Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - Aquel caluroso miércoles de 
agosto de 1991 llegó a la puerta de mi oficina en la Dirección de 
Cultura.  Sudado, con una sonrisa de oreja a oreja en su cara africana y 
barbuda.  Mario Tosta abrió los brazos y sin tomar descanso me dijo:
  -Los comunistas echan pa´tras. Los rusos están ganando. Se jodió el 
golpe de estado. Lo esta diciendo Radio Martí. Vamos a mi casa a oírla.
Mario Tosta y muchos cubanos escuchan Radio Martí desde hace 23 años con 
el propósito de encontrar información veraz y actualizada, y de burlar 
la férrea censura impuesta por el gobierno.  Para eso,  la mayoría tiene 
que desandar el empedrado camino de la interferencia de las ondas 
radiales para apagas la señal de la libertad.
En un principio no fue así. Algunos escuchábamos la emisora con 
curiosidad, buscando lo diferente o prohibido. Un segundo paso fue el 
rechazo al enfoque de noticias a las cuales no estábamos acostumbrados. 
El tercer nivel fue aprender a valorar cada información. El último paso 
fue darnos cuenta que con Radio Martí estamos mejor informados.
Un momento importante en estos 23 años fue cuando la emisora se propuso 
promover la cultura nacional a través del rescate de programas de radio 
trasmitidos durante la republica, la promoción de artistas del exilio o 
de obras alternativas creadas dentro de la isla. Así ganaron audiencia 
programas humorísticos como la Tremenda Corte, musicales de Celia Cruz, 
Willy Chirino y entrevistas a artistas radicados fuera de la isla.
Algo que concede una gran audiencia es el segmento dedicado a las 
Grandes Ligas. Entre el público femenino la radio novela Esmeralda tuvo 
gran impacto.
Pero no todo brilla en Radio Martí.  Aun puede ser una emisora mejor. 
Un puente más amplio entre los que habitan en la isla y la libertad.
Un radioescucha me hizo las siguientes sugerencias:
1- Excesiva ideologización de los comentarios. Comparable a Radio 
Rebelde, pero inversamente proporcional.
2- Periodistas con problemas de dicción (gagos) o que abusan de las 
muletillas. Sobre todo algunos invitados, residentes en los Estados Unidos.
3- Poca participación de los periodistas de la isla.
4- Voces viejas. Muchos de los locutores, periodistas o "analistas" de 
la emisora son personas mayores de 50 y hasta mayores de 70. Lo que 
influye no sólo en la voz, sino en los comentarios y enfoques.  Hay 
ausencia de optimismo o visión creativa sobre la política nacional.
5- La promoción de Televisión Martí por la radioemisora puede parecer 
risible, toda vez que los esfuerzos para que sea vista la señal 
televisiva en la isla no resultan efectivos.
6- La excesiva descripción de la represión y las torturas del régimen 
sobre los demócratas y la sociedad civil, contribuye a su denuncia 
constante, pero también a promover el miedo dentro de la población.
7– No existe programación para el segmento de publico joven por debajo 
de los hasta 30 años.
No obstante, el saldo positivo es superior, a pesar de la competencia 
con emisoras prestigiosas como Radio Nederland, La Voz de América o 
Radio Exterior de España. Todas con un alto índice de audiencia.
Esto provoca en Radio Martí la búsqueda de incentivos para llegar con 
más calidad al público cubano, y reafirmarse como la voz de la libertad.
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