11-08-2010.
Alejandro Tellería Díaz
Corresponsal de Misceláneas de Cuba en Alemania
(www.miscelaneasdecuba.net).- El pasado Domingo, reapareció el
"infatigable" comandante en la asamblea nacional. Una vez más calza sus
botas militares, y se deja enfundar en su traje verde-oliva después de
su convalecencia y de una larga ausencia de la vida pública.
En el paralenguaje revolucionario, y tomando prestado cierto estribillo
que alguien le dedicara a otro loquito "amigo" suyo (el argentinito de
la boina), el ex-máximo líder quiere volver a demostrar, que está en
pie de guerra y con la adarga al brazo.
La historia se repite, la estrategia de alimentar el miedo no ha perdido
puesto en la mente retorcida y calenturienta de este personajillo:
cuidadito niños, pórtense bien, que sino va a venir el "coco" y se los
va a comer.
En otras palabras, los mensajes que el otrora Napoleón del Caribe
pretende enviar son bien claros: aquí estoy vivito y coleando, estoy
entero, hay y habrá comandante para rato, por lo tanto, que no se les
vaya a olvidar -ni por un segundo- que todavía sigo siendo el Comandante
Guarapux Maximus (guarapo máximo). En mi hacienda y bajo mi techo no se
hablará jamás de reformas y mucho menos de distensión para con el
enemigo imperialista; estos dos últimos señalamientos son
fundamentalmente -claro está- para los inquilinos más inmovilistas de la
casa de gobierno.
En cambio, para el resto de mundo la noticia es otra: el "cálido"
abuelito simula ser un pacifista, y trata de erigirse como una especie
de Quijote resucitado que vuelve a treparse sobre Rocinante dispuesto a
librar una batalla más contra los malvados gigantes. Gigantes que como
todos sabemos, no son más que inofensivos molinos de viento.
La nueva batalla del comandante no es otra que la de la preservación de
la paz mundial (jo!, quien lo diría). Con una desfachatez sin límites,
el vetusto y desgastado guerrillero casi le exige a Obama que evite un
conflicto nuclear con Irán, mientras que el país que él -por casi 50
años- gobernó se cae a pedazos. Que ironía, que la petición venga del
pirómano, que durante la crisis de los mísiles no vaciló en decirle a
los soviéticos: lancen los cohetes primero, que aquí hay 6 millones de
cubanos dispuestos a inmolarse por el socialismo (todavía no sé cómo
logró él encuestar tan diligentemente a esos 6 millones de compatriotas).
En realidad, a Fidel Castro, al igual que el Hitler derrotado del bunker
de Berlín, le importa un comino la suerte de sus semejantes, él, al
igual que su mentor ideológico austriaco, piensa que si no pudo lograr
sus objetivos, pues que entonces el mundo es un sitio muy imperfecto al
que es mejor darle candela, incendiarlo para hacerlo desaparecer, ese es
su verdadero afán, el Armagedón.
Por fortuna, ni el tiempo, ni las circunstancias y mucho menos el pueblo
de Cuba acompañan al comandante en su última cabalgada. Éste Quijote
defenestrado por una "revuelta intestinal", no alcanza a percatarse en
medio de su locura, que va montado al revés sobre su caballo y que su
tiempo ya pasó. Su decrepitud, su narcisismo y por ende su falta de
autocrítica, no le permiten darse cuenta que ni está tan sano y lúcido
como quiere aparentar, ni que casi nadie le toma en serio; no son pocos
los que por estos días se mofan del reaparecido "Zombi en Jefe".
Entre tanto, los cubanos de a pie no tienen la menor de las intenciones
de retomar la construcción de túneles subterráneos o salir a buscar
paraguas antimisiles. Los compatriotas isleños tienen otras penurias o
premuras más concretas que resolver, como la alimentación, el
transporte, la vivienda o simplemente largarse de aquel manicomio a como
de lugar. Ay Fidel, Fidel, después de tanto profetizar y retar te
estrellaste en un fracaso; hoy Cuba dista mucho de ser lo que alguna vez
le prometiste.
Al final de la jornada, una cuota considerable del preconcebido y
anhelado "hombre nuevo"prefirió -ante el desastre nacional- refugiarse
en los brazos del "enemigo" tío Sam y no en el regazo del "magnánimo"
papaíto Fidel. Otra parte de los desengañados sobrevive o malvive en
aquella desdichada isla haciendo uso de la doble moral, mientras que la
parte más digna de la sociedad ha asumido estoicamente la difícil y
desigual lucha de la oposición abierta y pacífica.
En medio de la tragedia tampoco faltan los que le imprimen un toque de
humor a nuestra catástrofe, así, tras esta última aparición belicosa del
máximo líder, algunos pícaros ya se han apresurado a desempolvar una
seudo-consigna de la que el comandante se hiciese acreedor por allá por
el 2005, luego de que realizara una magistral disertación sobre la
puesta en marcha y utilización más eficaz de la olla arrozera:
¡Cocinero en jefe ordene! ¡ordene sobre esta olla!, que vamos a seguir
comiendo soya, si el imperialismo no viene.
Lo de la sorna y el alboroto no es para menos, especialmente si se tiene
en cuenta que, no todos los días resucita un muerto.....y mucho menos un
muerto como este.
PS: que conste que no soy anexionista.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=29329
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