2009-08-19.
Rodolfo Noda Ortega, Movimiento Línea Pacífica Democrática
(www.miscelaneasdecuba.net).- Resulta risible esta frase, pensativa con
la naturalidad que la repite el opositor de a pie. Entonces habría que
preguntar para conocer lo que es normal en ellos y pavoroso al pueblo
aún no incorporado a cara descubierta. ¿Quién, y cómo es un "oficial que
atiende"?
Primeramente lo de atender es similar a la palabra especial, utilizada
irónica y cínicamente en un período crítico a raíz de la caída del
socialismo europeo. Lógicamente, el agente no atiende; lo contrario y
más: amenaza, chantajea, intimida, distorsiona, confunde, intriga e
intenta sembrar la duda.
Este tipo de policías tienen otra clase de entrenamiento. Los mismos son
reemplazados cada cierto tiempo. Aún así, cuando el opositor le recuerda
la edad que dio cuando se presentó, y en la conversación le explica que
en la forma que vive es uno más del pueblo, que la cúpula y sus
arlequines gozan como ricos y millonarios, el policía convencido,
alegando que también lo sabe, sencillamente responde: "Yo sólo recibo
órdenes"…
Este "oficial que atiende" tiene una mirada penetrante, como si en ella
te dijese: "Te voy a golpear hasta dejarte ensangrentado, sin aliento,
sin deseos de que vuelvas a protestar, a reunirte a conspirar." El mismo
individuo se siente impotente cuando no puede penetrar al domicilio por
la fuerza con un acompañamiento de secuaces, entrenado y deseoso de lo
mismo con amenazas enriquecidas de obscenidades.
Cuando logran golpear en las manifestaciones, sienten descargar su ira
reprimida por una orden superior; aunque al ver que los defensores de
los derechos humanos no repostan los golpes, su impotencia es similar
Reflexiono con tristeza en el futuro del pobre oficial, que lleva una
doble moral, que tal vez sufre arrepentido por el camino que escogió,
apenado y abochornado consigo mismo. Siendo su madre, hijos y esposa de
la masa obrera.
Justamente por ello, cuando llegue el cambio, que sea lo más pacífico
posible, pues un pueblo contenido en medio siglo, ya sin miedo, saldría
a las calles sediento de sangre, con ira, rencor y venganza. Es lógico
quiénes serían las primeras víctimas.
Estos oficiales que controlan a personas que buscan la verdadera
igualdad, la libertad absoluta y plena, conocen de la realidad que se
aproxima, sufriendo y padeciendo mucho más temor que al opositor que le
amenazan sus seres más queridos.
¿Quién atenderá esa conciencia? Definitivamente nuestro Dios
misericordioso. Pero el diablo anda suelto por el mundo hace años, y en
Cuba hay una embajada especial de sus agentes, uniformados y
desinformados, según convenga.
La información es dirigida, cuidadosamente dosificada y administrada de
acuerdo al ambiente político que se desarrolla en el momento. Los
oficiales se multiplican, se dividen y subdividen, se suben o bajan
tanto que en ocasiones más nunca se ven.
Hay millones de cubanos que desconocen verdaderamente la increíble
maquinaria, exacta como reloj suizo, de inteligencia,
contrainteligencia, informantes, entes dadas a informar por el placer de
imitar a personajes de seriales, muy populares, muy repetidos, que
aportan una superioridad infalible. Todavía lamentablemente el pueblo
cae en el manejo de tal maquinaria, como ruedas dentadas una que engrana
con otra, que comienza por ser milimétrica y las últimas como de
centrales azucareros, que muelen algo más que caña.
Si un cubano honesto, trabajador y culto como mí padre, no puede
comprender este engranaje bien engrasado y supervisado e intervigilado,
el extranjero mucho menos. Sumándose en cualquier campaña de moda y
repitiendo las mentiras de logros y hazañas, que solo viajan por las
mentes juguetonas de un grupúsculo muy reducido.
Aún más triste es ver partir para siempre a un ser querido que se fue
engañado completamente. Que hizo guardias de Comité, zafras, trabajos
voluntarios, un sinnúmero de sacrificios y le vendieron un ventilador
para descongelar de procedencia rusa y una bicicleta china.
Ahora en toda La Habana hay una cantidad considerable de motos
japonesas. La gran mayoría de sus chóferes son de esos oficiales que
"atienden", o de jefes de estaciones de policía de azul. No dudo que
para el interior de la isla sea similar, aunque en menor cantidad. Para
tales equipos sobra el combustible, como los sobrenombres que usan.
Penoso verlos jovencitos, con un nivel cultural más penoso, quizás con
el objetivo del vehículo y lo seguro de portar un arma de fuego.
Ya el opositor ve al oficial que le asigna la Seguridad del Estado como
una parte del mismo proceso en que se desarrolla dependiendo de la
actividad en que esté en ese momento. Si hay sol hace el comentario: "el
pobre, cogerá una insolación"; así mismo si llueve o hace frío, es la
madrugada; en fin, el oficial es un complemento inseparable de los
disidentes.
El día en que se cansen de las ofensas de sus superiores y se sumen a
los opositores, pasará como en Europa cuando gritaron: "Los hijos de los
militares tampoco tienen leche para tomar."
EL OFICIAL QUE ME ATIENDE - Misceláneas de Cuba (19 August 2009)
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=22361
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