El régimen cubano impone la ley del silencio sobre los disidentes
El sistema oculta las huelgas de hambre, pero no consigue impedir que,
aunque con retraso, la información llegue a los ciudadanos
07.03.10 - 00:16 -
MILAGROS L. DE GUEREÑO CORRESPONSAL | LA HABANA.
Los tiempos y las nuevas tecnologías están cambiando Cuba, una isla
física e informativa que cada vez lo es menos. Las noticias llegan a
todo el país a través de los medios oficiales. Legalmente no existen
otros, pero el desarrollo de la telefonía móvil, Internet y las antenas
parabólicas está cambiando poco a poco el panorama. El impacto no es
masivo ni inmediato pero las noticias acaban filtrándose. A veces,
fuerzan reacciones del Gobierno, como ocurrió tras la muerte de Orlando
Zapata Tamayo, pero sobre Guillermo Fariñas, disidente en su
vigésimotercera huelga de hambre, aún no se habla.
Mientras gran parte del mundo hablaba de los 85 días de ayuno que
mantuvo Zapata, Cuba mantenía silencio. Aunque esta vez duró poco. El
presidente, Raúl Castro, se lamentó por su muerte ante periodistas
brasileños. El noticiero informaba de los esfuerzos de los médicos por
salvarle la vida y acusaba a medios internacionales y gobiernos foráneos
de manipulación, cargo que también vertían los opositores -sin voz en
esos medios- contra el régimen. El comentario callejero se aviene al
punto de vista oficial del régimen.
La oposición y los corresponsales extranjeros conocieron el
fallecimiento del albañil y su entierro casi al mismo tiempo que la
huelga de hambre de Fariñas, cuya evolución se sigue diez días después
de comenzada. Ayer, Fariñas explicó que «hermanos de la causa» le habían
informado de que «Raúl Castro había dado las órdenes pertinentes para
que se me dejara morir» y dijo que le respondió en una carta para
agradecerle «el honor» de «permitirme morir» por «mis ideas
prodemocráticas».
De Fariñas tampoco se habla oficialmente. Están al tanto quienes reciben
la señal de cable por satélite o tienen acceso a Internet, pero ambas
son ilegales en la isla salvo para extranjeros con permiso de trabajo y
determinados funcionarios. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. A ojo de
buen cubero, se calculan en decenas las antenas en el país, pese a las
regulares campañas del régimen para localizarlas y decomisarlas. El
equipo cuesta unos 700 euros, más 30 mensuales. Hay quien crea 'telas de
araña' de hasta 20 viviendas, que pagan unos 8 euros al mes. Otros
graban series, películas o espacios de humor o informativos en un
catálogo de DVD de alquiler a domicilio por entre 0,15 euros a 0,50 si
son estrenos.
Contraseñas
Otro negocio es el acceso a Internet con contraseñas, generalmente de
empresas, que cuestan 50 euros por 15 horas. Los 15 euros mensuales de
salario medio hacen imposible que sea un recurso extendido. Los amigos
intercambian noticias con memoria flash, un CD o lo envían al correo, al
que se accede en clubes de computadoras o en la red interna usada por
médicos y otros especialistas desde sus casas. Después, el boca a boca
acaba por propagarlo.
La telefonía móvil y SMS son otra forma de comunicación con el exterior.
La cifra de usuarios podría rondar los 700.000. El Gobierno busca
controlar la información, pero, más temprano que tarde se riega como la
pólvora.
El régimen cubano impone la ley del silencio sobre los disidentes.
eldiariomontanes.es (7 March 2010)
http://www.eldiariomontanes.es/v/20100307/internacional/destacados/regimen-cubano-impone-silencio-20100307.html
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