El campo envenenado
Alberto Méndez Castelló | Puerto Padre | 3 Jun 2013 - 10:49 pm.
El XX Congreso de la CTC ha sido postergado. En el campo, los campesinos
no tienen protección ante plaguicidas, herbicidas, ni ante la tóxica
fertilización nitrogenada.
El vigésimo Congreso obrero ha sido suspendido, qué contrariedad.
Precisamente cuando se nos informó, por la prensa oficial, que para esta
zafra 2012-2013 el central Antonio Guiteras, el mayor productor de
azúcar de Cuba, fue reparado concienzudamente, hemos conocido de forma
extraoficial el estrepitoso desplome de un importante componente del
Ingenio, y que alguien pensaba hablar de esto en el Congreso.
Resulta que el tiempo y la desidia corroyeron las vigas de un pesadísimo
sistema destinado a transformar el jugo de la caña en azúcar, y decenas
de toneladas de acero se vinieron abajo como un copo de nieve.
Afortunadamente, la molienda se mantenía detenida y no había
trabajadores circulando por el área, de por sí muy concurrida.
De mantenerse funcionando el central, es difícil calcular la cantidad de
obreros muertos o heridos, aplastados o quemados por líquidos hirvientes
y vapores industriales llevados al grado de condensación.
Gracias a Dios, no hubo que lamentar víctimas, aunque en realidad
cientos, miles de obreros van muriendo en Cuba todos los días, poco a
poco, calladamente.
Los obreros comienzan a morir cuando al hombre del campo le piden, le
exigen, que produzca más alimentos, y sin dotarlo de botas,
impermeables, guantes y mucho menos una máscara antigás, le ponen en las
manos una mochila cargada con plaguicidas sistémicos o herbicidas
hormonales.
Sin una dieta adecuada ni medios de protección, al cabo de unos años
inhalando la aspersión de productos químicos, o mojándose las manos con
ellos, o derramándoselos en la espalda al cargar las mochilas, puede que
el obrero agrícola comience a sentir síntomas extraños, y puede que se
haga examinar por un médico, y puede que éste le diagnostique una
enfermedad incurable, y puede incluso que sin consultar al doctor el
obrero muera inesperadamente y su muerte se atribuya al alcohol, al
tabaco o a sus carentes fuerzas para cruzar un río.
"Por nada del mundo llevo coles a mi mesa que desde que son posturas ya
están envenenadas", dijo una ingeniera agrónoma a este corresponsal,
ilustrando, a pesar del tan llevado tema de la agricultura ecológica,
hasta qué punto está contaminado el campo cubano.
Es cierto, para el agricultor común es difícil adquirir herbicidas,
funguicidas y plaguicidas, pero no es imposible obtenerlos.
En La Habana, nada menos que de un almacén perteneciente a las empresas
agropecuarias militares, se sustrajeron productos químicos tasados en
cifras millonarias a precios del mercado negro. Téngase en cuenta que
tan solo un litro de un insecticida cuesta mucho más de mil pesos.
Luego, en el campo cubano sí hay tóxicos y obreros sin medios de
protección intoxicándose.
En el anexo de la resolución conjunta número 2 del Ministerio de Salud
Pública y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, de fecha 18 de
diciembre de 1996, se relacionan las enfermedades consideradas
profesionales, las que para ser diagnosticadas los médicos deben tener
en cuenta el nivel, el tipo de exposición, y los antecedentes del
trabajador.
Ocupando los números 5 y 6 del listado aparecen las enfermedades
producidas por el fósforo o sus componentes tóxicos y por la
nitroglicerina u otro ésteres del ácido nítrico.
Sabido es que, junto con el potasio, el fósforo y el nitrógeno son los
mayores componentes en la formulación de abonos completos, y en la
agricultura extensiva, esa que produce millones de toneladas, no se
concibe el incremento de la producción, por ejemplo, de arroz, sin el
empleo de abonos nitrogenados.
Igual ocurre con la caña de azúcar, donde últimamente la fertilización
nitrogenada se aplica en forma amoniacal, mucho más barata y efectiva
para el cultivo, pero sumamente tóxica para el operador de la máquina
que la aplica.
El Estado contempla 29 enfermedades profesionales en las que se incluyen
el ántrax, la glucelosis, la leptospirosis… La intoxicación producida
por plaguicidas ocupa el número 15: "intoxicaciones producidas por
plaguicidas, organofosforados, carbamatos u otros, el riesgo de contraer
esta enfermedad está presente en todos los trabajos u ocupaciones en los
que el trabajador se expone a estas sustancias".
¿Leyeron? El riesgo de contraer esta enfermedad está presente en todos
esos obreros agrícolas sin medios de protección que se ven fumigando el
campo cubano en los reportajes de la televisión nacional o fotografiados
por Granma, órgano oficial del Partido Comunista, "fuerza dirigente
superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los
esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del
socialismo", según la Constitución; o en las imágenes del periódico
Trabajadores, órgano de una Central Sindical que permite a las empresas
emplear a sus afiliados sin proporcionarles medios de protección al
riesgo de sus vidas.
Bueno, la Central de Trabajadores de Cuba ha postergado su XX Congreso.
Disculpen el escepticismo, pero es que ahora vienen a la memoria de este
redactor las palabras del doctor Castro Ruz en el XII Congreso: "Que en
el futuro pocos hombres o nadie tenga la autoridad que tuvimos en el
comienzo de la Revolución, porque es peligroso que seres humanos
dispongan de tanta autoridad".
Sin comentarios. Los mismos que mandaban cuando el XII Congreso, han
dicho ahora a los trabajadores cubanos que deben esperar un poco más
para llegar al XX Congreso, dicen que para discutir con ellos un nuevo
Código del Trabajo. Más les valdría hablar de puestos de trabajo seguros
y de salarios dignos.
http://www.diariodecuba.com/cuba/1370123104_3543.html
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