La tortura como política de Estado
Lunes, Diciembre 3, 2012 | Por Julio Cesar Álvarez
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -El gobierno cubano jamás ha
pedido perdón por las torturas y los maltratos que ha cometido y comete
contra ciudadanos pacíficos.La propaganda gubernamental le ha hecho
creer a muchos que la tortura es sólo sinónimo de las uñas que le
sacaron los esbirros del dictador Fulgencio Batista a los saboteadores
del Movimiento 26 de julio, y no, como la define la Asamblea General de
la ONU: "Todo acto por el cual un funcionario público, u otra persona a
instigación suya, inflija intencionalmente a una persona penas o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de
castigarla por un acto que haya cometido o sea sospechoso de haber
cometido".
La férrea censura gubernamental oculta las denuncias de la oposición
sobre torturas cometidas por funcionarios del Ministerio del Interior,
en las estaciones de policía y centros penitenciarios, sobre todo en
estos últimos tiempos, por lo que muchos cubanos no conocen que esos
lugares son verdaderos centros de tortura, donde los tratos crueles y
degradantes a los reos constituyen la regla y no la excepción.
Los actos de repudio, ordenados por el gobierno contra las decenas de
miles de compatriotas que decidieron emigrar por el Mariel, en 1980, y
en los que se instigó a una parte del pueblo a maltratar y humillar a la
otra parte, son la muestra más tangible de los tratos crueles y
degradantes que el gobierno revolucionario le ha infligido al pueblo de
Cuba.
Esos maltratos y humillaciones colectivos contra ciudadanos indefensos
han respondido a una política del Estado cubano, a lo largo de decenios,
y aún hoy son utilizados de forma sistemática contra opositores al régimen.
Desde Moisés a nuestros días, exceptuando la Inquisición, quizás no haya
otra habido institución que se haya dedicado a la tortura durante tanto
tiempo, y con tanta meticulosidad, en su desafortunada persecución
contra los herejes, homosexuales y blasfemos.
Pero incluso la Iglesia Católica, gestora de la Inquisición, mediante la
figura del Papa Juan Pablo II, pidió perdón por los errores que hubieran
cometido sus torturadores a lo largo de la Historia. En una carta
enviada a sus cardenales, el Papa exhortó a la Iglesia Católica a
reconocer los errores cometidos "por sus hombres, en su nombre".
La soberbia de los gobernantes cubanos no le permite admitir sus
errores, y le ha llevado a declarar que en la Cuba comunista jamás se ha
maltratado a un prisionero. Han querido ocultar la lamentable imagen de
las prisiones cubanas con la propaganda de que la revolución "ha
convertido las prisiones en escuelas", pero sin insinuar siquiera un
reconocimiento público de los maltratos cometidos por sus funcionarios,
por no hablar ya de pedir perdón a quienes los sufrieron.
Los infamantes actos de repudio contra los opositores en la isla, son
parte de una política que se ejecuta diariamente y a la que el gobierno
no parece dispuesto a renunciar, por lo que parece poco probable que
alguna vez se produzca una petición de perdón a las víctimas. Todo
indica que los torturadores seguirán maltratando en nombre de la
"revolución" , a cuanto cubano se oponga a sus designios.
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