Francisco Martín Moreno
05-Mar-2010
¿Los opositores al gobierno cubano instalados en una huelga de hambre
son —de verdad—"traidores al servicio de Estados Unidos"?
A Carlos Montemayor, el luminoso amigo perdido.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla,
acusó a Estados Unidos ante la ONU por la muerte de Orlando Zapata, el
preso fallecido en huelga de hambre. Según él, el bloqueo comercial
impuesto por Washington fue la razón de la muerte de Orlando. ¿No se
trata de un flagrante insulto a la inteligencia? O sea que, ¿en Cuba
existe un escrupuloso respeto a los derechos humanos, a las garantías
individuales, a la propiedad, a la libertad de expresión, de asociación,
etcétera? El éxodo masivo de balseros que se juegan la vida para huir
del castrismo con el peligro de morir devorados por los tiburones
caribeños, ¿es una fantasía, como también lo es la existencia de
millones de cubanos exiliados en Miami para huir de las sangrientas e
implacables persecuciones ejecutadas por los hermanos Castro? Los miles
de asesinatos a balazos en los paredones cubanos, perpetrados en contra
de auténticos amantes de la libertad, ¿también fueron meros embustes
concebidos por el imperialismo yanqui? ¿Los opositores al gobierno
cubano instalados en una huelga de hambre son —de verdad—"traidores al
servicio de Estados Unidos"? Insisto: ¿los 200 presos políticos o muchos
más, que escasamente subsisten en las cárceles cubanas están dispuestos
a morir para que se cancele el bloqueo comercial a su país? ¿Ese es el
motivo..?
En Cuba existe un estado de ley marcial que representa la desaparición
de todas —absolutamente todas— las libertades fundamentales y los
derechos civiles, políticos, económicos y sociales del ciudadano cubano.
La conversión de la República de Cuba es en un campamento militar
perpetuo, que intenta sistemáticamente negar toda dignidad individual en
la sociedad cubana, y que viola los preceptos más sagrados, reconocidos
por la Declaración Universal de Derechos Humanos y por la comunidad
internacional.
Durante medio siglo el mundo ha sido testigo de imágenes y testimonios
sobre los miles de cubanos fusilados, asesinados, encarcelados,
desaparecidos, torturados y ahogados en el estrecho de la Florida, la
mejor evidencia para demostrar: el absoluto desprecio al pueblo cubano y
a la vida humana por parte de Castro, así como su brutal y eficiente
aparato represivo.
Desde 1959, la historia de Cuba refleja la naturaleza criminal del
dictador Fidel Castro y los miles de asesinatos políticos cometidos por
su régimen totalitario contra la nación cubana, con el objetivo de
mantenerse en el poder mediante la instalación de un sistema de terror y
represión, encaminado a aplastar todo vestigio de oposición. Llenos de
horror y de sufrimientos indescriptibles están los anales de la
represión castrista desde 1959, a través de más de cuatro décadas de
dictadura y tiranía. Fusilamientos arbitrarios mediante procesos penales
fraudulentos. Encarcelamiento de miles y miles de prisioneros políticos
en un sistema carcelario infrahumano que hoy incluye a cientos de
prisiones a lo largo y ancho de la isla para una población de tan sólo
12 millones de habitantes.
El mundo no debe olvidar la barbarie de la cárcel de mujeres de
Guanajay, las celdas tapiadas de Boniato y el Plan de Trabajo Forzado de
Isla de Pinos, entre otros cientos de episodios sangrientos, en donde
volvió a quedar expuesta la infinita capacidad de crueldad de un
gobierno contra un puñado de mujeres y hombres desarmados e indefensos.
De la misma manera en que no se pudieron ocultar los horrores de Adolfo
Hitler y José Stalin, de Augusto Pinochet y la junta militar argentina,
de Francisco Franco y Rafael Leónidas Trujillo, de Jorge Ubico y Tacho
Somoza, tampoco se podrán ocultar los crímenes de Fidel Castro. "La
historia tiene una pala que desentierra mágicamente los crímenes
políticos de la humanidad. El asesinato carece de ideología, a la
tortura no puede defenderla ninguna bandera, la furia ciega del martillo
enloquecido y feroz contra un yunque indefenso no la puede reivindicar
nadie."
Entonces, de la misma manera que hoy se pueden presenciar las escenas
macabras del Holocausto judío, cobrarán vida los cuerpos mutilados de
miles de cubanos liberales, los muertos en huelgas de hambre por no
poder protestar ni decir ni alegar ni siquiera acceder a la red de
internet. Hablará el recuerdo de los cadáveres de quienes demandaban la
presencia de los más elementales derechos del hombre, de quienes pedían
justicia y convocaban a huelgas, de quienes morían baleados por externar
sus opiniones. Algún día se abrirán las tumbas colectivas clandestinas,
se develarán lápidas, se conocerán las ignominiosas carnicerías
padecidas por quienes sólo exigían en público respeto a su derecho de
razonar y disentir. La historia jamás absolverá a Fidel Castro, el gran
criminal superviviente en el siglo XXI. ¡Imposible olvidar!
¿Por qué el gobierno mexicano no lamentó enérgicamente los hechos como
lo hicieron la Unión Europea y EU? ¿Por qué no criticó el nuevo crimen
perpetrado por Fidel y Raúl Castro, los dos dictadores cubanos, como si
la muerte de Orlando Zapata hubiera sido la de un perro callejero? ¿Por
miedo a la izquierda mexicana? ¿A la qué..?
*Escritor
Fascismo de izquierda en Cuba - Excélsior (5 March 2010)
http://www.exonline.com.mx/diario/editorial/883291
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