Rogelio Fabio Hurtado
Marianao, La Habana, 19 de septiembre de 2011, (PD) ¿De quién hemos
aprendido los cubanos, aparentemente tan jacarandosos, ese grosero
maniqueísmo, que se convierte en la más repugnante intransigencia
respecto al que nos objeta? Se manifiesta tanto allá como aquí, no
importa lo pacífico, lo inofensivo que parezca el discrepante, ni el
escenario, sea la Quinta Avenida de Miramar o la calle 8 de Miami. Basta
que no aplauda, que no repita el estribillo del escandaloso coro. Ahora
le toca al melodioso músico bayamés Pablo Milanés enfrentar lo que antes
sufrieron Gonzalito Rubalcava, Rosita Fornés y otros artistas.
El caso de Pablito, sin embargo, incluye unas características inéditas:
a la campaña de los grupúsculos más ruidosos de la extrema derecha
miamenses se ha agregado un refuerzo inesperado: los combatientes de la
ciberguerra oficialista, desde tres frentes: el propio Miami, España y
La Habana.
Los combatientes verticales hicieron todo lo que estuvo a su alcance por
impedir su presentación, desde embadurnar los posters que lo anunciaban
en las calles de Miami hasta pulverizar CDs frente a su cuartel general
oficioso, el Restaurant Versalles de la Calle 8 – escándalos aparte, un
sitio donde tan bien se está- , en vano.
Ahora no lograron amedrentar a los patrocinadores, como ocurrió con
Rosita, impedida de actuar en el Centro Vasco y el Teatro Gleason de
Miami Beach.
Más de una voz sensata se alzó desde la llamada oposición inteligente
para defender el derecho de Milanés a presentar su concierto en la mejor
sala de la ciudad: el coliseo de la American Airlines Arena de Miami,
sede del equipo de basketball profesional Heats de Miami. Entonces,
saltó el primer ataque, desde el programa radial de Edmundo García, un
presentador llegado allí a fines del siglo pasado, luego de varios años
de acompañar a la animadora de un buen programa de la TV cubana. En un
largo comentario, acusó a Pablito de no estar a la altura
antiimperialista que podría esperarse del trovador amigo de Fidel que
era Pablito. La novedad es que Pablito no se quedó dado.
Sin esperar señas desde la vedadense mansión de Julio Lobo, actual sede
del Ministerio de Cultura, Pablito le fue encima con todo, en una
enérgica y diáfana carta abierta, donde puso en su lugar al farandulero
devenido inquisidor. Instantáneamente, se disparó un barrage de
defensores oficiales de este sujeto, para confirmar la misión de
atizador del encono y del odio entre cubanos que García cumple allí.
No vale la pena reproducir ninguna de las acusaciones disparadas desde
el lado de acá contra el músico. Lo mejor de todo es que ambos
extremismos han coincido, al reaccionar ante la presencia de Pablo
Milanés. Unos le ladran por revolucionario; los segundos lo descalifican
como tal, pues Pablito ha osado concederles una entrevista a Radio y TV
Martí, defender a las Damas de Blanco y no liarse a trompones con Carlos
Alberto Montaner.
En realidad, Pablito Milanés ha tenido el coraje de cantarles claro
varias verdades y de repartir elogios y críticas respectivas, sin
reparar donde la formulaba, porque las verdades lo son por sí mismas, lo
mismo aquí que allá. La conducta habitual es pensar lo que se dice y el
trovador ha dicho lo que piensa, No puedo menos que aplaudirlo, de pie y
con ambas manos.
No es la primera vez que él formula declaraciones desagradables para el
Mando. Incluso, se honró al rechazar adherirse a las sumisas
declaraciones de la UNEAC a raíz de las represalias y el fusilamiento de
los secuestradores de la lanchita de Regla en el año 2003. Hasta el
presente, la prensa oficial ha hecho silencio ante estas actitudes de
hombre libre asumidas por el artista. Esta vez, le abren fuego digital,
mientras en el Granma y en la Mesa Redonda no se dice ni pío.
Digan lo que digan, callen lo que callen, Pablo Milanés ha demostrado
que es todo un bayamés, un cubano de quien puede la Patria sentirse
orgullosa.
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/2268-pablito-milanes-entre-dos-fuegos
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