05.03.10 - 02:20 -
MILAGROS L. DE GUEREÑO CORRESPONSAL |
GIRO POLÍTICO
Guillermo Fariñas. Tiene 48 años. Casado y padre de una niña.
Ex soldado. Fue escolta de Fidel Castro y militante de la Unión de
Jóvenes Comunistas
Universitario. Estudió Psicología y ejerció como profesor.
Disidente. Tras la ejecución del general Arnaldo Ochoa pasó a la
oposición en 1991. Ejerce de periodista independiente y ha estado
encarcelado casi doce años.
LA HABANA. En sus casi veinte años en la oposición, Guillermo Fariñas ha
recurrido a huelgas de hambre en veintitrés ocasiones. Son casi las diez
de la noche del día de su primer desmayo después de ocho días sin probar
ni alimentos ni agua. Con su hablar reposado, un poco agudizado por la
debilidad, atiende con paciencia a periodistas y amigos en su casa de
Santa Clara, capital del centro de Cuba. Agradece la atención y se
muestra firme en sus convicciones. Está decidido a inmolarse antes que
traicionar su conciencia, seguro de que otros cogerán el testigo que él
tomó del Orlando Zapata Tamayo. Por su fisonomía esquelética, algunos
empiecen a llamarle el 'Ghandi cubano'.
-¿Qué tratamiento le han dado ahora que ha sido hospitalizado?
- Me pasaron glucosa, me nivelaron los parámetros y, aún sin
conocimiento, me llevaron al centro más grande de Santa Clara. Pero
engañaron a mis familiares diciéndoles que iba a cuidados intensivos. Me
pusieron sueros y me hicieron análisis que dieron que tenía el
metabolismo totalmente atrofiado. Sabían que iba a continuar con la
huelga. Así que el doctor Elvis Jiménez Serrano, director del hospital
Arnaldo Millan, dijo que la terapia intensiva estaba para salvar la vida
a los ciudadanos revolucionarios y no a contrarrevolucionarios que
trataban de desestabilizar el país.
-¿Por qué se han dado el alta?
- Al despertar pregunté: ¿Qué pasa? Aún estaba mareado, pero entendí la
situación. Simple y llanamente les dije que me quitaran el catéter y lo
que me estaban poniendo o me lo arrancaba. Lo quitaron, buscamos un taxi
y regresamos a casa.
-¿Cómo se siente?
- Con dolor de cabeza acentuado por la dextrosa que me pasaron.
-¿Está dispuesto a seguir con esta huelga hasta el final?
- Sí, sí, aunque el Gobierno cubano no quiere ingresarme para que no
muera en una institución de salud del Estado. Como no hay privadas, aquí
continuaremos. Según los médicos entre seis y ocho días debo tener otro
shock.
-¿No tiene miedo?
- Tengo miedo, pero más miedo tengo a que quede impune en mi conciencia
el crimen de Orlando.
- ¿Qué pide?
- Por un problema de principios pedimos la liberación de los doscientos
presos de conciencia, pero el objetivo es la excarcelación de veintiséis
reclusos políticos y de conciencia que se encuentran muy mal de salud y
para los que los médicos del Ministerio del Interior han solicitado que
apliquen la licencia extrapenal. Si fallecen será responsabilidad del
Gobierno. El Gobierno no va a perder el poder, ni el Partido Comunista
dejaría de ser la fuerza hegemónica y única en el espectro político
cubano, y tampoco se desestabilizaría el país.
-¿No teme morir sin cumplir el objetivo y que su sacrificio sea baldío?
- Si me tengo que inmolar hay una lista de hermanos que se declarará en
huelga de hambre tras de mí. Mi único temor es que mi conciencia quede
sucia ante la necesidad que tiene mi patria de ser liberada, de que los
derechos sean respetados y de que sus ciudadanos, piensen como piensen,
lo sean también.
«Tengo menos miedo a la muerte que a mi conciencia». diariovasco.com (5
March 2010)
http://www.diariovasco.com/v/20100305/mundo/tengo-menos-miedo-muerte-20100305.html
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