Friday, September 9, 2011 | Por Aleaga Pesant
LA HABANA, Cuba, septiembre, www.cubanet.org – Antiguamente, las
lloronas acudían al velorio y pasaban la noche en vela sollozando
desconsoladamente, sin tener afecto al difunto. El número de plañideras
presentes en el velatorio, era directamente proporcional al poder del
interfecto y su familia. Acompañaban al cortejo fúnebre hasta la última
morada, en medio de gritos y lamentaciones. Enterrado el cadáver,
recogían su paga y regresaban al pedestre día.
Los sistemas autoritarios y totalitarios mantienen la vieja costumbre de
emplear lloronas, pero sin pagarle, al menos en efectivo. Las imágenes
de las mujeres y los hombres llorando por la muerte de Rafael Leónidas
Trujillo, el tirano de República Dominicana, o de Kim Il Sun, el déspota
coreano, revelan el nivel de teatralidad a que pueden llegar las dictaduras.
Una farsa de este tipo se montó recientemente en La Habana con la muerte
del General de Cuerpo de Ejército, Ministro de las Fuerzas Armadas y
Vice de muchas cosas, Julio Casas Regueiro. El lunes 5 de septiembre,
arreados y transportados por militares, directores de empresas o
comisarios comunistas, una larga cola de cubanos se aprestó a pasar
frente al cadáver del difunto General, en la Sala Sierra Maestra del
edificio del MINFAR. Con "cara de situación" vimos pasar a cadetes y
militares en general, a trabajadores civiles de las FAR, de la
telefónica y Aguas de La Habana, entre muchos empleados del gobierno.
Ninguno de ellos conoció al General en vida y muchos a lo mejor jamás
habían oído hablar de él.
Sí conocían bien al difunto los integrantes de la ultima guardia de
honor. Cinco Generales de Cuerpo de Ejército: Colomé Ibarra, Cintra
Frías, López Miera, Espinosa Martin y Quinta Solás, y el General de
División Rodiles Planas. ¿Cuál de ellos será el nuevo Ministro? Ahí
empieza el problema. Primero, porque el ejército, es la más importante
institución en el sistema cuartelario policial castrista y, segundo,
porque no existe un relevo generacional entre los altos mandos del cuerpo.
Listos los peones para entrar en lidia o, quizás ya decidido pero no
anunciado el sucesor, se perfilan tres hombres. Álvaro López Miera,
jefe del Estado Mayor, Leopoldo Cintra Frías, Primer vice Ministro y
Abelardo Colomé Ibarra, Ministro del Interior, que alcanzó sus grados en
las fuerzas armadas.
Durante muchos años Raúl Castro tuvo como reconocido sucesor a Julio
Casas, quien además se desempeñó como su albacea personal y jefe de la
5ta Sección, encargada de manejar los negocios de los militares. Pero el
difunto deja a cinco hombres en la línea de arrancada, con casi la misma
edad, todos muy comprometidos y sin diferencias fundamentales en sus
hojas de servicios, todas las cuales comenzaron en la guerra civil
contra Fulgencio Batista.
Cualquiera de estos hombres podría ser capaz de dar un sorpresivo golpe
de timón. No por gusto, tres de ellos -Cintra, Quinta y Espinosa-
"abandonaron" hace dos años la dirección de los tres ejércitos (Oriente,
Centro y Occidente) para dedicarse al "lujoso retiro" de vice ministro;
mientras López Miera y Colomé Ibarra se mantienen seguros en sus cargos.
La muerte de Julio Casas Regueiro, genera además dudas sobre la
permanencia de los viejos mandos al frente del ejército y la necesidad
de ascenso de jóvenes generales al sistema de seguridad nacional del
Estado. Pero esa solución aun no se ve en el horizonte.
http://www.cubanet.org/articulos/de-planideras-y-posibles-pugnas/
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