Con más miedo que poder
Martes, Diciembre 4, 2012 | Por Leonardo Calvo Cardenas
LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org -Durante varios días
oficiales de la policía política acosaron y amenazaron a los líderes del
Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) a propósito de la
celebración de la tercera edición del foro "Raza y Cubanidad, Cuba
pasado presente y futuro". La idea era limitar, a través de la
intimidación y el chantaje, la participación en el principal evento
cultural y académico de la organización civilista a la ridícula cifra de
veinte personas, cuando esa es más o menos la cantidad de artistas que
animarían la velada cultural de inauguración.
Los líderes del CIR, con ecuanimidad y firmeza, respondieron que no se
someterían a tal imposición que persigue dar una imagen distorsionada
de la dimensión del evento y de la capacidad de convocatoria de la
organización, y de paso avalar el manido discurso de la condición de
grupúsculos de los movimientos opositores, con la comodidad de no
marcarse con el lastre de una acción represiva.
Determinados a no hacer el trabajo de las fuerzas represivas, en la
tarde-noche del viernes 30 de noviembre los líderes del CIR recibieron
en su sede a medio centenar de personas que disfrutaron de una velada
caracterizada por la confraternidad familiar y la excelencia artística.
El acto dejó formalmente inaugurado el evento, con las palabras de Juan
Antonio Madrazo Luna, coordinador nacional del CIR, y sirvió para
presentar los ganadores de los Premios Tolerancia Plus 2012, otorgados
en esta ocasión al movimiento civilista Damas de Blanco, en su
categoría General, a la cineasta Gloria Rolando, en el capítulo Racial
y, por primera vez en su capítulo por los Derechos LGBT, al activista
holandés Kess van Kortenhof, de la ONG Glasnost en Cuba.
La gala cultural contó con la participación de la soprano Yoslainy
Pérez, que deleitó a los presentes con piezas del repertorio lírico y
cancionístico de tres continentes; acto seguido varios integrantes del
proyecto cultural Omni Zona franca entregaron muestras de su emotiva
poesía, cargada de sensibilidad social y experimentación lírica, para
culminar con la magistral actuación del grupo portador de la cultura
haitiana "Misterios del Vudú".
Mientras los participantes disfrutaban del coctel y la gala de
inauguración, en las inmediaciones de la sede del CIR, ubicada en una
céntrica avenida de El vedado, un aparatoso despliegue de oficiales y
agentes de la policía política rumiaban su rabia y soberbia ante la
dimensión del acto. Cubriéndose tras los arboles vecinos, mostrando su
pavor ante las cámaras, logramos ver al auto titulado teniente coronel
Camilo, ya tristemente célebre por su afición a golpear mujeres y
opositores indefensos. Atrincherados en las esquinas, los agentes
impidieron la llegada al lugar de varios invitados, como el activista
pinareño Eliosbel Garriga, los líderes del Club de Escritores
Independientes de Cuba Jorge Olivera y Víctor Manuel Domínguez, y el
secretario ejecutivo del Observatorio Ciudadano contra la Discriminación
(OCD), detenido por segunda ocasión en el mismo día.
Varios inocentes transeúntes y vecinos fueron víctimas de la
desesperación de los agentes represivos, que los detenían y acosaban
causando sorpresa y pánico en personas que nada tenían que ver con la
actividad.
A la mañana siguiente agobiados de cansancio, soberbia y odio, y
encabezados por el ya conocido represor que se hace llamar Tamayo, se
atrincheraron los agentes en la entrada de la sede del CIR para impedir
la celebración de las sesiones de ponencias y debates del Foro. Como
siempre sucede en estos casos, los activistas que se negaron a abandonar
el lugar fueron detenidos por más de treinta y seis horas. En diferentes
estaciones de policía pernoctaron Juan Antonio Madrazo, Eleanor Calvo,
Manuel Cuesta, Rigoberto Rodríguez, Fernando Palacio y Leonardo Calvo.
En sus "conversaciones" sostenidas con varios de los activistas
secuestrados y temporalmente desaparecidos, el señor Tamayo reconoció
que la inquietud e irritación del "alto mando" por la dimensión de las
actividades opositoras se deben a en una supuesta guerra de propaganda
con el gobierno norteamericano –en la cual, como aclararon oportunamente
los activistas, el CIR no tiene nada que ver− que los obliga a limitar,
por la fuerza si es preciso, la dimensión de las actividades opositoras,
para no dar la imagen de una alternativa fuerte y numerosa.
Es difícil comprender como un gobierno que dice representar y estar
respaldado por el pueblo, prefiere manifestar su "fuerza" con una saga
cotidiana de represión e intolerancia, en lugar de mostrar su capacidad
de convivir con las manifestaciones pacíficas de otros puntos de vista.
El gobierno y sus instrumentos vivientes de represión saben muy bien que
sus soberbias bravatas no pueden acabar con la oposición, el franco
diseño de terrorismo de Estado está destinado a sembrar el pánico en la
población, con el propósito de impedir que el rechazo y el creciente
descontento popular se conviertan en disenso y enfrentamiento abierto al
régimen.
De cualquier manera, por más que le duela al gobierno la capacidad de
convocatoria y el alcance de las propuestas del CIR, los agentes
represivos no pueden menos que reconocer el orden, el civilismo y la
altura intelectual de este movimiento, en el cual todos sus líderes
tienen obra –literaria, ensayística o periodística− escrita, que
sustentan editorialmente desde Cuba un proyecto que tanto inquieta a
las autoridades como la revista Islas y el pasado 4 de noviembre han
desarrollado, a través de sus representantes en el exterior, la primera
audiencia pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
CIDH, además de estar nominados al Premio Rey de España de Derechos Humanos.
Todo parece indicar que el reto está planteado. Tamayo y compañía, que
parecen estar bastante "sofocados" por sus jefes, aseguran que no
permitirán que se haga visible la capacidad de convocatoria del CIR. Por
su parte los activistas antirracistas vuelven a reiterar que, sin
abandonar el pacifismo civilista que les caracteriza, no darán un paso
atrás en su propósito de tributar al compromiso contraído con la verdad
y la justicia histórica, con la igualdad y los derechos de todos, sin
distinción.
Al menos por esta vez Tamayo y compañía no se atrevieron a liberar a los
activistas el propio sábado para comprobar qué podía ocurrir el domingo
2 de diciembre, señalado como el día final del interrumpido evento.
Definitivamente no se puede tener tanto poder y tanto miedo.
elical2004@yohho.es
http://www.cubanet.org/articulos/con-mas-miedo-que-poder/
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