Jacobo Machover: obsesión por la memoria
By BELKIS CUZA MALE
Especial/El Nuevo Herald
Apesar de ser una figura muy conocida y valiosa de las letras cubanas, 
ampliamente publicado, no conocí a Jacobo Machover (La Habana, Cuba, 
1954) hasta mediados del pasado diciembre, en la presentación de su más 
reciente obra, El libro negro del castrismo, que con espléndidos dibujos 
de Gina Pellón, ha publicado Ediciones Universal, de Miami. La calidez 
humana que se desprende de él se complementa con su dedicación y 
constancia al tema de Cuba. Machover no cesa de mostrarle al mundo los 
horrores de la Revolución Cubana, especialmente a esa izquierda que 
sobre todo en Europa ha ayudado a crear una visión edulcorada del 
castrismo y sus supuestos logros en la educación y la salud.
Con aspecto de profesor francés --más bien, de intelectual francés--, es 
sin embargo tan cubano como cualquier habitante de la isla caribeña que 
lo vio nacer. Y lo ha demostrado en más de una ocasión con la autoría de 
esos libros que desbrozan la idiosincracia de los demonios que avasallan 
hoy a Cuba. La cara oculta del Ché, y recientemente El libro negro del 
castrismo, son documentos de denuncia, pero también de análisis del 
fenómeno castrista y sus consecuencias en las víctimas. Dejemos que sea 
él quien ahora nos permita conocerle en estas respuestas que gentilmente 
me dio. Yo quería ubicarlo, saber dónde y cuándo nace Jacobo Machover, y 
cuáles son los orígenes de su familia.
¿Cómo fueron tus
orígenes?
Yo nací en La Habana y salí de Cuba con mis padres muy pronto --me 
responde--, pocos años después de la llegada al poder del castrismo. 
Nuestro destino fue Francia, donde mis padres, originarios de Polonia, 
habían vivido antes de tener que emigrar para Cuba a raíz de la 
persecución de los nazis y de sus colaboracionistas franceses contra los 
judíos. Lo que ata a mi familia con el judaísmo no es la religión sino, 
más bien, la cultura y la historia. En efecto, buena parte de mis 
parientes (abuelos, tíos y otros), a quienes no tuve la suerte de 
conocer, fueron deportados a los campos de concentración. De ahí surge 
mi obsesión por la memoria, la de los que fueron perseguidos en aquella 
época y lo son en la actualidad, en nuestra isla sobre todo. El exilio, 
para mí, no ha sido más que la continuación de un largo acontecer, no 
por ello más soportable.
¿Cuándo surge tu vocación como escritor? ¿Qué otras profesiones has 
ejercido o ejerces actualmente?
Yo siento la escritura como una necesidad vital, no sólo para mí, sino 
también para darles la palabra a los que no la han tenido. Son voces que 
me convocan, como una pesadilla recurrente a la que hay que darle un 
exutorio. He escrito desde siempre, como periodista o testigo, a la vez 
en español y en francés, con el objetivo de dar a conocer lo que pasa en 
Cuba y en otros lugares donde la gente lucha por su libertad. Soy 
catedrático en la Universidad, la de Aviñón en estos momentos, y doy 
clases en algunas escuelas superiores en París. Mi trabajo académico 
está orientado hacia Cuba. En él intento mostrar lo que se escondía tras 
el ``sueño revolucionario'' cuando, al mismo tiempo, se estaban llevando 
a cabo un sinfín de ejecuciones, mientras muchos escritores y artistas, 
cubanos y extranjeros, aplaudían. Eso me lleva a plantear la cuestión de 
la responsabilidad de los intelectuales y de la persecución a la que 
fueron sometidos algunos de ellos por su intento de desafiar al régimen, 
entre los cuales están Heberto Padilla y tú misma.
¿Has escrito alguna vez poesía o ficción?
Entre mis ficciones y mis ensayos, no hay mayor diferencia. He intentado 
siempre darle un toque poético a las historias que cuento, que surgen a 
menudo de mi propia memoria o de la de mis antepasados. Por los títulos 
te puedes dar cuenta de ello: hay una novela, Memoria de siglos, y un 
libro de cuentos, El año próximo en La Habana. También me he dedicado a 
la crítica literaria, particularmente en lo que concierne la literatura 
contemporánea, con un ensayo académico titulado La memoria frente al 
poder. Escritores cubanos del exilio: Guillermo Cabrera Infante, Severo 
Sarduy, Reinaldo Arenas. A lo que más me he dedicado, sin embargo, es a 
la revolución desde el punto de vista de sus víctimas, con un volumen 
titulado La dinastía Castro, con el objetivo de quebrar los mitos 
creados alrededor de sus líderes, vivos o muertos, particularmente 
Guevara, sobre quien he publicado en la editorial Planeta un ensayo, La 
cara oculta del Che, para acabar con la leyenda y restablecer la verdad 
sobre los crímenes del personaje, en los tiempos en que estaba al mando 
del Tribunal Revolucionario y del pelotón de fusilamiento en La Cabaña.
En El libro negro del castrismo, has logrado lo que pocos en un texto de 
denuncia a la dictadura. Tu prosa, fresca y ágil, enlaza las anécdotas 
de sus protagonistas con la esencia histórica de esas vidas, y el 
resultado es no sólo un libro que atrapa al lector, sino que ha de 
quedar como documento testimonial, esencial para conocer lo que estaba 
pasando en
sordina.
Desde hace más de 25 años me he dedicado a recoger testimonios de 
víctimas del régimen castrista en todas sus vertientes: los ex-presos 
políticos plantados, los intelectuales marginalizados y censurados, los 
confinados en la UMAP, los balseros y otros fugitivos, y de los que aún 
resisten a la opresión, periodistas y bibliotecarios independientes, 
Damas de blanco, es decir de la otra Cuba, no la que muestra la 
propaganda. En El libro negro del castrismo hay cerca de cincuenta 
testimonios, recogidos en entrevistas individuales o colectivas. Son 
muchos los que faltan. El volumen es parte de un trabajo que tendrá su 
prolongación, seguramente, cuando Cuba sea libre y los que no han podido 
contar su propia historia, por fin, se la puedan gritar al mundo.
¿Qué escribes actualmente y qué planes tienes para la próxima década que 
acaba de comenzar?
Mis proyectos de escritura van por el mismo camino de siempre: el de una 
denuncia constante del castrismo. Ya vendrá el día, espero, en que me 
pueda volcar más hacia la elaboración literaria, siempre a partir de los 
recuerdos más profundos, los que tengo guardados en mis adentros, para 
poderlos soltar con menos rabia, con mayor esperanza.
Segura estoy de que Jacobo Machover tiene aún mucho que escribir y sacar 
del alma, de esos recuerdos que lo acompañan siempre como fieles 
servidores de su obsesión por la memoria. •
BelkisBell@Aol.com
Jacobo Machover: obsesión por la memoria - Artes y Letras - 
ElNuevoHerald.com (17 January 2010)
http://www.elnuevoherald.com/galeria/artes/v-fullstory/story/629362.html
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