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Wednesday, September 19, 2012

Morir por cuenta ajena

Morir por cuenta ajena
Miércoles, Septiembre 19, 2012 | Por Leonardo Calvo Cardenas

LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -Durante muchos años el
gobierno cubano monopolizó con hegemonía exclusiva la economía nacional
llevándola, de la mano de su vocación y necesidad de control total, al
insondable abismo de la ineficiencia y la degradación. Ahora, en medio
de una crisis insoluble en los marcos del fracasado modelo, los
destructores de la economía nacional pretenden pasar a los ciudadanos la
responsabilidad de recomponer, en muy difíciles condiciones, las
maltrechas relaciones económicas de la sociedad.

La revolución liquidó toda la empresa privada, los grandes productores y
comerciantes, los pequeños y medianos empresarios -que habían
construido un patrimonio a base de talento y sacrificio- y los que
ejercían de forma individual los más variados y sencillos oficios y
servicios, muchos de los cuales habían participado y ayudado a la
revolución, fueron despojados a favor del estatismo voluntarista que
agotó las potencialidades productivas del país y transformó a una
economía eficiente y de balance favorable en una economía parásita,
siempre pendiente y dependiente del socio ideológico y benefactor de
turno, sea la extinta Unión Soviética o la convulsa Venezuela de Hugo
Chávez.

Después de agotar todas las capacidades económicas de la nación hasta
dejarnos en la más plena desolación e indigencia, una de las soluciones
espectaculares del gobierno cubano para enfrentar el desastre de su
modelo económico y sobre todo mantener su poder, ha resultado ampliar
las posibilidades legales y jurídicas para la pequeña empresa familiar
conocida como trabajo por cuenta propia.

El estado paternalista y controlador, cuya ineficiente gestión ha
destruido incluso los renglones tradicionales de la economía nacional,
ahora re dimensiona lo que denomina sector no estatal de la economía,
regulando rigurosamente el ejercicio independiente de casi dos
centenares de oficios y actividades comerciales destinados a cubrir los
vacios dejados por la desastrosa gestión gubernamental que ha
descapitalizado al país y forzado el desamparo de cientos de miles de
trabajadores que ya no pueden ser asimilados por las infladas plantillas
laborales oficiales.

Así la capacidad emprendedora del cubano y la necesidad de ver
recompensado el talento y el esfuerzo ha llevado a muchos compatriotas a
correr la aventura del trabajo por cuenta propia, lo que constituye un
reto enorme por las difíciles condiciones en que debe desarrollarse el
complejo empeño.

Los nuevos "empresarios" deben enfrentar su gestión en medio de una
crítica realidad económica matizada por el bajo poder adquisitivo de los
ciudadanos, la escasez y carestía de las materias primas e insumos, que
deben comprar al detalle dada la inexistencia de mercado mayorista, lo
cual aumenta los costos y disminuye las ganancias. Los altos impuestos y
gravámenes se unen a la corrupta expoliación de los insaciables
inspectors, para constituir un permanente dolor de cabeza para los
trabajadores por cuenta propia

En esta nueva etapa se han eliminado algunas restricciones como la
limitación del número de sillas en los restaurantes privados y la
posibilidad de contratar fuerza de trabajo, pero imponen otras
prohibiciones absurdas e increíbles como la que no permite a los
vendedores ambulantes detenerse en la vía publica u ofertar sus
productos en lugares de concentración de personas.

Por otra parte, en lugar de premiar a los nuevos empresarios que
garantizan empleos a los trabajadores desahuciados por el estado, estos
son castigados con nuevas imposiciones: el empleado debe acreditarse y
pagar como si fuera un empresario más, en el colmo de la depredación
confiscatoria el cuentapropista debe pagar por el empleado y este por sí
mismo.

Revisar la lista de oficios y actividades autorizadas mueve al asombro y
la sorpresa, ya que son reguladas figuras como el desmochador de palmas,
forrador de botones, cuidador de baños públicos, cuidador de enfermos,
empleadas domésticas o recolector de materias primas, por solo citar
algunos, quienes deben pagar licencia, impuestos mensuales, declaración
jurada anual y seguridad social.

El nuevo ordenamiento laboral trae también proyecciones preocupantes.
Por imperativos de imagen y necesidad de control y adoctrinamiento
ideológico, las autoridades cubanas se niegan rotundamente a abrir el
espacio a formas no estatales de gestión educacional, un sector que
sufre traumáticas carencias y deficiencias y que a todas luces el estado
no puede sostener con la debida calidad. Las escuelas religiosas o
privadas, de las que el gobierno no quiere oír hablar, serían
supervisadas y guiadas, como en otras partes, metodológica,
disciplinaria y docentemente por el ministerio de educación. Sin embargo
cuando los maestros particulares, autorizados a complementar con sus
repasos la deficiente instrucción recibida por nuestros hijos, cierran
sus puertas ¿cómo pueden saber las autoridades lo que enseñan a sus alumnos?

Con tal valoración no pongo en duda la honestidad y profesionalismo de
los docentes que refuerzan un proceso educacional, que por cierto ya no
es gratuito, para quienes pueden pagar sus servicios, solo quiero llamar
la atención sobre la interesada atrofia estructural impuesta desde el poder.

Otra figura es el llamado Gestor de viajero, lo cual significa dar
licencia a esos muchachos que actúan como guías y acompañantes
independientes de los turistas extranjeros, a quienes las autoridades
han perseguido y acosado durante mucho tiempo. Calificados como
"jineteros" y represaliados bajo la absurda figura de "asedio al
turista", han visto como primero se penalizan y luego se gravan las
relaciones humanas. Con este caso pasamos de la represión más arbitraria
a una autorización que puede amparar la comisión de una amplia lista de
delitos de grave implicación social.

También bajo la sombrilla de esta apertura se ha cobijado una extendida
red de piratería usurpadora de la propiedad intelectual, con los muchos
negocios de reproducción y venta de materiales audiovisuales, con lo
cual el gobierno cubano otorga respaldo legal a una acción penada
internacionalmente.

Así, entre arbitrariedades e inconsecuencias, transcurre el intento de
las autoridades de convivir con el desenvolvimiento independiente de sus
ciudadanos, algo que está en contra de su propia naturaleza y que de
paso reafirma el más rotundo y nunca reconocido fracaso de su largo
experimento de ingeniería social.

La frustración, el recelo y a impotencia es lo que lleva al gobierno
cubano a agobiar a los cuentapropistas con impuestos confiscatorios y
demenciales regulaciones, lo cual junto a las dificultades económicas ha
obligado a muchos atrevidos emprendedores a abandonar esta dura carrera
por la realización personal. A nuestro paso por las calles de la capital
podemos apreciar cuantos de los nuevos negocios han tenido que cerrar
ante el empuje de las presiones y carencias cotidianas. Durante mucho
tiempo la fila para cancelar las licencias ha sido más larga que la
destinada a obtener nuevos autorizos.

Junto a esos privilegiados que pueden al menos intentar soportar los
rigores que impone su afán emprendedor se encuentra la gran masa de
cubanos que sobrevive sin horizontes y esperanzas ante la indolencia e
insensibilidad de un gobierno que parece obligar a todos los cubanos a
pagar una licencia para morir, para al final del año fiscal preguntarnos
por qué todavía continuamos vivos.

elical2004@yahoo.es

http://www.cubanet.org/articulos/morir-por-cuenta-ajena/

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