Muchos se alegran de ver estrellándose contra el suelo a estos "hijos de
papá" del poderoso grupo comercial armenio-canadiense...
Juan Juan Almeida/ Especial para martinoticias.com 21 de septiembre de 2011
Sarkis Yacoubian, natural del Líbano, de origen armenio y naturalizado
canadiense, llegó a Cuba en 1993, con impecable pedigree, paciencia, y
luego de algunos tropiezos creó Tri Star Caribbean Inc. Se radicó en el
reparto Flores, ubicado en el Oeste de La Habana, y desde allí vendió
vehículos blindados para SEPSA y el MININT, ambulancias para el
Ministerio de Salud Pública (MINSAP), cuñas tractoras con
semirremolques, camiones, motores, piezas de repuestos, y equipos de
construcción. También mantuvo algunos joint venture con el Ministerio
de la Industria Sideromecánica (SIME), Ministerio del Transporte
(MITRANS), de la Construcción (MICONS) y con la Industria Básica (MINBAS).
Por su pronta y ascendente prosperidad, Sarkis se vio obligado a pagar
peaje y así poder circular en las oscuras avenidas del drácula
gubernamental. Por eso se fusionó con la empresa Tokmajian. El señor
Tomakjian, también de origen armenio y naturalizado en Canadá, ambos con
procedencias compatibles se fueron juntos a rentar en el moderno
edificio Barcelona del elegante Miramar Trade Center.
A través de esta unión empresarial, entonces Grupo Tokmakjian, se
comercializaron en Cuba, entre otras firmas, Tata Daewoo (camiones),
Doosan Infracore (equipos de construcción, cargadores frontales,
excavadoras, mini cargador Bob Cat), Moxy (camiones articulados del
Grupo Doosan), Atlas Copco (compresores portátiles e industriales con
aceite) y equipos de perforación, Whorthington (compresores Industriales
con y sin aceite del Grupo Atlas Copco), Deutz (motores), Dressta
(bulldozer), Manitou (manipuladores telescópicos), Palfinger Crane
(grúas articuladas), Mz Imer (moto volquetas 4 x 4/2), Venieri
(retropalas), Carmix (auto hormigoneras 4x4), Ammaan (compactadores), y
un sinnúmero de autos Hyundai y Suzuki que son diariamente utilizados
por la policía y el G2.
Es cuando menos sugerente que tan reluciente historial no haya sido
revisado por el gobierno cubano, y muy llamativo que tampoco tuvieran
en cuenta las tan reconocidas donaciones hechas por este grupo, entre
las que se pueden contar dos cargadores frontales y varios contenedores
de ropa para aliviar los daños causados por aquel par de huracanes de
los que aún se escuchan quejas, una ambulancia que prestó incalculables
servicios durante el último brote de dengue, un camión Tata-Daewoo a la
provincia de Pinar del Río, y un dúmper articulado que es vehículo
especial para el trabajo en las minas, de fabricación Moxy (noruega) y
Doosan (surcoreana).
Parece cosa de novela, en un reciente banquete el pasado 05 de febrero
de 2011, en Toronto; donde estuvieron presentes personalidades del mundo
político y empresarial de Armenia y Canadá; la señora embajadora de
Cuba, Teresita Vicente Sotolongo, hizo toda una apología a las
actividades del Grupo Tokmakjian, y loa a Vahe Tokmajian como hombre
exitoso en el mundo de los negocios.
Premeditación, ensañamiento, alevosía. ¿Será el ponderar, una nueva
modalidad de castigo? El gerente del grupo, el señor Vallinas, andaba
por Canadá y al aterrizar en La Habana fue detenido. Luego fueron
arrestados los vendedores de ambas firmas, entre los que se encuentra
Carlitos, el nieto menor del comandante Víctor Bordón (bajo cargos de
cohecho); y Boris Barber Velis, sobrino de Lupe Velis, viuda del
historiador arqueólogo y comandante Antonio Núñez Jiménez. También los
exitosos armenio-canadienses Yacoubian y Tokmajian. Sólo escapó a la
estridente redada el señor Humberto Pérez (gerente cubano de Tri) que -
según amigos – nadie sabe dónde está.
Muchos se alegran de ver estrellándose contra el suelo a estos "hijos de
papá"; los crédulos aseguran que tan estruendoso desplome es parte de la
publicitada campaña anticorrupción de las reformas de Raúl.
Pero no, ilusión desorientada, esta romería ni es campaña ni va contra
la corrupción; de ser así habría explotado cuando el antiguo gerente de
Tri Star, un señor sonriente que vivía en el municipio habanero de
Playa, falleciera repentinamente, quizás por el aburrimiento de
entregar, siempre bajo presión, cheques sin nombre con mucho valor,
destinados a engrosar los bolsillos de la familia real.
Siento desilusionar, esto sólo es un reajuste en el poder, un llamado
de atención, una estrategia trazada, no permitir nuevas manos en las
ganancias de un Clan.
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