'Cuántos más tendrán que morir' en huelgas de hambre, preguntan 
intelectuales en una carta
DDC
Madrid 07-02-2012 - 3:59 pm.
Denuncian 13 casos de presos políticos fallecidos en las cárceles de la 
Isla por esa causa desde 1966.
Un grupo de 35 intelectuales residentes en Estados Unidos, varios países 
de América Latina y la Isla han hecho pública una carta en la que 
alertan sobre las muertes de presos políticos cubanos en huelgas de 
hambre y critican las prácticas del régimen para desacreditar las 
protestas de los disidentes encarcelados.
La carta está firmada por académicos, escritores, periodistas, 
sindicalistas, empresarios, médicos, abogados y otros profesionales que 
preguntan "cuántos más tendrán que morir" en las mismas circunstancias 
en que lo hizo el disidente Wilman Villar Mendoza el pasado 19 de enero.
Recuerdan que el fallecimiento de Villar, tras unos 50 días en huelga de 
hambre, ocurrió menos de dos años después del de Orlando Zapata Tamayo, 
también en un largo ayuno.
"Si bien se trata del segundo caso de un luchador cívico que ofrece su 
vida mediante una huelga de hambre (…) no son los únicos presos 
políticos que, bajo un régimen que intenta ocultar y silenciar todos sus 
desmanes a través del monopolio de los principales medios de 
comunicación y el férreo control represivo, han muerto mediante esta 
forma de protesta, una de las pocas —y muchas veces la única—, que les 
queda", dicen en la carta.
Enumeran trece casos "documentados" de presos políticos fallecidos en 
huelgas de hambre desde 1966:
—Roberto López Chávez, de 25 años de edad, murió el 11 de diciembre de 
1966 en la prisión de Isla de Pinos.
—Luis Álvarez Ríos, de 31 años, murió el 9 de agosto de 1967 en la 
prisión Castillo del Príncipe, La Habana.
—Francisco Aguirre Vidarrueta, murió en septiembre de 1967 en la prisión 
Castillo del Príncipe, La Habana.
—Carmelo Cuadra Hernández, murió el 21 de julio de 1969 en una prisión 
de La Habana en huelga de hambre.
—Pedro Luis Boitel, de 34 años, murió el 25 de mayo de 1972 en la 
prisión Castillo del Príncipe, La Habana.
—Olegario Charlot Spileta, murió el 15 de enero de 1973 en la prisión de 
Boniato, Santiago de Cuba.
—Enrique García Cuevas, murió el 23 de mayo de 1973 en la prisión 
provincial de Pretensado, Las Villas.
—Reinaldo Cordero Izquierdo, murió el 21 de mayo de 1975 en una prisión 
de Pinar del Río.
—José Barrios Pedré, murió el 22 de septiembre de 1977 en una celda de 
máximo rigor en la prisión Pretensado, Las Villas.
—Santiago Roche Valle, de 45 años, murió el 8 de septiembre de 1985 en 
la prisión Kilo 7, Camagüey. Sufrió un paro cardíaco.
—Nicolás González Regueiro, de 42 años, murió el 16 de septiembre de 
1992 en la prisión de Manacas, Las Villas.
—Orlando Zapata Tamayo, de 42 años, murió el 23 de febrero de 2010. 
Horas antes de su muerte lo llevaron al Hospital Clínico Quirúrgico 
Hermanos Ameijeiras en La Habana.
—Wilman Villar Mendoza, 31 años, murió el 19 de enero del 2012 en el 
Hospital Juan Bruno Zayas de Santiago de Cuba, a donde había sido 
trasladado desde una celda con baja temperatura de la prisión de máximo 
rigor de Aguadores aquejado de una severa neumonía.
De acuerdo con los firmantes, en la mayoría de los casos los presos 
políticos no recibieron atención médica o se les proporcionó demasiado 
tarde.
"¿Cuántos más tendrán que morir para que el régimen cubano acepte al 
menos lo más elemental que se le ha pedido en estas huelgas: el respeto 
a la vida, la integridad de la persona humana y su dignidad?", preguntan 
los autores de la carta.
"Wilman Villar Mendoza no hizo huelga de hambre para que el país 
regresara al capitalismo ni para que los gobernantes cubanos renunciaran 
a sus cargos o efectuaran reformas constitucionales, sino para que se 
corrigieran las violaciones procesales perpetradas en su caso. En un 
país con un mínimo de respeto a los principios de un Estado de Derecho, 
hubiese podido apelar exitosamente, ya que su condena tiene visos de 
ilegalidad y represalia política", añaden.
Critican que, al igual que en el caso de Zapata Tamayo, el Gobierno 
lanzó "una campaña difamatoria" contra Villar Mendoza, calificándolo de 
"recluso común" y atribuyendo su encarcelamiento a "un escándalo público 
en el que agredió y provocó lesiones en el rostro de su esposa".
La versión oficial "ha sido difundida por todos los medios de 
comunicación cubanos (…) por lo que las pequeñas hijas de Villar Mendoza 
—de cinco y siete años de edad— han estado expuestas a oír semejante 
injuria sobre su padre", señalan los firmantes.
Recuerdan que Maritza Pelegrino Cabrales, viuda del opositor, ha negado 
las acusaciones del régimen y pedido que se le permita aparecer en los 
medios de comunicación de la Isla para refutarlas.
"Si Villar Mendoza fue procesado por un delito común y la fecha en que 
cometió ese supuesto abuso doméstico según la versión gubernamental, fue 
el 12 de julio, ¿por qué se le encarcela cuando participa en una 
manifestación pacífica el 14 noviembre, es decir, cuatro meses después 
de los hechos que se le atribuyen?", preguntan los firmantes de la carta.
"Es comprensible que incluso el Gobierno cubano niegue que en verdad 
realizara una huelga de hambre, incapaz de explicar cómo es posible que 
los dos últimos hombres que murieron acudiendo a ese recurso extremo, 
tachados por ese Gobierno de delincuentes, tuvieran el valor de llevar 
hasta las últimas consecuencias semejante acto en defensa de sus 
derechos. Ningún malhechor, carente de ideales y de principios, es capaz 
de realizar tal sacrificio", afirman.
"Pero aún aceptando la versión gubernamental, esas autoridades deberían 
explicar en qué condiciones carcelarias se encontraba el prisionero para 
que, sin que medie un ayuno prolongado, fuera susceptible de contraer 
'neumonía severa'", advierten.
"Quienes se arrogan el derecho de hablar en nombre del pueblo, no tienen 
otra alternativa que calificar a estos luchadores de delincuentes, 
cuando, ante el empuje de ciudadanos pacíficos donde predominan las 
personas más humildes y sobre todo mujeres y negros, no pueden continuar 
adjudicándoles los epítetos tradicionales de 'agentes del imperialismo' 
o 'vendepatrias'", dicen los autores del texto. "El Gobierno cubano no 
puede admitir que quien comienza a erguirse gallardamente exigiendo sus 
derechos, no es otro que el propio pueblo indignado".
No comments:
Post a Comment