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Monday, April 16, 2012

A la caída de la fruta madura

A la caída de la fruta madura
[16-04-2012]
Julio César Gálvez
Ex preso de Conciencia de la Causa de los 75

(www.miscelaneasdecuba.net).- La visita del Papa Benedicto XVI a Cuba
comparte espacio en la prensa mundial junto a la recién finalizada
Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad colombiana de Cartagena
de Indias, los serios problemas económicos que atraviesa Europa, y los
expresos políticos desterrados a España que se encuentran en la calle.
Lo que dijo, lo que hizo y hasta lo que supuestamente aconteció durante
su estadía en la isla y nadie presenció, es motivo de comentarios diversos.

Lo cierto es que los medios informativos tienen comida para varias
jornadas más con estos acontecimientos.

Una intensa y extensa represión contra todo lo que pudiera oler o
suponer empañaría la idílica visión de una isla feliz y tranquila
estancia en la isla al Sumo Pontífice, fue el preámbulo donde fueron a
dar con su osamenta a un rincón de un estrecho, oscuro y maloliente
calabozo cientos de disidentes y opositores cubanos.

Catorce años atrás, 1998, se produjo la primera visita de un Papa a
Cuba. Juan Pablo II tuvo esa prioridad. Anhelos e ilusiones despertó
en sus palabras " Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba "

Más temprano que tarde todo se olvidó y el socialismo tropical cubano
dio tres vueltas más de tuerca para aumentar la desidia, el hambre y la
represión sobre toda la isla.

Esta nueva visita papal deja la certeza y la comprobación – para todos
aquellos que aún no se acaban de convencer – de la alianza secreta entre
los máximos dirigentes de la Iglesia Católica Cubana y la cúpula de la
nomenclatura militar que desgobierna en Cuba, sus eternos enemigos
comunistas. Ambos en busca de intereses muy particulares y de afianzarse
en la cima del poder.

El pueblo, curioso y obligado, pero muy lejos de profesar una fe
católica real y verdadera, -- sólo el 10 por ciento de la población
cubana profesa la religión católica -- acudió y prestó oídos sordos a
las homilías de Benedicto XVI, quien ni siquiera fue capaz de tener dos
palabras para los presos políticos que aún permanecen en las mazmorras
castristas, los hombres y mujeres apaleados y golpeados en plena vía
pública por disentir del discurso oficial o tan sólo un minuto para
escuchar a las dignas Damas de Blanco.

¿Se le olvidó? ¿No tuvo tiempo? Es lamentable. No pudo tener ni
siquiera un minuto, más sí pudo disponer de más de media hora para
estrecharle la mano y escuchar lo que el Diablo tuvo a bien contarle.

Tras su partida, más golpes, más represión, más hambre contra todos en
la isla. Y el espacio brindado, por supuesto, siempre con el
consentimiento del régimen, a muchos oportunistas y arribistas de ambas
orillas – católicos y ateos – de impartir conferencias, charlas y
discursos de reconciliación, paz y futuros negocios, olvidando más de
medio siglo de una feroz dictadura totalitaria que han conducido al
desastre y la destrucción de todo un pueblo y un país.

¡Nada, padecen de mala memoria! Pero la realidad es que están todos
mezclados como el café y a la espera de la caída de la fruta madura.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35739

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