Sector privado: entre el acoso y las promesas incumplidas
JORGE ENRIQUE RODRÍGUEZ | La Habana | 19 de Octubre de 2016 - 11:38 CEST.
El sector privado, al que deberíamos dejar de llamar "cuentapropismo", 
sufre a diario el acoso de la Oficina de la Administración Tributaria 
(ONAT) y la Policía Nacional (PNR), que recurren a un conjunto de 
disposiciones y regulaciones absurdas cuya finalidad parece ser asfixiar 
las iniciativas emprendedoras.
La ausencia de mercados mayoristas que permitan al sector privado un 
abastecimiento regular de insumos a menores precios, convierte a quienes 
gestionan negocios en una suerte de revendedores de los carísimos 
productos de las estatales Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD).
Como indica la periodista independiente Lucía Corrales, "aún cuando los 
datos apuntan a que el grado de satisfacción de cubanos que operan en el 
sector privado es alto, no existen publicaciones que describan con 
exactitud el precio por alcanzar esa satisfacción: la tiranía del 
soborno a que es sometido todo emprendedor".
No basta con oponerse a la llamada "cultura del soborno", dice Corrales, 
"cuando esta es la práctica que impera en el día a día cubano, y tanto 
inspectores de la ONAT como agentes policiales la ejercen con impunidad, 
respaldados por la inoperancia del Ministerio de Justicia".
Pese al crecimiento de las denuncias de procedimientos irregulares de 
inspectores y policías, resulta muy difícil encontrar declaraciones, 
fuera del anonimato, que conlleven a una investigación del fenómeno y 
obliguen al Gobierno a tomar cartas en el asunto.
Poco puede hacer un sector privado que, aunque floreciente y en 
ocasiones satisfecho, adolece de lo que en Cuba se cumple para toda la 
sociedad: la indefensión legal. Sin siquiera tener personalidad jurídica 
—lo que les encierra involuntariamente en un circuito de corrupción— 
resulta lógico que, por regla general, los ciudadanos emprendedores 
prefieran tributar a la "cultura del silencio" por temor a las represalias.
¿Nuevos ricos o ciudadanos emprendedores?
El discurso oficial sobre los emprendedores es engañoso. Por una parte 
les agradece su contribución a la economía, pero por otra fomenta una 
propaganda que implícitamente los convierte en "enemigos del pueblo 
revolucionario" y culpables de muchas de sus miserias.
Los ciudadanos emprendedores enfrentan con frecuencia el repudio de una 
sociedad que sobrevive acorralada entre los bajos salarios estatales, 
los altos precios que impone el propio Estado sobre bienes y servicios, 
y la propaganda que demoniza cualquier indicio "capitalista".
Nombrados en ocasiones como "los nuevos ricos", el sector privado está 
obligado también al "acaparamiento" de productos —por la falta de un 
mercado mayorista— para lograr sostener la oferta en sus negocios.
La consecuente elevación de los precios, tanto en los productos como en 
los servicios ofertados por el sector privado, provoca entonces la 
indignación ciudadana. El reciente estallido de la "crisis de los 
boteros", más toda la propaganda mediática implementada desde el 
Gobierno, fue ejemplo de que la práctica es intentar enemistar a los 
ciudadanos emprendedores con la sociedad.
Yoel, licenciado en contabilidad que ejerce como tenedor de libros en un 
restaurante de Habana del Este, dice que "el sector privado florece, 
prospera y da ganancias, sí, pero acosado por las multas injustificadas, 
el soborno y las promesas incumplidas".
Es bueno saber que más de medio millón de ciudadanos cubanos "conforman 
la fuerza laboral del sector no estatal". Sin embargo, sería imperioso 
conocer también cuál es la cifra de aquellos que se vieron obligados a 
entregar la licencia porque no pudieron superar el acoso y las multas de 
la ONAT.
O cuántos de estos ciudadanos emprendedores tienen margen para la 
creatividad y para no vivir anclados a una "simple economía de 
servicios" que, a largo plazo, es poco probable que pueda rescatar a la 
Isla de su permanente crisis económica.
Source: Sector privado: entre el acoso y las promesas incumplidas | 
Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1476869881_26110.html
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