Un libro del nieto del 'Che' disecciona las entrañas de la realidad cubana
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Octubre 09, 2016
"El país entero es un disco rayado" asegura Canek Sánchez Guevara, nieto 
de Ernesto Che Guevara, en una de las páginas de su libro 33 
revoluciones publicado póstumamente en Francia este año y recién editado 
bajo el sello Alfaguara. El volumen se acerca con una dura mirada a la 
Revolución cubana y a la cotidianidad de la Isla, en la que el escritor 
se sumergió tras pasar su infancia entre Italia, España y México.
Con apenas 12 años, el nieto de Ernesto Guevara e hijo de su primogénita 
Hilda, arribó a su país natal y se dio de bruces con una realidad muy 
diferente a la que había imaginado en el seno de una familia 
marcadamente de izquierdas. "Cada día es una repetición del anterior, 
cada semana, mes, año; y de repetición en repetición el sonido se 
degrada hasta que sólo queda una vaga e irreconocible remembranza del 
audio original", escribió.
Canek no imaginaba, al aterrizar en la Isla, que estaba llegando a una 
realidad a punto de cambiar abruptamente. En la lejana Unión Soviética, 
Mijaíl Gorbachov consolidaba la Perestroika, mientras Fidel Castro 
apostaba por el enroque de una "rectificación de errores y tendencias 
negativas" en la que satanizaban los mercados agrícolas y llamaba a no 
"construir el socialismo con medidas capitalistas".
El nieto del guerrillero se encontró un país en el que "nada funciona 
pero todo da igual", como describió en las páginas de 33 revoluciones . 
De ese encontronazo entre la propaganda y la vida en las calles, se 
nutre el texto que trabajó durante más de una década y que solo vio la 
luz tras su prematuro final, a los 40 años de edad debido a 
complicaciones derivadas de una cirugía cardiovascular.
Amigo de diseñadores, admirador de algunos cantautores que ni siquiera 
se presentaban en locales estatales y metido en la noche habanera hasta 
los tuétanos, Canek era un raro espécimen de "hijo de papá". Si en los 
clanes de comandantes, generales y altos funcionarios, todos se 
enfrentaban por alcanzar las mayores prebendas, el vástago de la hija 
del Che prefería las sombras, hacía todo lo posible por pasar inadvertido.
Había nacido en La Habana en 1974 y era fruto de la unión de Hilda 
Guevara Gadea y del mexicano Alberto Sánchez Hernández, un joven de 
Monterrey que militaba en la Liga de los Comunistas Armados y que llegó 
a la Isla tras secuestrar un avión. Muchos amigos bromearían más tarde 
con Canek sobre el hecho de que sus genes llevaban inscrita la rebeldía… 
pero Cuba ya no era tierra para rebeldes.
En lugar de sumarse al coro oficial, el nieto del Che le hizo honor a su 
nombre que en la lengua de los mayas quiere decir "Serpiente negra" y se 
deslizó silencioso y sin ínfulas por una Cuba donde todas las puertas se 
le hubieran abierto con solo mencionar a su abuelo. Al poder, claro 
está, no le gustó esa fascinación por "los bajos mundos" que profesaba 
el joven, por la gente de a pie, sin grados militares ni hazañas en la 
biografía.
Las historias contadas en 33 revoluciones destilan mucho de eso que el 
autor confesaría en un texto autobiográfico anterior fechado en 2006: 
"Me hice en Cuba: la amé y la odié como sólo se puede amar y odiar algo 
valioso, algo que es parte fundamental de uno". Viviría en la isla los 
años más difíciles del Período Especial, presenció la Crisis de los 
Balseros y en 1996 decidió instalarse en Oaxaca, México, donde 
desarrolló la mayor parte de su trabajo como escritor, diseñador y 
promotor cultural.
Años después explicó que su salida de Cuba obedeció en gran medida a "la 
criminalización de la diferencia", que tenía lugar en su país natal, 
especialmente la "persecución de homosexuales, hippies, librepensadores, 
sindicalistas y poetas", y la entronización de una "burguesía socialista 
(…) fingidamente proletaria", a la que no quería pertenecer ni contribuir.
Este octubre, la noticia de la aparición de su libro en una editorial 
española promete empañar los hipócritas homenajes oficiales que han 
rendido culto a su abuelo dentro de Cuba con motivo de su muerte el 9 de 
octubre de 1967. En los titulares de la prensa oficial se repiten, 
aminorados por las noticias del huracán Matthew, las viejas fórmulas de 
"guerrillero heroico" y paladín de la libertad, que le adjudican a 
Guevara de la Serna.
Sin embargo, basta transitar por las calles de La Habana Vieja para ver 
al abuelo de Canek convertido en un fetiche turístico, rostro que se 
estampa sobre cualquier camiseta, cenicero o falso arte primitivo, para 
vender recuerdos e ilusiones. En cada bar colmado de estadounidenses se 
oye el estribillo de "aquí se queda la clara, la entrañable 
transparencia, de tu querida presencia Comandante Che Guevara", que 
acarrea aplausos y propinas, muchas propinas.
Es la banda musical del fracaso de la utopía. Los acordes gastados que 
se repiten una y otra vez y que el nieto del polémico guerrillero recoge 
con acierto en su libro, donde la vida en la Cuba de Fidel Castro nunca 
pasó de ser eso: "Un disco rayado y churrioso. Millones de discos 
rayados y churriosos. La vida toda es un disco rayado y churrioso. 
Repetición tras repetición del disco rayado del tiempo y el churre".
Source: Un libro del nieto del 'Che' disecciona las entrañas de la 
realidad cubana - 
http://www.14ymedio.com/nacional/Che-Guevara-critica-duramente-Revolucion_0_2087191266.html
 
 
No comments:
Post a Comment