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Friday, April 13, 2012

La dignidad de Cuba

La dignidad de Cuba
Viernes, Abril 13, 2012 | Por René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -A los pocos días de finalizada
la histórica visita a Cuba de Su Santidad Benedicto XVI —una figura
pública de talla mundial que no puede ser considerada un aliado del
régimen castrista—, le ha tocado el turno al señor Nguyen Phu Trong,
secretario general del Partido Comunista de Vietnam, uno de los países
más identificados con el actual gobierno cubano.

Tras el recibimiento en el aeropuerto (realizado, por cierto, no por el
general Raúl Castro, que sí se molesta en ir hasta Rancho Boyeros cada
vez que el teniente coronel Chávez llega a La Habana, aunque sea en
visita privada para recibir tratamiento médico), se han realizado todos
los demás actos protocolares habituales en casos como éste.

Se han sucedido el recibimiento formal en Palacio, una entrega de
medalla, entrevistas con el Presidente y otros altos funcionarios,
sendas ofrendas florales a José Martí y Ho Chi Minh, visitas a diversos
centros de interés. En el caso del líder vietnamita han faltado los
actos de masas, como los que sistemáticamente tenían lugar durante la
permanencia en Cuba de aliados de ese nivel, y como los que sí se
realizaron —y en más de una ocasión— durante la estancia en la Isla del
Santo Padre.

El pasado martes, los ciudadanos de a pie, que generalmente le hacen "el
caso del perro" a este tipo de visitantes, se sintieron algo motivados
al anunciarse la donación de cinco mil toneladas de arroz por parte de
la nación indochina. Ese aviso, aunque para los cubanos represente
apenas media libra por persona, despierta merecida atención en una
población atosigada por las carencias de todo tipo, como la nuestra. Ese
regalo merece que hagamos algunas consideraciones.

La historia de Vietnam durante la segunda mitad del siglo XX es bien
conocida. Al término del régimen colonial francés, el país quedó
dividido en dos: el Norte comunista y el Sur de libre empresa y
regímenes autoritarios. Un lustro más tarde, los izquierdistas
sudvietnamitas, con el decidido apoyo de Hanoi, comenzaron la subversión
contra el gobierno de Saigón.

Los Estados Unidos, decididos a impedir la extensión del sistema
comunista, intervinieron de modo destacado con todo su poderío militar y
con el apoyo de varios de sus aliados. Esa conflagración marcó a toda
una generación de norteamericanos y ciudadanos de otras naciones.

En el caso específico del país indochino, el conflicto lo arrasó: Sobre
él se lanzaron más bombas que durante la Segunda Guerra Mundial. El
setenta por ciento de los poblados fue eliminado. Los muertos —en su
gran mayoría hombres jóvenes— se contaron por millones (aunque hay que
decir que de esto los cubanos nos enteramos después, porque las noticias
que publicaba nuestra prensa en esa época sólo mencionaban las bajas del
otro lado…).

Al término del conflicto, tras varios años de ortodoxia económica
estalinista, se inició una política de renovación, que ha permitido un
desarrollo impetuoso. Esto incluye la esfera agropecuaria, que ha tenido
un notable incremento, en particular en lo referente a la producción de
arroz, renglón del que ese país se ha convertido en importantísimo
exportador.

Lo anterior resulta más impactante si tenemos en cuenta que Vietnam
tiene una densidad demográfica de más de 260 habitantes por kilómetro
cuadrado —casi tres veces mayor que la de Cuba—, situación que se ve
exacerbada por las extensas áreas de bosques y montañas que existen en
ese territorio asiático.

¡Y que ese país superpoblado, que en 1959 no podía ni soñar con
compararse con el nuestro y que durante más de un década y media sufrió
una guerra terrible, venga ahora a ayudar a Cuba, en donde, a pesar de
la inmisericorde propaganda castrista, no ha caído ni una pedrada
norteamericana, es algo que, si no es el colmo, se acerca mucho a éste!

Espero que los gobernantes cubanos, al tender la escudilla de mendigo
—¡en esta ocasión nada menos que a Vietnam!— por lo menos tengan el
pudor de prohibirles a sus plumíferos y cotorrones que sigan hablando de
"la dignidad de Cuba".

http://www.cubanet.org/articulos/la-dignidad-de-cuba/

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