Ni faisanes, ni hongos, ni melocotones
Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba - Mayo (www.cubanet.org) - Sin duda que Cuba, bajo el
castrismo, tiene el número uno en realizar experimentos que se disuelven
como azúcar en la leche, porque no se ven sus resultados. Cuando la
zafra de los diez millones me visitó mi tío político, José Antonio
Domínguez, lamentándose y casi llorando, porque la Asociación Nacional
de Agricultores Pequeños, ANAP, lo obligaba a eliminar sus excelentes
cultivos de maíz, frijoles, arroz, etc., para sembrar únicamente caña en
su finca Villa Cuca, vieja propiedad de la familia y situada en la
localidad de Remedios, provincia Villa Clara.
Mi tío protestó hasta donde pudo, alegando que sus tierras no eran
buenas para la caña, que carecía de esa experiencia. Pero ni modo. La
orden había sido dada desde arriba y el resultado fue que la zafra de
ese año fue un rotundo fracaso.
Viene esa anécdota a mi mente porque los experimentos agrícolas
continúan, y de qué manera. Ahora resulta que según manifiesta Adolfo
Rodríguez, director del Instituto Nacional de Investigaciones
Fundamentales de la Agricultura Tropical, INIFAT, en toda la Isla,
comenzando por Pinar del Río y terminando en la provincia Granma, las
plantaciones de melocotones son todo un éxito.
¿Dije melocotones? Eso dije. Sin embargo, no se ven, como tampoco los
faisanes de la granja Caimitos, en la Habana, que lleva 43 años de
creada, a pesar de que la población cubana jamás ha podido disfrutar de
esa carne, dicen que deliciosa. En julio de 2004 el canal 6 de la
televisión cubana divulgó un reportaje de la granja de faisanes,
aclarando que su fundadora y promotora había sido la difunta Celia
Sánchez Manduley, mano derecha del ex jefe de estado.
Las iniciativas no se quedan ahí. También se ha tenido noticias de
serios proyectos con especies de bambú altamente maderables. Después del
18 de septiembre de 2005, cuando se dijo en la prensa oficialista que su
producción era capaz de brindar altos volúmenes de madera en un corto
plazo, nada más se ha sabido.
¿Y qué decir de aquel otro proyecto entre Cuba y algunos organismos
internacionales, dado a conocer en junio de 2003, que se inició en 1989?
Proyecto que tenía como fin incorporar hongos comestibles a la dieta de
la población cubana e incrementar la calidad de la misma dado el alto
índice de proteínas y vitaminas que poseen dichos hongos. Jamás se han
visto hongos en los agros mercados y mucho menos se han distribuido a
través de la libreta de racionamiento.
Ahora se dice que como el INIFAT orientó a cada provincia sembrar una
hectárea de melocotoneros, se da por seguro que pronto veremos y
melocotones en nuestra mesa. ¿O serán sólo para el turismo?
Este árbol, de vida relativamente corta, considerado nativo de China, se
cultiva no sólo en todas las regiones templadas, sino también en las
subtropicales. En Cuba esto se descubrió hace unos meses.
¿Llegaremos a probar el melocotón cubano? Si desde hace casi medio siglo
de castrismo han desaparecido las maravillosas y tradicionales frutas
cubanas como el anón, la guanábana, el caimito, el níspero, el canistel,
el marañón, la chirimoya, la ciruela, el mamoncillo, la grosella y
muchas otras, ¿cómo soñar entonces con los melocotones o duraznos, y
pensar que podremos acariciar su suave y aterciopelada piel, saborear su
desconocido y exótico sabor?
El INIFAT se ha olvidado que los cubanos preferimos nuestras frutas, las
que nos enseñaron a comer nuestros abuelos, las que valen el ojo de la
cara, cuando por casualidad, o de puro milagro, podemos encontrar alguna.
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