Raúl Castro, 26 de Julio
Lamentable discurso del General/Presidente
La señal más importante para los funcionarios y para ámbito
internacional, es que la dirección política del país, imita el
movimiento del cangrejo
Marlene Azor Hernández, México DF | 29/07/2013 8:40 am
Con su proverbial falta de liderazgo y su pragmatismo revestido de la
fuerza bruta, nuestro General/Presidente, nos regala un discurso el
pasado 26 de Julio, que bien podría haberse pronunciado treinta años
antes, en ocasión de alguno de los más de 15 huracanes que han azotado
la Isla en su último medio siglo.
Un homenaje al "mito fundacional", tomado con pinzas y que no le dice
nada al 80 % de la población cubana, una referencia al último huracán,
con promesas que no se cumplen y un recordatorio a todos los presentes
de que la unidad, descansa en la fuerza militar del ejército. Ni el más
mínimo atisbo de democracia, porque lo más importante es conservar el
poder intacto, no perdón, me confundí, la "unidad nacional".
Adam Przeworski nos recuerda una reacción de los burócratas autoritarios
ante la incertidumbre de la democratización que se aplica al caso cubano
"La única lección que extraen de sus fracasos del pasado, es que se
precisa cierto grado de represión adicional hasta que las cosas se
encaminen. Para ellos, racionalidad y democracia son mutuamente
excluyentes"[1]. También señala que la democratización significa para
estos burócratas una derrota ideológica, psicológica y política:
aborrecen la incertidumbre que no les permite comandar el mundo desde su
propia racionalidad y a voluntad. De ahí, desde esta mentalidad, el
Presidente proyecta en su discurso, el futuro de la ciudad de Santiago:
"una ciudad cada vez más bella, higiénica, ordenada y disciplinada". Una
mirada tan militar como su propio cargo.
Nuestro General/Presidente, nos ha regalado un discurso para turistas.
Para todos los turistas en tanto visitan un país detenido en el tiempo,
un país museo con ofertas inusuales que mezclan el yate Granma remozado,
con mojitos, placeres y sexo —que no se permiten en sus países de
origen— y que es en lo que se ha convertido la "excepcionalidad" cubana.
Nosotros los cubanos nos comprendemos de otra manera, pero eso no cuenta
para la mirada del turista común ni se incluye entre las preocupaciones
del Presidente.
También es un discurso para los turistas amigos del gobierno cubano que
como ha sido tradicional, respaldan al gobierno y hacen loas inmerecidas
a sus líderes históricos, pero se olvidan del pueblo cubano que es sólo
un buen telón de fondo o peor, lo hacen responsable de las experiencias
caudillistas después de 1959. Una izquierda que no pierde la oportunidad
para seguir llenándose de lodo ante los ojos de los ciudadanos cubanos.
Ya en estos próximos días tendremos los nuevos chistes populares sobre
el Chong Chon Gang que el Presidente "olvidó" mencionar, o el
contrasentido de la portada del Granma con una foto del consejo de
ancianos bajo el título "Esta sigue siendo una Revolución de jóvenes
como lo fuimos el 26 de julio de 1953", y que debo confesar, me arrancó
una carcajada mañanera.
Bajo este discurso inmovilista, los execrables "actos de repudio" no
cesan. La violencia física y verbal continúa en el mejor espíritu de las
dictaduras latinoamericanas. La misma violencia y el mismo silencio
sobre su accionar. Paralelo al acto homenaje, varias casas de disidentes
fueron asaltadas y sus dueños detenidos en la zona oriental del país.
Dos realidades simultáneas y paralelas en el mismo territorio y sobre el
cual se pretende guardar el mayor silencio, que es el cómplice de la
impunidad.
Desde su proliferación en los años 80, este detestable recurso represivo
del Estado se ha incorporado a la cultura política cubana. Digo que se
ha incorporado porque faltan demasiadas voces nacionales decentes para
que el detestable método sea desterrado definitivamente de las prácticas
políticas cubanas. La violencia del Estado contra sus ciudadanos, que
las envejecidas neuronas del presidente octogenario cubano no logran
conectar con las indisciplinas sociales, con la pérdida de valores, con
los salarios miserables y la ausencia de derechos cívicos y políticos,
no aparece en las reflexiones de sus responsables. Es imposible que un
cerebro octogenario logre discernir su propia obra en el descalabro
nacional. Uno comprende que a esa edad, debería tener el pudor de
retirarse, y pasar a entretener a los bisnietos cosa en la cual, seguro,
sí obtendría algunos resultados.
El relevo, al que alude el Presidente en su discurso está igualmente
desacreditado: ha sido seleccionado por el Consejo de Ancianos, y no
sometido a votación popular, domesticado, repetitivo y falto de
iniciativa personal para que nada se mueva hasta 2018. La erosión de la
figura de Díaz-Canel, ya está en marcha. Por la tendencia observada
hasta ahora, parece que "la actualización" se encamina como cambio
fundamental, a reconocer cada vez más el descalabro nacional y a colocar
"parches remendones" pero no soluciones a los problemas más graves
acumulados en los últimos 23 años.
Yo agregaría al análisis de Adam Przeworski, que los burócratas
autoritarios, necesitan un poco más de represión hasta que las cosas se
encaminen de acuerdo a sus gustos y mientras, en un tiempo que imaginan
inmortal, conservan sobre todo el cinismo de pretender que sus
intervenciones públicas tienen algo de credibilidad.
El Maestro Galileo, me diría: pero se mueve y yo le respondería: en
efecto, la dirección política cubana, insiste en imitar el movimiento
del cangrejo.
[1] Adam Przeworski "Algunos problemas en el estudio de la transición
hacia la democracia" en Transiciones desde un gobierno autoritario
(Buenos Aires: PAIDOS,1988) 97
Source: "Lamentable discurso del General/Presidente - Artículos - Cuba -
Cuba Encuentro" -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/lamentable-discurso-del-general-presidente-289962
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