Cincuenta años de presos «plantados» en la finca de los Castro
ÁNGEL PUERTA
Actualizado Sábado , 06-03-10 a las 11 : 26
Paradojas de la vida, tan sólo por unas horas la muerte del preso
político cubano Orlando Zapata Tamayo no coincidió con el tercer
aniversario del fallecimiento en el exilio del mítico «plantado»,
víctima también de la represión castrista, Mario Chanes de Armas, el
recluso político que soportó la mayor permanencia en prisión por
defender sus ideas: treinta años de reclusión, es decir, tres más que el
cinematografiado Nelson Mandela.
La muerte de Zapata, el pasado 23 de febrero, tras su paso por las
prisiones castristas ha traído, una vez más, a la palestra el ya manido
y cínico discurso del régimen cubano negando la existencia de presos
políticos y, por supuesto, de torturas. Un discurso que sigue contando
con una cohorte de palmeros de la izquierda más rancia de Europa y de
América, aunque poco a poco va perdiendo el compás. Han cambiado los
nombres y las circunstancias, pero el sistema sigue siendo el mismo. El
mismo que en 1960, o sea hace 50 años, inició el proceso que llevaría a
la cárcel a Chanes de Armas, compañero de Fidel Castro en el asalto al
Moncada, en la lucha de ambos contra la dictadura de Batista; el mismo
que treinta años después, tras su salida de prisión, exponía a ABC
Chanes de Armas en su casa de las afueras de La Habana, y el mismo que
se ha llevado por delante a Orlando Zapata Tamayo, o sea, la dictadura
tiránica de los hermanos Castro.
«Gusanos» o «mercenarios»
Apenas tres meses después de haber cumplido sus 30 años de condena, allá
por septiembre de 1991, Chanes de Armas comentaba a ABC: «Nunca en mi
vida vi un nivel de pobreza tan grande como el que existe en estos
momentos en La Habana». Era la misma queja que se sigue repitiendo hoy
en Cuba 20 años después. Desempolvando los papeles de aquella
entrevista, uno se encuentra entre los caracteres de la vieja Olivetti
que la situación es prácticamente la misma. Su repaso a la actualidad de
entonces, su diagnóstico y hasta su análisis coinciden prácticamente,
coma por coma, con lo que ha ocurrido a hora con Zapata; con la
situación de pobreza del país; con los mecanismos represión y tortura
del régimen; con su exquisito manejo de la mentira y la propaganda y con
su zafio sistema de represión contra cualquiera que incomode a los
Castro y a su «estatus». Sólo han cambiado algunas denominaciones.
Al principio, cualquiera que discrepara era considerado un «gusano» al
servicio de la CIA, hasta que se llegó a un punto en que era difícil
convencer a alguien de que casi dos millones de exiliados cubanos
tuvieran que ser, por interés de los Castro, «gusanos» al servicio del
imperio. Ahora el diario oficial Granma, del Partido Comunista de Cuba,
o sea, del único permitido en la isla, en el «caso Zapata», y en otros
similares, se limita a llamar al desafecto al régimen «mercenario», por
supuesto pagado por embajadas extranjeras en La Habana, y a «mentores
políticos» que le estimularon a que se pusiera en la huelga de hambre
que terminó «minando definitivamente su organismo», porque, según este
diario, en Cuba «nadie desaparece ni es asesinado por la Policía». El
propio Raúl Castro, heredero de la «finca», se hartaba de repetirlo a
los periodistas que acompañaban al presidente brasileño, Lula da Silva,
en su visita de hace unos días a la isla.
Pero la realidad es tozuda. Las fuentes más próximas al disidente cubano
fallecido indican que Zapata Tamayo era uno de los represaliados y
encarcelados de la «Primavera Negra» de 2003. Fundador de Alternativa
Republicana y activista por la liberación de los presos políticos. Tras
su entrada en prisión fue sometido a nueve juicios con una condena total
de 50 años de cárcel, que, después, le rebajaron a 25. En el penal Kilo
8, de Camagüey, donde había iniciado la huelga de hambre, fue castigado
en una de las típicas celdas «tapiadas» del presidio cubano -como Chanes
hace 50 años- y maltratado hasta el punto de que cuando lo llevaron al
hospital su estado era ya prácticamente irreversible, de modo que los
médicos, al parecer, se limitaron a cumplir un protocolo y a «lavarse
las manos» en el asunto para no perder su «estatus». Zapata prefirió
perder su vida a perder su dignidad y se negó a vestir el uniforme de
preso común, pese a que el régimen insista en que se trataba de un
vulgar delincuente y algunos, convencidos, ingenuos o interesados, se lo
crean. Zapata, para la oposición, fue otro "plantado" que luchaba por la
libertad, la dignidad y la democracia.
Eran exactamente las mismas circunstancias que hace 50 años se encontró
Chanes de Armas cuando, en 1960, Fidel Casto ordenó su ingreso en
prisión. Fue el último de los míticos «plantados» de la primera
generación en salir de presidio. Al igual que Zapata, se negaban a
vestirse de presidiarios porque no eran delincuentes comunes, se
limitaban a defender la libertad y la democracia.
Libre en la cárcel
En aquella conversación, Chanes declaraba a ABC: «Yo me he sentido libre
en la cárcel, aunque experimenté la violencia en Isla de Pinos o cuando
se aplicó el plan Camilo Cienfuegos de trabajos forzados, en el que
murieron cuatro compañeros a bayonetazos, otros resultaron heridos y,
desde luego, todos golpeados. Me sentía libre aunque en más de una
ocasión estuve "tapiado", porque expresaba mis ideas, lo que pensaba. En
1989 me propusieron la revisión de la causa, pero me negué porque no
quería la libertad con condiciones, o sea, a cambio de renunciar a mis
principios. Yo era un "plantado" y dormía a pierna suelta porque estaba
a bien con mi conciencia».
No le gustaba hablar de sus años de presidio, de los seis años, entre
1981 y 1987, que permaneció en Combinado del Este sin recibir visitas, O
de que su hijo nació cuando él ya estaba en prisión y no pudo conocerlo
hasta muchos meses después. O que tampoco pudo asistirle cuando a los 27
años moría tras ser ingresado en un hospital cubano. «En esos días
-decía con los ojos inundados de tristeza- me propusieron que podría ir
a verlo si accedía a vestirme de preso común. Querían obligarme a
renunciar a mis ideas, a mi resistencia. No acepté. Primero de todo
estaba mi dignidad como persona».
Lo mismo que Zapata medio siglo después, aunque hay alguna diferencia.
Chanes de Armas había sido desde su juventud un luchador por la libertad
y la democracia. Primero contra Fulgencio Batista. El 26 de julio de
1953 participó en el asalto al cuartel de Moncada, junto a Fidel Castro,
y con él fue encarcelado en Isla de Pinos. Tras un indulto, se marchó a
Miami, hasta que Castro le reclamó para participar desde México en la
expedición del yate Granma para retomar la revolución. El desembarco en
Cuba se produjo el 2 de diciembre de 1956 y en la aventura, además de
Chanes y los Castro, participaban el «Che» Guevara, Almeida, Cienfuegos
y otros compañeros hasta completar una dotación de 82 personas. La
invasión fracasa y Chanes se refugia en La Habana, donde continúa en la
lucha clandestina contra la dictadura de Batista. El triunfo de la
revolución, el 1 de enero de 1959, pilla a Chanes de Armas en la cárcel.
Es liberado y Castro le otorga algunos cargos de responsabilidad.
El mito de la sierra
Chanes comentaba este episodio con cierta sorna. La propaganda oficial
castrista y cierta izquierda europea y americana han mitificado a los
combatientes de Sierra Maestra, o sea al «Che» y a los Castro, pero
Chanes aseguraba que «hubo más víctimas entre los clandestinos de las
ciudades, como aquí en La Habana, que en la sierra». El caso es que se
percató de inmediato de que los planes de los Castro no iban
precisamente por restablecer la democracia en Cuba sino más bien un
régimen totalitario y se fue despegando paulatinamente del régimen. Ya
en 1960, tan sólo un año después del triunfo de la revolución, empieza a
manifestarse abiertamente sobre el peligro que corre la recién
conquistada libertad. Y a comienzos de 1961 Fidel Castro ordena su
ingreso en prisión.
Chanes comentaba a ABC: «Se me acusaba de "conspirar de palabra", de
sabotaje contra la industria y de hacer planes para un atentado contra
Fidel Castro, pero todo es falso». Después de salir de la cárcel retó
públicamente al Comandante a que reabriera su causa y probara las
acusaciones. Nunca se reabrió. Reconocía, eso sí, que «a primeros de
1961 sabía que había algunas personas dispuestas al sabotaje, pero no
las denuncié porque yo me sentía ya traicionado por la revolución que
encabezaba Castro. Entonces ya había círculos revolucionarios que
estaban contra el comunismo, porque es la peor dictadura. Los comunistas
nos criticaban a los revolucionarios cuando asaltamos el cuartel de
Moncada y sabotearon la huelga que convocamos para el 9 de abril de
1958. Y ahora nosotros somos los traidores».
Hay que aclarar que Fidel Castro, entonces, no pertenecía al Partido
Comunista, que por cierto había sido legalizado por Fulgencio Batista,
de ahí las críticas de Chanes de que, al menos, el oficialismo comunista
del momento no fuera demasiado beligerante con el dictador.
«Castro es un enfermo mental»
Finalmente, preguntado por el concepto que tenía del Comandante, Chanes
lo expresaba así: «Mire, Castro se hubiera aliado con Hitler si Alemania
en esos momentos hubiera sido la potencia ganadora de la II Guerra
Mundial. Castro es un enfermo mental. Ha fusilado a cientos de hombres.
Ha encarcelado a miles de personas. En el Combinado del Este la mayoría
eran jóvenes y negros. Si de verdad hubiera sido un revolucionario, hace
rato que habría renunciado al poder. Ha llevado al país a la ruina».
El resto de la conversación, versó precisamente de la situación de Cuba
hace 20 años. Prácticamente la misma de ahora. De la represión, del
miedo, de la pobreza, de las falacias sobre el bloqueo o sobre la
sanidad y la educación, las niñas bonitas de la propaganda del régimen,
que dice que son gratuitas. Chanes lo negaba afirmando que ya la pagaban
con el reclutamiento de estudiantes para la zafra (la recolección de la
caña de azúcar). «Dicen que son voluntarios -concluía- pero el que no va
queda "señalado" y se le cortan todos los caminos».
Cuba: de Chanes de Armas a Zapata - Internacional_Iberoamerica -
Internacional - ABC.es (6 March 2010)
http://www.abc.es/20100305/internacional-iberoamerica/cuba-chanes-armas-zapata-201003051753.html
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