La paz colombiana y el gobierno de Cuba
Miércoles, Septiembre 19, 2012 | Por Miriam Leiva
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org -El presidente Raúl Castro
sorprendió gratamente a los cubanos el 26 de julio de 2007 con el
reconocimiento de la necesidad de "cambios estructurales y de
conceptos". Las dilaciones de la reforma "sin prisa, pero sin pausa", y
finalmente su reconocimiento de que "estamos al borde del precipicio",
sin anunciar las medidas que podrían evitar la caída, han aniquilado las
esperanzas de la población y la credibilidad del gobierno.
El presidente Juan Manuel Santos sorprendió a los colombianos al sacar
su "llave de la paz", tantas veces mencionada en discursos y
entrevistas, el 27 de agosto, al detallar pormenorizadamente que su
gobierno realizaba desde hacía algún tiempo acercamientos con las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército Popular (FARC-EP)
mediante conversaciones en La Habana. "Los colombianos pueden confiar
plenamente en que el gobierno está obrando con prudencia, seriedad y
firmeza", aseguró. Días antes, había denunciado un correo interno de la
guerrilla ordenando su asesinato. Durante algo más de un mes, el
expresidente Álvaro Uribe estuvo denunciando las conversaciones secretas
y emplazando a su sucesor a pronunciarse al respecto.
A diferencia de las anteriores, estas conversaciones se harán fuera del
territorio nacional: en Noruega y Cuba; continuarán las operaciones
militares y desde su anuncio han neutralizado al alto jefe Danilo
García, al Indio -secuestrador del periodista francés-, a un primo de
la exsenadora Pilar Córdoba, y otros. Las conversaciones tienen límite
de tiempo, posiblemente meses, pues si no se apreciara posibilidades de
acuerdo, se suspenderían. Aunque años atrás, se realizaron encuentros
con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la capital cubana, con
el acompañamiento del país escandinavo, en esta oportunidad Venezuela ha
participado facilitando el traslado de los guerrilleros, y Chile se
incorpora en la nueva etapa. Desde hacía alrededor de un año y medio se
realizaba el proceso exploratorio, que condujo a la suscripción de un
documento marco, por parte de las autoridades colombianas y las FARC.
Las negociaciones comenzarán el 5 de octubre en Oslo y posteriormente
continuarán en La Habana.
Los estrechos vínculos del gobierno cubano con los movimientos
guerrilleros, a los cuales ha apoyado y entrenado durante decenios, lo
convierten en un intermediario conveniente, al tiempo que La Habana
brinda el secretismo y la garantía de seguridad, a cargo de los órganos
de inteligencia, a unos guerrilleros narco-terroristas que no podrían
deambular confiadamente por las calles de otra ciudad del mundo.
Teniendo en cuenta el interés de los altos dirigentes de América Latina
de continuar avanzando en el desarrollo económico y social, posee
especial importancia la solución del conflicto armado en Colombia, que
mantiene un foco de tensión y el desplazamiento de refugiados
fundamentalmente hacia los países fronterizos. En ese contexto puede
comprenderse la acogida a las autoridades de Cuba en el proceso
integracionista de la región.
Muy probablemente las negociaciones colombianas secretas fueron
informadas confidencialmente a los presidentes, lo cual se insertaría en
la concertación entre muy diferentes tendencias ideológicas para
lidiar con el gobierno cubano. En especial los brasileños deben haberlas
entendido como una ventaja para consolidar su primacía en la región, al
tiempo que ampliaron sus ofrecimientos al gobierno de La Habana, urgido
de diversificar sus relaciones económicas y comerciales, así como las
fuentes de financiamiento más allá del benefactor Hugo Chávez. El
gigante se posiciona creando condiciones con vista al futuro, mediante
obras conjuntas como la gigantesca modernización del Puerto de Mariel,
tránsito de los buques vía el Canal de Panamá ampliado y punto clave el
comercio cubano-norteamericano.
Cuba fue admitida en el Grupo de Rio en noviembre de 2008. Los 34 países
de la región, incluidos Estados Unidos y Canadá, en 2009 eliminaron la
suspensión del gobierno cubano por la OEA. Impactó el cambio que
parecía fundamentalmente enfocado a quitar fuelle a los propósitos de
los miembros de Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América
(ALBA) de dictar políticas desde una posición confrontacional, en
particular desarticular la OEA para aislar a Estados Unidos y Canadá.
Los avances continuaron con la presencia de Raúl Castro en la cumbre de
Caracas de diciembre de 2011, para establecer la Comunidad de Estados de
América Latina y el Caribe (CELAC), que otorgó la sede de 2014 y, por
tanto, la presidencia entonces por un año a Cuba y su integración en la
Troika compuesta además por Venezuela y Chile, como anfitrión en 2013.
Esa alternancia evidenciaba el propósito de equilibrar posiciones y
coincide con el tándem formado para las actuales negociaciones
colombianas, lo que habla encomiablemente de las capacidades de
Sebastián Piñera y Juan Manuel Santos.
Además, ahora se comprende mejor las motivaciones de la fina diplomacia
desempeñada por el ejecutivo colombiano para sortear la provocación de
Rafael Correa durante la XI Cumbre de ALBA, en Caracas, el 16 de
febrero del presente año, al exigir la participación del gobierno cubano
en la VI Cumbre de las Américas de Cartagena de Indias en abril, lo que
no pareció contar con la anuencia decidida de Raúl Castro y Hugo
Chávez, así como el breve viaje de Juan Manuel Santos a La Habana el 7
de marzo, para plantear a su homólogo la disposición a invitarlo, pero
que ello dependía del consenso de los participantes, y las declaraciones
comprensivas del general. Se ha conocido que estaban en curso las
conversaciones exploratorias con las FARC en La Habana, y que el
mandatario colombiano obviamente también trató al respecto durante su
visita.
Sin embargo, en el plano interno cubano habría que considerar qué puede
representar la mediación del gobierno isleño en el diferendo colombiano.
Su involucración en un serio problema de derechos humanos y
reconciliación nacional debería repercutir en la aceptación de que son
asuntos igualmente cruciales para Cuba. Pero los propósitos de mantener
el poder totalitario ostentado durante 53 años, cuando se afronta una
crisis económica política y social tan seria, agudizada por las
evidentes contradicciones en las altas esferas, la corrupción y la
creciente descomposición ética y cívica, lamentablemente auguran que la
población continuará sumida en la simulación, convencida de la necesidad
urgente de cambios radicales, aunque todavía encerrada en la solución de
sus problemas existenciales inmediatos y los esfuerzos por lograr una
visa de cualquier país, sin significarse políticamente para poder
recibir el permiso de salida. No obstante, las cuerdas tensadas tienen
un límite de resistencia, de manera que los cubanos podrían hartarse,
con el peligro de una represión de consecuencias sangrientas. Queda
esperar que las fuerzas más sensatas dentro del gobierno prevalezcan.
En todo caso dejarán un país destruido, sin recursos para la inmensa
reconstrucción necesaria.
En el marco exterior, el éxito de las negociaciones de paz colombianas
podría sacar al gobierno cubano de la lista de Estados Unidos de países
que auspician el terrorismo, como opinan algunos analistas, pero eso
sería un resultado ínfimo, sin repercusiones significativas. Mientras
se mantenga la calculada posición de fuerza desde La Habana,
particularmente con el encarcelamiento de Alan Gross, no podrá avanzarse
en la normalización de las relaciones, cuya principal beneficiaria sería
Cuba, ya que entre muchas cosas podría contribuir al intercambio
económico-comercial y las inversiones, incluidas de los
cubano-americanos, y la amplia llegada de turistas. Habría un amplio
flujo de conocimientos, tecnología de avanzada y disminución o
eliminación de la estampida de personas en un país donde la miseria no
podrá ser detenida por una población decreciente y envejecida.
Igualmente se requerirá una actitud más abierta hacia la Unión Europea y
otros países.
Desafortunadamente, muy poco puede esperarse de los países
latinoamericanos y caribeños que dan la espalda al pueblo cubano,
centrados en sus intereses propios.
http://www.cubanet.org/articulos/la-paz-colombiana-y-el-gobierno-de-cuba/
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