La bola de nieve de la crítica llega en Cuba incluso a círculos oficiales
La Habana, 6 feb (EFE).- La bola de nieve que empezó a rodar en Cuba
hace un año, con un inédito debate entre intelectuales sobre la
represión cultural que vivió la isla durante los años 70, se manifiesta
cada vez más abiertamente y se palpa incluso en círculos oficiales.
Los ecos de la discusión sobre el "quinquenio gris" (1971-76), como se
denominó al periodo de "cazas de brujas" contra artistas e intelectuales
por homosexualidad, o por supuesta falta de compromiso con la
revolución, o por "desviacionismo ideológico", hoy perviven en una
mirada crítica que rebasa el ámbito cultural.
El ministro de Cultura, Abel Prieto, aseguró este martes que no hay "la
menor posibilidad" de que los errores del pasado se vuelvan a repetir en
Cuba.
Lo hizo tras la presentación de un documental en el que el trovador
cubano Silvio Rodríguez recordaba un viaje en barco a finales de los
años 60, tras tener problemas con las autoridades culturales de la isla.
Cuba ha visto en estos doce meses cómo Antón Arrufat podía estrenar la
obra teatral "Los siete contra Tebas", tras cuatro décadas de censura.
Además, ese autor, Premio Nacional de Literatura en 2000, va a ser
reconocido en la Feria del Libro que comienza en La Habana el próximo 13
de febrero.
César López, homenajeado en la feria anterior, reivindicó entonces a
autores desautorizados en Cuba como Guillermo Cabrera Infante, Reynaldo
Arenas o Antonio Benítez Rojo.
Se han proyectado en televisión por primera vez películas como "Fresa y
Chocolate" y el documental sobre béisbol "Fuera de Liga", en el que
jugadores que abandonaron Cuba, como Orlando "El Duque" Hernández, dan
sus razones.
Además, las reuniones de los últimos meses como preparación del Congreso
de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que tendrá lugar
en abril, han tenido como denominador común reclamos como el acceso
libre a Internet, a vender y comprar casas y vehículos, y a salir y
entrar libremente de la isla.
"El permiso de salida y de entrada, eso debería abolirse completamente.
Eso es una cosa que se hizo con otro destino, por otras razones, y ha
sobrevivido durante demasiados años en Cuba, y yo no creo que tenga
razón de ser", dijo anoche Rodríguez, que abandonará su escaño de
diputado el próximo 24 de febrero.
Más allá del terreno meramente intelectual, incluso el presidente
provisional, Raúl Castro, reconoció que Cuba necesita reformas
"estructurales" e impulsó debates en los que la población opinó sobre
los problemas del país.
El menor de los Castro se refirió a ellos el 28 de diciembre en el
Parlamento, en una sesión en la que coincidió con los que opinan que en
la isla hay "exceso de prohibiciones".
Para Prieto, "este país se está moviendo cada vez más hacia ese sentido
inclusivo (...) y cada día va a ser más ridículo que alguien diga que lo
persiguen aquí por sus ideas".
Según Rodríguez, el momento actual es "de cambio", "como un proceso de
transición".
El escritor Leonardo Padura, que usa la metáfora de la "bola de nieve",
aseguró a Efe que la "discusión de los intelectuales fue una pelotica
que ha ido creciendo y a la que se han ido sumando distintas necesidades
y reclamos".
"Ha comenzado un cambio de percepción de muchos fenómenos de la sociedad
cubana y no es casual que hayan sido los intelectuales los que hayan
empezado a mover esta noria que estaba completamente detenida", consideró.
Agregó: "hay reclamos que son ya a estas alturas absolutamente
elementales", como la entrada de cubanos en hoteles, el permiso de
salida del país, el acceso a teléfonos celulares, la compraventa de
casas y automóviles, y hasta cambios en las formas de tenencia de la
tierra y la producción.
Arrufat recordó a Efe que cuando se produjo en 2007 el debate algunos no
quisieron participar porque "pensaron que era una cuestión puntual, y en
este país las cuestiones puntuales se desatan y terminan afectando a
muchas cuestiones".
En su opinión, Cuba vive "un momento en el que el pueblo en general y
los artistas estamos dispuestos a participar, y participar es meter la
mano".
"Si la mano nos la queman luego -añadió- es una cosa que nos dirá el
tiempo, pero por lo menos el miedo se ha perdido".
Parafraseando a Hegel, concluyó: "cambiadas las estructuras mentales, no
hay más que un paso para que cambien las estructuras de la realidad".
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