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Sunday, June 05, 2016

Tiananmén - Tumba de la tesis democratizadora del ‘acercamiento’

Tiananmén: Tumba de la tesis democratizadora del 'acercamiento'
Aquella masacre demostró que las dictaduras comunistas con economías
mercantilistas son inmunes a la democracia
Sábado, junio 4, 2016 | Julio M. Shiling

MIAMI, Estados Unidos.- 1989 fue un año importante. La caída del Muro de
Berlín en noviembre fue el emblema que oficializó la extinción virtual
del comunismo soviético. Paradójicamente, cinco meses antes en China, el
comunismo asiático consolidó su modelo innovador de una economía de
mercado mercantilista con un Estado marxista-leninista, a plomo
indiscriminado. ¿Cómo se puede racionalizar esta incoherencia histórica
abismal? La explicación yace en el formulario político diferente que las
democracias aplicaron a estos dos regímenes totalitarios,
particularmente los EE. UU., y los frutos divergentes de dichas acciones.

Para lidiar con la expansión subversiva de la Unión Soviética, los EE.
UU. después de la Segunda Guerra Mundial pusieron en práctica las
políticas norteamericanas de Estado conocidas como la Doctrina Truman y
la Doctrina Reagan. Ambas constituían una postura de enfrentamiento. La
primera se forjó para contener el comunismo soviético. La segunda no se
detuvo en la contención y prosiguió a provocar la reversión del marxismo
internacional bajo el eje de Moscú. El desplome del imperio soviético
que inventó Lenin fue el resultado.

Los comunistas chinos, tan crueles y comprometidos con el
marxismo-leninismo como los rusos, recibieron otro trato de los EE. UU.
a partir del inicio de la década de los 70. La lógica de la discursiva
oficial fue que el acercamiento, en lo político, dividiría el orbe
socialista y que sería más beneficioso tener a los chinos de su lado. La
noción pensada detrás del matrimonio comercial entre China roja y el
Occidente democrático (la parte económica de la tesis) fue que el
contagio del capitalismo anularía la malignidad del socialismo. La
democracia, insistían sus proponentes y defensores, llegaría en unos años.

Lo cierto es que los escépticos estaban en minoría al principio. Después
de todo, la tesis del acercamiento con su principio de que del
entrelazamiento comercial brota la modernidad y con ella una transición
inevitable hacia la democracia, había dado resultados sólidos cuando se
aplicó a dictaduras autoritarias a través de los 70 y 80. Fueron muchos
los que apostaron que dictaduras de corte totalitario no podrían
resistir tampoco la tentación racional del mercado (como si el mercado
fuera propiedad exclusiva de las democracias) y tendrían que sucumbir
ante la fuerza superior del capitalismo. ¡Qué equivocados estuvieron los
que creyeron que el modelo económico tiene primacía sobre el político y
el ético! Treinta y ocho años de evidencia devastadora han falsificado
la aplicabilidad de la política de acercamiento como un agente de cambio
democratizador viable. Los pensadores serios que aún apuestan en la
capacitación del comunismo asiático ("modelo chino") en transitar hacia
mares democráticos, hoy sólo encuentran la hospitalidad intelectual de
un desierto árido y desprestigiado.

La muerte de Hu Yaobang, un reformador que favoreció extender las
reformas al ámbito político, conllevó a protestas estudiantiles. Éstas
iniciaron una corriente que ensalzó las aspiraciones democráticas de
todo un pueblo que interpretó la liberalización económica como una luz
verde para pedir lo mismo en lo político y lo civil. Las manifestaciones
se produjeron en más de cuatrocientas ciudades a través de China. Fue,
sin embargo, en la mítica Plaza de Tiananmén donde más se reflejó ese
deseo de cambio. Durante las más de siete semanas que duraron las
manifestaciones, más de un millón de chinos pasaron y se acamparon en la
plaza. La mayoría eran estudiantes y trabajadores. Esto fue la prueba de
fuego para el comunismo asiático.

Zhao Ziyang fue Primer Ministro del régimen chino (1980-1987),
Secretario General del Partido Comunista Chino ("PCCh") (1987-1989) y
uno de los arquitectos del proyecto llamado "socialismo con
características chinas" ("modelo chino"). Zhao, un colaborador estrecho
de su predecesor a cargo del PCCh, Hu Yaobang, cayó en desgracia con
sus homólogos del Politburó al abogar por reformas que separarían el
Partido del Estado (paso fundamental para quebrar el despotismo
totalitario) y apoyó los manifestantes contestatarios. Al violar el
principio leninista de centralismo democrático, fue separado de su cargo
y sentenciado a quince años de cárcel domiciliaria. Deng Xiaoping,
dictador máximo de China roja, convenció a la élite reaccionaria y
poderosa del PCCh de que sí se podía tener una economía con rasgos
capitalistas, sin tener que prescindir de un Estado dictatorial de
dominación total. La respuesta del régimen despótico de Pekín fue
contundente y bárbaramente cruel.

La movilización del titulado Ejército Popular de Liberación (las fuerzas
armadas chinas) sobre la Plaza de Tiananmén fue mayor de la que se llevó
a cabo durante incidentes bélicos de fronteras con Vietnam, India y la
URSS. Estimados conservadores colocan las cifras de las fuerzas
represivas en alrededor de 250,000 efectivos, que estaban constituidos
en gran medida, por batallones élites y no cuerpos de infantería
regulares. Tiraron con tanques y armamentos pesados de guerra, no con
alternativas menos letales y más aptas para contener a civiles desarmados.

Algunos diplomáticos presentes han estimado que fueron más de mil las
víctimas inocentes. Otros, como Pavel Stroilov, un historiador ruso que
tuvo acceso a los archivos secretos de Mijaíl Gorbachov, coloca la cifra
en más de tres mil. En adición a los asesinados en sangre fría, hubo más
de diez mil heridos y otros incontables miles que fueron arrestados,
desaparecidos o defenestrados. Otra baja, seminal e incalculable, ha
sido la desnaturalización de la ética democrática y la moralidad en el
mundo libre a consecuencia de la consolidación del modelo chino.

La dictadura comunista china, en su ataque desproporcional e
injustificado a la población civil en ese espacio público, fue a la
guerra para preservar integralmente su régimen comunista con matices
económicos capitalistas. Deng fue claro y no engaño a nadie. Desde el
Undécimo Congreso del PCCh en 1978 (cuando se iniciaron las
modificaciones económicas), Deng habló de las nuevas adaptaciones que
buscaba "integrar" al marxismo con "realidades chinas", fortaleciendo
las fuerzas productivas para mejor promover un orden socialista. Todo el
planteamiento del comunismo asiático (modelo chino) fue diseñado para
coexistir con la ideología marxista y simplemente desarrollar la
capacitación productiva y así impactar sus relaciones, pero todo dentro
del contexto ideológico del marxismo. Tomando en cuenta que la meta del
dogma marxista es la conclusión de la alienación, Deng no estaba
discrepando con Marx, Lenin o Gramsci.

Quitando algunos reformadores dentro del PCCh (hoy desaparecidos o
invisibles), los que se han confundido con el modelo chino no han sido
los comunistas de Pekín. Los errados han sido los políticos, los
intelectuales y los empresarios demócratas (y otros más) que
confundieron las reformas económicas con cambios sistémicos.
Naturalmente, los intereses mercantiles del Occidente aportaron mucho
para que este producto fraudulento Made in China fuera empaquetado para
mermar inconsistencias morales de la realidad en China con las
expectativas democráticas que prometieron. Esas siete semanas entre
abril y junio de 1989 en China, evidenciaron la consolidación del
fatídico modelo del neocomunismo que vemos hoy.

La Masacre de la Plaza de Tiananmén aquel 4 de junio de 1989, demostró
la evidencia de la inmunidad al contagio democrático que dictaduras
comunistas con economías mercantilistas poseen. Ahí quedó aplanada, no
sólo la esperanza del pueblo chino y la ética democrática del mundo
civilizado. También quedó acribillada la tesis de acercamiento con
dictaduras totalitarias, con su propuesta de comercio y conciliación,
como mecanismo para facilitar la democratización. Los que aún sostienen
fe en esta fórmula, lo hacen sin ningún respaldo empírico. ¡Ninguno!
Todo lo opuesto. China, Vietnam y Laos, los ejercitantes de este modelo
neocomunista, están más fortalecidos que nunca como regímenes
dictatoriales. Los cubanos harían bien en tener presente el 4 de junio y
la realidad fehaciente e integral de Tiananmén.

Source: Tiananmén: Tumba de la tesis democratizadora del 'acercamiento'
| Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/tiananmen-tumba-de-la-tesis-democratizadora-del-acercamiento/

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