2008-02-17.
Oscar Mario González, Periodista independiente
El deseo de los cubanos por ver a su país libre y caminando por las
sendas del progreso es tan fuerte como inmenso ha sido el dolor de medio
siglo de totalitarismo. Es lógico que bajo tal premisa cualquier suceso
o signo esperanzador tienda a sobredimensionarse.
Solo así se explica, pienso yo, el gran alboroto que suscitaron algunos
sucesos donde la crítica al régimen cubano en reuniones y asambleas, se
sumó a declaraciones de importantes funcionarios gubernamentales y de
artistas cuyo compromiso político con el oficialismo es notorio.
Por supuesto que los cuestionamientos de los jóvenes estudiantes de la
Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) a los más diversos aspectos
de la vida nacional y el titubeo, la incongruencia e insipidez en las
respuestas ofrecidas por el presidente de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, Ricardo Alarcón, no tienen antecedentes. Ni aún en las jornadas
de críticas y señalamientos en centros laborales de principios de los
años noventa del siglo pasado.
A ello se suma las reunión que tuvieron los empleados de "Acorec", una
de las agencias empleadoras para firmas extranjeras, con la viceministro
de finanzas, Nelly Cubillas. En tal ocasión los trabajadores rechazaron
las pretensiones gubernamentales de cobrarles impuestos sobre las
regalías y propinas que reciben de los patrones extranjeros.
Como si fuera poco el Ministro de Cultura Abel Prieto así como el
conocido trovador Silvio Rodríguez, entre otros, ofrecieron
declaraciones sobre temas "delicados". Tales planteamientos resultaban
impensables antes de haberse hecho públicos.
Por eso no carece de sentido que no pocos crean vislumbrar la presencia
inicial de una glasnost al estilo "gorvachoviana", algo parecida a la
que se inauguró en la segunda mitad de los años ochenta del siglo pasado
en la extinta Unión Soviética.
Estuve en pleno periodo de la glasnost en la URSS durante cuatro meses
en l987 luego de trece años de ausencia después que terminé mis estudios
en l974.
Para mi sorpresa en el único noticiero del único canal de televisión que
poseía aquel enorme país, se hablaba del número de prostitutas y
drogadictos que había en la ciudad de Krasnodar que fue donde estudié.
Confieso que me causó asombro y perplejidad escuchar tal cosa en un
espacio televisivo donde antes siempre se aludía al paraíso terrenal
construido bajo la idea de Lenin y la dirección de Stalin y de Bresnev.
Las publicaciones de siempre, excepto el órgano oficial del partido
comunista "La Verdad" (Pravda), sacaban a la luz todos los crímenes,
atropellos, intrigas y sobornos del poder comunista, con tanta crudeza e
imparcialidad y tal exactitud que superaban en creces a los análisis
negativos que del comunismo había leído en las Selecciones de Reader's
Digest o en el Diario de la Marina de los hermanos Rivero.
El gobierno soviético, entonces encabezado por Gorvachov (no el Partido
Comunista), apoyaba aquella transparencia informativa. A su modo de ver
y tratando de lograr un socialismo con rostro humano, Gorvachov quería
que aquella apertura informativa protegiera, y fuera salvaguarda de las
reformas al sistema, conocidas como "Perestroika".
Lo que está pasando en Cuba no tiene que ver con la glasnost soviética.
Así lo creo y ojalá estuviese equivocado. Sin embargo, resulta
interesante el fenómeno de crítica con acento contestatario que se está
originando en nuestro país. Sigámoslo de cerca. Hoy por hoy Cuba es el
país de las posibilidades. En Cuba todo puede ser.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=14011
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