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Thursday, January 07, 2010

Que nos dejen trabajar en paz

Que nos dejen trabajar en paz
Leonel Alberto Pérez Belette

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Nuevos trabajadores por
cuenta propia están surgiendo en Cuba. Las autoridades, asombrosamente,
han dado muestras de tolerancia con el fenómeno, lo que parece indicar
que la política del gobierno al respecto está cambiando sin hacer ningún
tipo de anuncio.

Los transeúntes se quedan atónitos cuando se les acercan obreros, en
medio de la calle, a proponerle su trabajo especializado en diferentes
oficios; la reacción es lógica en un país donde oficialmente casi toda
actividad económica privada es ilegal. Herramientas en mano, albañiles,
plomeros, electricistas y hombres de otros oficios, ofrecen sus
servicios a los interesados. A los cubanos les parece una imagen de otro
país.

Es poco probable que el gobierno, que mantiene una férrea vigilancia
sobre la sociedad, esté ajeno al asunto, dado que la contratación y los
ajustes de precios se realizan entre ambos interesados, en la vía
pública y a la vista de la policía, generalmente frente a tiendas de
recaudación en divisas, u otros lugares con marcada afluencia de
público. Por otro lado, no se trata de hechos aislados, sino de algo
generalizado que se observa en varias ciudades del país.

Con contadas excepciones, desde 1959 el Estado se ha reservado el rol de
empleador único y ha mantenido total control sobre toda la actividad
económica del país. Aunque miles de personas solían intercambiar
prestaciones y productos de forma privada, lo hacían a escondidas y a
expensas de ser multadas o castigadas por la Ley.

La política de cierre y persecución de la actividad económica privada ha
sido nefasta para el país. Como consecuencia, los oficios prácticamente
desaparecieron, y hasta la iniciativa de crear escuelas de artes y
oficios, por parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad, a
instancias del Consejo de Estado, no dio los frutos esperados. La ciudad
se cae a pedazos y la mano calificada escasea, fundamentalmente porque
los obreros no son incentivados y la actividad privada es perseguida.

Raúl Castro, en su discurso de clausura de la última sesión de la
Asamblea Popular Nacional del Poder Popular, afirmó que vendrían cambios
a los que el aparato gubernamental tendría que adaptarse muy rápido;
luego exhortó a los ciudadanos a familiarizarse con el sistema impositivo.
Algunos obreros con los que conversé en la calle coincidieron en que las
aparentes medidas del gobierno encaminadas a liberalizar la actividad
económica son pocas y tibias, aunque también dijeron: "que nos dejen
trabajar en paz, ya es algo".

Noticias/Cuba_Que nos dejen trabajar en paz (7 January 2010)
http://www.cubanet.org/CNews/y2010/07_5_articulo_noticia_cuba.html

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