El necesario desarrollo de una sociedad civil en Cuba no es una cuestión
política, sino una condición indispensable para que la nación siga
existiendo.
Dimas Castellanos, Madrid | 05/03/2010
Si aceptamos que la sociedad civil es un sistema interrelacionado de
asociaciones, espacios públicos, derechos y libertades que constituyen
la base del intercambio de opiniones, de concertación de conductas y de
toma de decisiones de los ciudadanos en asuntos políticos, económicos,
sociales o culturales, sin más autorización que las que emanan de las
leyes, entonces en Cuba no existe esa institución y en la actualidad,
más allá de los irrealizables sueños totalitarios, es imposible avanzar
en ningún ámbito social en ausencia de la sociedad civil..
Por qué Cuba, un país occidental, donde a pesar de las indiscutibles
injusticias sociales existentes, se había avanzado en materia de
derechos cívicos y políticos hasta conformar y poner en vigor en 1940
una Carta Magna para la época, que sirvió de sustento a todas las luchas
cívicas y políticas, incluyendo a los revolucionarios que tomaron el
poder en 1959, carece de tan vital institución.
La sociedad civil cubana tuvo sus raíces en los reclamos que la naciente
oligarquía criolla habanera de la primera mitad del siglo XVIII hiciera
a través de su ideólogo José Martín Arrate, quien impugnó, desde fuera
del poder, el lugar que su clase social ocupaba dentro de la sociedad
colonial; en la labor del padre Varela desde la Cátedra de Constitución
del Seminario San Carlos, a la que llamó cátedra de la libertad, de los
derechos del hombre; en José Antonio Saco, que desde la Revista Bimestre
Cubana generó un debate forjador de conciencia cívica; en Domingo
Delmonte quien, al prohibirse la revista, encontró en las tertulias la
forma de continuar esa labor sin permiso de las autoridades coloniales;
y en José de la Luz y Caballero quien se consagró a la educación cívica
como premisa de los cambios sociales.
Fue al culminar la Guerra de los Diez Años que, resultado del conjunto
de libertades que España concedió con el Pacto del Zanjón, la sociedad
civil tuvo sus primeras manifestaciones legales. Las libertades de
prensa, reunión y asociación permitieron el surgimiento de periódicos,
partidos políticos y asociaciones, gracias a lo cual, a pesar de la
prohibición de enarbolar las ideas independentistas, se fue creando un
entramado cívico que se reflejó en el inicio de la Guerra de
Independencia de 1895.
Con el nacimiento de la República en 1902, la sociedad civil cubana se
expandió por todo el país y por todos los sectores sociales. Un
creciente número de asociaciones y medios de prensa escrita, radial y
televisiva participaron en influyeron en todos los asuntos nacionales. A
pesar de ese crecimiento entre la segunda mitad del siglo XIX y primera
mitad del siglo XX, la sociedad civil no alcanzó la madurez suficiente
para impedir el giro del proceso revolucionario de 1959 hacia el
totalitarismo.
En enero de 1959 la Constitución de 1940, que debía ser restablecida,
fue transformada sin consulta popular, para conferir al Primer Ministro
las facultades de Jefe de Gobierno y al recién creado Consejo de
Ministros, las funciones del Congreso; mientras los mandatos de
gobernadores, alcaldes y concejales fueron extinguidos, los órganos
judiciales disueltos y los magistrados y jueces separados de sus cargos.
En Febrero de ese año, días después que Fidel ocupó el premierato, se
introdujo la siguiente modificación constitucional: "Corresponderá al
Primer Ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con
el Presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado
de los ministros, los propios de los respectivos departamentos".
Una vez que fueron sustituidos los reformistas y conservadores del
gobierno por revolucionarios, la crisis entre el Primer Ministro y el
Presidente condicionó la renuncia del segundo. Desde ese momento el
Primer Ministro contó con un Presidente y un gabinete bajo su control y
con plena autoridad para juzgar, legislar y gobernar. En el mismo 1959,
desaparecidos los partidos tradicionales, las organizaciones
revolucionarias iniciaron un proceso de unión que culminó en 1965 con la
fundación del Partido Comunista de Cuba.
Igual suerte corrieron el resto de las asociaciones que existían antes
de 1959. El diverso movimiento juvenil desapareció para dar paso a la
Unión de Jóvenes Comunistas; las asociaciones femeninas se convirtieron
en la Federación de Mujeres Cubanas; las asociaciones de estudiantes
universitarios en la FEU, las de nivel preuniversitario en la Unión de
Estudiantes Secundarios; el movimiento obrero pasó a ser controlado por
el Partido Comunista; la Asociación de Hacendados de Cuba, la Asociación
de Colonos de Cuba, la de Cosecheros de Tabaco y la Asociación Nacional
Campesina desaparecieron para dar lugar a la Asociación Nacional de
Colonos, la que luego pasó a denominarse Asociación Nacional de
Agricultores Pequeños; la Autonomía Universitaria, refrendada en la
Constitución de 1940 desapareció con la Reforma Universitaria de 1962.
La prensa, cuya historia se remonta a 1790 con el Papel Periódico de La
Habana, contó con múltiples órganos de prensa durante la República:
Alerta, Noticias de Hoy, El País, Excélsior, La Calle, Prensa Libre,
Diario de La Marina, El Mundo, Social, Bohemia, Carteles y Vanidades,
entre otros devino en los actuales órganos oficiales. De igual forma la
red radial que ubicó a Cuba en cuarto lugar en estaciones de radio a
nivel mundial y la televisión, inaugurada casi inmediatamente después de
los Estados Unidos, pasaron a ser monopolio del Estado.
El tiro de gracia se produjo en marzo de 1968 cuando la "ofensiva
revolucionaria" barrió los "últimos vestigios del capitalismo". Esta vez
los perjudicados no fueron las empresas extranjeras ni la burguesía sino
todo aquel que tenía un medio de vida independiente: bodegas, barberías,
cafetería, reparadoras de calzado y puestos de venta de fritas fueron
barridos del escenario cubano.
El argumento principal que el gobierno ha esgrimido para la sostener la
ausencia de libertades ha sido el conflicto con los gobiernos de Estados
Unidos, con un saldo negativo para la sociedad cubana atrapada en medio
del conflicto. La elección del demócrata Barack Obama, con una
plataforma de cambios que incluye una nueva política hacia Cuba,
representa un contundente golpe al inmovilismo, cuyo principal sostén ha
sido y sigue siendo la amenaza exterior.
A pesar del cuadro descrito, como ningún sistema social es eterno, en
Cuba habrá cambios. Los cubanos no tenemos opción: se inicia el
movimiento desde ese estado, con esas precariedades y con el cubano de
hoy, o se renuncia a ser nación.
Este artículo es publicado con motivo de la conferencia Blogging for
democracy, en la que participó el autor. El evento se celebró el jueves
4 de marzo en el Parlamento Europeo, en Bruselas, y contó también con la
intervención de Manuel Desdín, fundador de Cubaencuentro.
¿Sociedad civil en Cuba? - Artículos - Opinión - cubaencuentro.com (5
March 2010)
http://www.cubaencuentro.com/es/opinion/articulos/sociedad-civil-en-cuba-230420
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