchos dirigentes, lanzó la ``ofensiva
revolucionaria'' para acabar con los hábitos burgueses de los cubanos
emprendedores, tipos despreciables y explotadores que se movían por
estímulos materiales. De un manotazo cruel e innecesario, Fidel destruyó
todo el pequeño tejido empresarial que les hacía la vida más llevadera a
los cubanos.
En Cuba, pues, habrá parches y no reformas estructurales, lo que ha
provocado el desencanto de casi toda la población, incluidos los
miembros del Partido Comunista que en el 2007, espoleados por el propio
Raúl, pidieron cambios profundos que les devolvieran a los cubanos el
control de sus vidas y les dieran la posibilidad de crear riqueza para
beneficio propio y de la colectividad. Más de un millón de sugerencias
llegaron a la oficina de Raúl y la mayor parte pedía apertura, mercado y
libertades. O sea, un millón de ``revolucionarios'' frustrados por la
actuación de Raúl, en quien habían depositado ciertas esperanzas.
a pregunta que se hacen hoy los cubanos, los comunistas del poder y los
demócratas de la oposición, es qué va a pasar en el país cuando los
hermanos Castro, finalmente, mueran o la demencia senil los ponga fuera
de combate. Es posible que Raúl crea que su hijo Alejandro pueda
continuar la dinastía militar, como Kim Jong Il en Corea del Norte o
Bachar Al Assad en Siria, herederos de las satrapías fundadas por sus
padres, pero en Cuba es difícil que eso ocurra, dada la falta de
legitimidad histórica del joven militar y el desaliento profundo que
existe en la cúpula dirigente. ¿Por qué un partido comunista y un
ejército desmoralizados por más de medio siglo de fracasos van a
obedecer a un oscuro oficial de inteligencia, hijo de un hombre que los
defraudó totalmente, si lo que prevalece entre ellos es el deseo de un
radical cambio de sistema? Por no hacer una reforma profunda, Raúl va a
provocar el hundimiento de la revolución. Tal vez ése sea su mejor
aporte a la historia de Cuba.
http://www.elnuevoherald.com/2010/08/08/779457/carlos-alberto-montaner-todo-el.html
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