Los paladares, en la encrucijada para no morir de éxito
LORENA CANTÓ, La Habana | Octubre 18, 2016
(EFE).- Los restaurantes privados, conocidos popularmente como 
paladares, se encuentran estos días bajo la lupa del Gobierno cubano, 
que ha suspendido temporalmente la concesión de licencias por supuestos 
incumplimientos de normas en un sector en auge que ilustra a la 
perfección la nueva economía de la Isla.
"Ha habido un crecimiento muy fuerte en muy poco tiempo y se les ha ido 
de las manos", dijo a Efe la propietaria cuentapropista de un afamado 
restaurante en La Habana, que como numerosos locales se prepara para 
recibir en las próximas semanas alguna inspección de las autoridades.
En Cuba, donde a falta de confirmaciones oficiales la rumorología tiene 
cátedra propia, se extendió hace unos días la alarma entre los 
paladares, y poco después trascendió que los dueños de los locales más 
emblemáticos fueron llamados a una reuniones -por barrios- con 
funcionarios del Gobierno.
Allí se les comunicó que no habrá nuevas licencias para restaurantes 
privados en la capital, y que comenzaba una ronda de severas 
inspecciones para comprobar que en los que ahora funcionan se cumple la 
ley: no más de 50 asientos, respeto a los horarios establecidos y 
aprovisionamiento solo con productos adquiridos con factura en tiendas 
del Estado.
"El ambiente está ahora muy poco claro", indicó a Efe otro propietario 
de un pionero paladar que también pidió mantener su identidad en reserva.
Así las cosas, los cuentapropistas gastronómicos, a la espera de las 
temidas inspecciones, entraron en una espiral paranoica, que ha incluido 
esconder cualquier mercancía no obtenida por vías oficiales y rehacer la 
carta del restaurante para que solo incluya platos y bebidas elaborados 
con ingredientes de los que puedan presentar factura.
Botellas de licores premium que llegaron a Cuba en la maleta, 
ingredientes exóticos o las célebres langostas, casi imposibles de 
adquirir por vías legales y que se compran directamente a los 
pescadores, permanecen estos días bajo siete llaves, a la espera de que 
las aguas vuelvan a su cauce.
El problema es que las regulaciones del cuentapropismo, que formaron 
parte de las reformas económicas introducidas por Raúl Castro en la 
última década, aún tienen grandes vacíos, como la falta de una normativa 
para los trabajadores del sector privado en la isla comunista, o de un 
mercado de abastecimiento para mayoristas.
"Se trata de ordenar un sector que empezó para dar salida a la economía 
familiar y se ha convertido en importante para la economía del país", 
explica la misma propietaria.
Y es que los paladares hace tiempo que ya no son el salón de una casa 
particular en el que la señora de la casa cocinaba para cuatro turistas, 
que así lograban asomarse a la vida cotidiana de una familia cubana.
Los 1.700 contabilizados en Cuba, centenares de ellos en La Habana, son 
restaurantes de estándares internacionales que rivalizan en calidad, en 
decoración original y en servicio, y que desde que comenzó el deshielo 
con EE.UU hace dos años han recibido visitas como las del presidente 
Barack Obama, Madonna o los Rolling Stones.
Pero además de competir entre ellos, también lo hacen con los cubanos de 
a pie en el supermercado, porque otro de los grandes problemas del 
sector es que debe abastecerse en los mismos comercios que el resto de 
la población, a falta de un mercado mayorista cuya apertura estaría solo 
en manos del Estado.
"El acaparamiento de productos crea malestar entre la población, aunque 
no es culpa directa de los cuentapropistas", relata la misma fuente.
En los supermercados estatales -los únicos que existen en Cuba-, Efe 
pudo constatar cómo la cerveza nacional apenas dura una hora en los 
anaqueles, ya que los restaurantes se las llevan por cajones. Igual 
ocurre con los refrescos o con productos como la pechuga de pollo o la 
leche.
Por ello, agrega, los restaurantes privados demandan desde hace tiempo 
un mercado mayorista, que además también beneficiaría a las autoridades 
"porque permitiría un mayor control fiscal a través de las facturas de 
compra".
Otro matiz de la situación, apunta una de las fuentes, es la "especial 
sensibilidad" del Gobierno ante asuntos como la prostitución y el 
tráfico de drogas, vetados y duramente castigados en la Isla, o el 
acceso de menores de edad a lugares donde se sirve alcohol.
La normativa actual solo prevé licencias para restaurantes y cafeterías, 
por lo que amparados bajo esas categorías han comenzado a proliferar 
bares nocturnos, algunos de los cuales han sido clausurados en las 
últimas semanas, aunque esto no ha sido confirmado por ninguna instancia 
oficial.
Source: Los paladares, en la encrucijada para no morir de éxito - 
http://www.14ymedio.com/nacional/paladares-encrucijada-morir-exito_0_2092590722.html
 
 
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