[21-05-2008 11:37 UTC] Por Gonzalo Núñez
Con su primera novela, Todos se van, Wendy Guerra ganó el premio
Bruguera, lo que significó una revolución en su vida. Gracias a eso, ha
viajado por varios países, promocionándola. Ahora está en Praga para
presentar la edición en checo de un libro que habla de la cotidianidad
en la Cuba castrista y que se basa en sus diarios de niñez.
Wendy Guerra es una de las voces más representativas de la nueva
narrativa cubana. Todos se van, su obra más famosa, hace alusión al
masivo éxodo que enfrenta la isla, pero ella permanece allí, dispuesta a
aguantar hasta el final.
Por tozuda, quizás. O porque, tal vez, refugiada en su arte, puede decir
cosas que otros no pueden. Y aunque prefiere hablar de literatura, es
imposible que allá donde vaya, la gente no le pregunte por los actuales
cambios que vive su país.
"Los viejos están como muy acostumbrados a ese oscuro esplendor que
vivimos ahí y los jóvenes sí quieren algún cambio, económico sobre todo,
pero no sé si Raúl Castro va a hacer esos cambios. Yo no estaría muy
segura porque no se trata de una persona ajena al gobierno que hemos
tenido por 50 años, así que tendríamos que ser muy ingenuos para pensar
que una varita mágica le tocó la cabeza y le cambió la vida a Raúl. Yo
no creo que va a haber grandes cambios, no como aquí".
Wendy Guerra (Foto: autor) Wendy Guerra (Foto: autor)
Sí dijo creer que el cambio podía venir desde dentro de la sociedad
cubana y se puso a sí misma como ejemplo. Por eso ella prefiere quedarse
en Cuba, aunque su novela no pueda circular libremente allí.
"Tengo la esperanza de que el cambio lo vamos a hacer nosotros con
fuerza, por ejemplo que yo haya podido escribir este libro y puedo
entrar y salir, en esos cambios sí creo, pero en los cambios estos que
llegue McDonalds o que la gente pueda salir libremente y entrar, no lo
creo".
"Es fuerte porque, tú sabes, leíamos a (Milan) Kundera en Cuba
escondidos y la realidad de la antigua Checoslovaquia para nosotros era
muy común, nos entendíamos muy bien con esa realidad porque nos estaba
ocurriendo. Muchas respuestas que mi madre no me daba me la daban los
libros de Kundera, las películas que luego se hicieron, como La
insoportable levedad del ser y para mí es una sociedad que conozco por
los dibujos animados, por las películas infantiles y entonces para mí es
muy serio que se proyecte todo esto aquí".
Nacida en 1970, en La Habana, Wendy Guerra es licenciada en cine. Su
último trabajo en ese campo fue durante el rodaje del filme El
Argentino, de Steven Soderbergh, que cuenta la vida de Ernesto Che
Guevara, con Benicio del Toro de protagonista. "Fui la instructora de
cubano de Benicio del Toro, así que tenía que andar gritándole la
pronunciación al oído, pero como él es portorriqueño, nos entendimos
bien", contó.
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