Esta semana participé en Alemania en una conferencia sobre el futuro de
Cuba. Me invitaron organizaciones como la Konrad Adenauer, Gente en
Necesidad y el Comité por la Democracia en Cuba. Asistió también gente
muy distinguida como Vaclav Havel, quien fue primer ministro de la
República Checa; Lech Walesa, ex presidente de Polonia; Luís Alberto La
Calle, ex presidente de Uruguay; Rexhep Meidani, ex presidente de
Albania; Mart Laar, ex primer ministro de Estonia, entre otros
intelectuales y líderes de Europa y América Latina. Tuve el honor de ser
el invitado por Venezuela.
¿Quién paga eso?
Mi primera sorpresa al llegar a la conferencia fue que había una
manifestación de unas doce personas. Lo increíble es que quienes
protestaban tenían banderas venezolanas y cubanas Mientras nos gritaban
a los participantes: gusanos, traidores y terroristas. Daba risa y
dolor. Risa porque pensé en lo flojo y artificial que resulta ver a un
puñito de burócratas viviendo la vida sabrosa en Berlín y protestando
con fotos de Chávez y Fidel. Pero al mismo tiempo me dio tristeza por el
pueblo cubano y venezolano: por qué no compran así sean arepas con esa
plata y alimentan, así sea por un día, a algún venezolano o cubano que
no tiene que comer.
Cuba y Venezuela en la encrucijada
Este año será crucial para el futuro de Cuba y Venezuela. Por una parte,
la muerte de Fidel debe significar una oportunidad de oro para abrir la
sociedad cubana a un sistema de libertad y justicia social plena. Por el
otro lado, las reformas que nuestro Presidente quiere hacer a troche y
moche (como la reelección indefinida, la partidización de las Fuerzas
Armadas, la ideología en las escuelas, entre otras) deben ser una
oportunidad para decirle al gobierno con claridad: no queremos que
Venezuela sea una segunda Cuba.
Espejo roto
Yo no quiero que lo que vive Cuba sea un espejo de lo que vaya a vivir
Venezuela. Por eso insisto lo importante que es este año para nuestro
país. Este es un año para pensar primero en Venezuela. No podemos
aceptar que nuestro gobierno le haya dado en regalos a un régimen como
el cubano más de 7.500 millones de dólares y que en Venezuela le pague a
casi 40.000 cubanos un sueldo con tanto desempleo y que además le regale
petróleo, casas y electricidad a Cuba, cuando en Venezuela se vive en la
oscuridad.
julioaborges@gmail.com
http://www.eluniversal.com/2007/05/01/opi_3457_art_cuba-y-venezuela_01A861909.shtml
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