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Monday, April 09, 2012

Los deambuladores

Los deambuladores
Lunes, 09 de Abril de 2012 04:43
Escrito por Julio César Álvarez

Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) Hay que reconocer que
las autoridades cubanas tienen estilo para no llamar nunca al pan, pan y
al vino, vino.

Resulta que ahora, por obra y gracia de la revolución cubana, los
mendigos pasaron a llamarse deambuladores.

Deambular es pasear, vagar, caminar sin dirección fija. Al menos eso es
lo que dicen los diccionarios. En ninguno se lee que signifique mendigar.

De todas maneras no hay que alarmarse tanto, pues este es el único país
en el mundo donde se hace más con menos, y donde se convierten las
derrotas en victorias. Así que convertir a los mendigos en cualquier
cosa menos en lo que realmente son, no es algo que escandalice ya a los
cubanos.

Antes de la llegada del Papa, más de quinientos de estos mendigos fueron
cazados por toda La Habana con tácticas propias del personal de
zoonosis: encontrar al perro callejero y sacarlo de circulación.

La mayoría de ellos asediaban los lugares donde la moneda de compra era
el peso convertible. Sus tácticas iban desde pedir la limosna
directamente hasta tratar de convencer al posible donador de que la
limosna era para un pariente enfermo de cáncer.

Pero no todos intentaban ganarse la vida asediando diariamente los
locales de ventas en divisas. Algunos de ellos, cuando no pedían
limosna, intentaban obtener su sustento, o más bien satisfacer su
fantasía de vendedor ambulante, de un modo original, como los
"cuentapropistas" de la calle Carmen, frente a la conocida Plaza Roja,
en el municipio Diez de Octubre.Este grupo de mendigos intentaba vender
de todo: libros ajados, muñecas sin brazos, zapatos sin cordones,
trastos viejos.

El vendedor de periódicos de la esquina de 23 y L, cuando el asunto de
la limosna no marchaba bien, intentaba vender periódicos con uno, dos y
tres días de atraso. "Para culos necesitados", según él.

Se comenta en la calle, porque de esta recogida de mendigos no se le ha
informado a la población, que los concentraron en un pabellón del
Hospital Psiquiátrico de La Habana, más conocido como Mazorra, y que,
ahora que ya el sumo pontífice se marchó, le exigirán a los familiares
cercanos, en caso de que los tengan, que cuiden de ellos.

Oscar reside en el municipio San Miguel del Padrón. Tiene un hermano
alcohólico. Hace días que no lo ve, y tampoco sabe si lo recogieron en
la redada. Su hermano destina todo su dinero a comprar bebida, y cuando
no tiene, entra en la casa y sustrae artículos de valor. Ante los
reiterados robos y la imposibilidad de tenerlo bajo vigilancia todo el
día, Oscar optó por no dejar entrar más a su hermano en la casa hasta
que no se desintoxique.

"Yo tengo que trabajar. No puedo estar pendiente el día entero de qué
otra cosa podrá robarme mi hermano. Para la calle, entonces. No me
arrepiento", concluye Oscar.

El problema vendrá cuando los trabajadores sociales o la misma policía
le ordenen a Oscar que tiene que hacerse cargo de su hermano. Aún así,
¿Quién podrá impedir que estos "deambuladores" no vuelvan a la calle en
busca de la moneda dura que necesitan para sobrevivir o para emborracharse?

Para Cuba actualidad: ajuliocesar68@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/3830-los-deambuladores.html

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