2008-02-07.
Dr. Darsi Ferrer
La Habana, 5 de febrero de 2008.
Cubanos:
Propuesta de Salvación Nacional es una invitación sincera a todas las
personas que se esfuerzan por alcanzar una alternativa de solución para
Cuba. Ofrece la negociación como la vía de alcanzar los cambios que
urgen a la sociedad, pues, hasta hora, nuestros reclamos resultan
inefectivos por la falta de consenso.
No se trata de un proyecto nuevo, está claro que recurre a una
aspiración compartida por muchos desde hace años. Ejemplo de ello lo
constituyen intentos anteriores como el Proyecto Varela, el Congreso de
la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil, Concilio Cubano y otros.
Surge por el grave peligro que se cierne sobre nuestra Nación. No
avanzamos a una transición como algunos quieren hacernos creer, sino que
cada día el Gobierno provoca mayor acumulación de problemas sociales, va
perdiendo la capacidad de gobernar y empuja a la sociedad al caos, a la
anarquía y al estallido social.
El planteamiento de la creación de una Mesa de Negociaciones responde a
la necesidad de sentarnos en calidad de iguales, sin condiciones previas
de índole política, ideológica o partidista. Exhorta a que empecemos por
escucharnos, solo así lograremos entendernos y conciliar una ruta común,
ya que aunque andamos por caminos diferentes partimos del mismo ideal:
la libertad y la democracia para nuestro pueblo.
En ningún momento se propone la posibilidad de dialogo con el Gobierno,
no por escépticos sino por realismo. El Gobierno demuestra
cotidianamente que no tiene ninguna intención de dialogar con la
disidencia ni con el pueblo, se mantiene reticente a cualquier medida de
apertura y opta por el continuismo, a pesar de no contar con soluciones
a los males sociales que engendró con la imposición del modelo totalitario.
Analistas políticos vaticinan variados escenarios de salidas a la crisis
cubana. Para algunos la solución saldrá del Gobierno. En este sentido,
se especula de la implementación de reformas al estilo del modelo chino.
También, de luchas de facciones del poder y hasta se habla de la
posibilidad del golpes de estado de parte de los militares. Otros
aseguran que la inminente muerte del Sr. Fidel Castro será el evento que
desencadene inevitablemente la transición.
El mensaje de la Comunidad Internacional es que la libertad de Cuba está
a las puertas, que es prácticamente un hecho. Del exilio llegan llamados
a que el pueblo se tire para la calle, que rompa las cadenas del miedo y
mediante la desobediencia civil termine con la opresión.
Hay quienes le achacan la culpa de que no acabe esta tragedia a la falta
de un líder de la disidencia que encabece las propuestas de la oposición
y que guíe a la población descontenta a presionar la salida de la
tiranía del poder.
Debe tomarse en cuenta que todas estas "salidas" tienen como denominador
común el factor de la espontaneidad. Responden más a los anhelos de
solución que al potencial del que disponemos realmente.
Bajo el mando interino del Sr. Raúl Castro en vez de señales de apertura
lo que se han adoptado son medidas draconianas que ahogan aún más a la
población, principalmente a la clase trabajadora. No hay indicios de la
existencia en el Gobierno de ningún "Gorbachov", respaldado por
seguidores con poder. El mando militar disfruta de amplios privilegios y
el nivel de comprometimiento con la cúpula gobernante ofrece poco
estímulo a traicionar a sus iguales.
El Sr. Fidel Castro político murió hace año y medio, aunque unos viven
de apelar a su cadáver y otros caen en la trampa de no entender que de
ese Sr. solo queda un anciano incapacitado física y mentalmente de modo
irreversible.
No se conoce hasta el momento de la existencia de una hoja de ruta ni de
un plan trazado por la Comunidad Internacional que nos asegure la
libertad y el tránsito a la democracia. Algunos gobiernos o
instituciones intentan servir de mediador o facilitador de los cambios
ante el gobierno cubano. Realmente y a pesar de sus esfuerzos el avance
ha sido poco o nulo en este terreno.
La población cubana tiene una dependencia absoluta del Estado en todas
las esferas de la vida. Para peor situación no cuenta con información
más allá de la doctrina oficialista, y resulta casi imposible hacer
llegar elementos alternativos a amplios sectores sociales por la falta
de medios y la censura y represión de las autoridades. Por tanto, la
mayoría de los cubanos carece de referencias comparativas para una
cultura democrática.
En estas condiciones, unido a otros factores vitales como el miedo, la
miseria y la desesperanza, resulta difícil que el pueblo se sume
conscientemente a un llamado a la desobediencia.
El caudillismo está bien arraigado a los males de la Nación. Quizá se
debe pensar que en vez de un líder, la disidencia cuenta con varios y
ello motiva la desunión y el empuje para direcciones distintas, lo que
minimiza su fuerza y credibilidad.
La historia reciente de otras naciones que transitaron del totalitarismo
a la democracia demuestra que el factor decisivo para los cambios
resultó la institucionalización de una propuesta coordinada, viable y
llamativa, que vincule amplios sectores sociales y los enfoque en una
misma dirección y no las acciones individuales. Tal es el caso de la
Mesa Redonda en Polonia y Carta 77 en la antigua República de
Checoslovaquia. En ambos casos la institucionalización de las
respectivas propuestas fue decisiva, por encima de la meritoria acción
individual de Lech Walesa y de Václav Havel.
El control del poder por la tiranía se basa en los mecanismos represivos
y la implantación del terror. En algún momento la población superará el
miedo paralizante por cualquier evento espontáneo y, con ello, puede
desatarse el odio y el rencor reprimido durante años y llegar a la
venganza incontrolable, con consecuencias impredecibles.
Bajo la amenaza que vivimos resulta más peligroso aún la pasividad o el
conformismo con la solución espontánea. La oposición, que ha asumido la
vanguardia dentro de la sociedad, debe replantearse su rol desde una
perspectiva realista, objetiva. Es hora de que se logre conciliar una
salida entre todos. De presentar con el esfuerzo coordinado una
propuesta que cale en la población, que resulte atractiva a los
indiferentes y apele al potencial de cada persona. Que la población la
identifique como su alternativa.
La pasada farsa electoral representa un claro indicio de la ilegitimidad
del Gobierno y de que los opositores, disidentes e inconformes suman una
elevada cifra a tener en cuenta, por contar con el potencial suficiente
para constituirse en fuerza política representativa de la sociedad.
Los que detentan el poder son un reducido grupo de personas muy activas,
desalmadas, ambiciosas en extremo y con un alto nivel de crueldad, que
además gozan de grandes privilegios a costa de la discriminación del
resto de la población a la que arrastran a la total miseria. Muchos de
estos personajes tienen sus manos ensangrentadas. Su principal
estrategia para gobernar es la improvisación y el uso del atraco
mediante leyes injustas.
En una "elección" donde participa un solo partido político con una lista
única de candidatos no hay posibilidad de abstención, pues se vota a su
favor o por lógica se está en contra. Cerca de un millón de cubanos
rechazó abiertamente al sistema según estadísticas oficiales, entre los
que no asistieron a votar, los que anularon la boleta, los que no
acataron la política del voto unido y los que echaron la boleta en blanco.
El Gobierno intencionalmente privó del derecho al voto a los 100 mil
cubanos que mantiene cumpliendo misiones fuera del país. También
conculcó el derecho a votar de los 3 millones que residen fuera de Cuba.
La Ley Electoral vigente solo inhabilita a los enfermos mentales y
reclusos, el lugar de residencia no se estipula como una limitante al
ejercicio de este derecho elemental.
Un grupo ínfimo de diputados de la Asamblea Nacional es el único que
tiene derecho a votar por quien nos representará como jefe del Consejo
de Estado y de Ministro el próximo 24 de febrero. El pueblo no es
consultado para decidir legalmente si apoya o no a quien lo dirige al
frente del país.
Estas razones unidas al millón 200 mil quejas de inconformidad en las
asambleas de los centros de trabajo reconocidas por la oficialidad, más
el descontento manifestado públicamente en las calles, transportes,
casas, por la mayoría de la población respecto a la actual política que
no satisface las imperiosas necesidades de la población, es sobrado
motivo para ver la exigencia de un Plebiscito como un derecho que
merecemos y que nos daría la posibilidad a todos de ser protagonistas en
la búsqueda de solución a nuestras vidas, con la mera decisión
particular de estar o no de acuerdo con quien sea designado por otros
como líder de la Nación.
La Propuesta de Salvación Nacional implica un gran reto, prácticamente
un imposible, pero al menos es un intento sano de considerar una posible
vía de solución ante el drama hasta hoy inamovible que sufrimos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=13889
No comments:
Post a Comment