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Thursday, February 07, 2008

El día que la antena revolvió La Habana

7 de febrero de 2008

El día que la antena revolvió La Habana

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Sucedió el martes 29. La causa de
la conmoción de los habaneros fue la transmisión de la primera emisión
de "Pellízcame que estoy soñando" por el canal 41 de televisión de
Miami, captada en La Habana por las antenas clandestinas mediante las
cuales los habaneros siguen la actualidad miamense e internacional.

Resulta también que el conductor de la emisión mencionada es nada más y
nada menos que Carlos Otero, un ex presentador de la televisión cubana,
quien recientemente pidió asilo en los EEUU y se instaló de inmediato en
Miami, donde fue súbitamente fichado por el canal 41, propiedad del
argentino Omar Romay.

El cubano Otero viajó fuera de Cuba a finales de año para grabar una
emisión de fin de año en Toronto, Canadá, desde donde aprovechó para
escapar a Miami con toda su familia.

En la televisión cubana, Carlos Otero era el presunto heredero –por
vocación y carisma- de una saga de legendarios conductores que animaron
las emisiones de la pequeña pantalla con un savoir faire propio de la
televisión de entretenimiento más que de la acartonada televisión
estatal dominada por ideólogos del Partido Comunista de Cuba.
Ocurre entonces que los cubanos se afanan por ver la emisión sustituta
de Carlos y punto –del canal 6- reemplazada ahora por "Pellízcame, que
estoy soñando" del canal 41.

En consecuencia, en las calles habaneras el comentario de actualidad el
martes mencionado era la presencia de la actriz Susana Pérez, también
cubana, y sorpresivamente reaparecida en Miami, justamente en la emisión
de su amigo Carlos Otero, quien ya la había entrevistado en una emisión de
Carlos y punto en las postrimerías del pasado año. Todos se decían que
habría que poner "la antena" de una forma u otra para ver en casa las
emisiones del 41 o el 23, u otro cualquiera.

También hubo quien aseguró que dentro de poco la emisión de la novela
cubana la pasarían por "la antena", en lugar del canal 6, por la simple
razón de que los mejores artistas iban a parar a la ciudad donde viven
más cubanos después de La Habana, a Miami en el sur de Florida.

Entonces, a esta altura del sexto párrafo, usted dirá que ante sus ojos
sólo tiene un refrito de algo sucedido, pero todo esto es a manera de
información introductoria, pues lo que deseo comentar con usted, y
hacerlo pensar sobre los cambios que la comunicación de masas tiene en
la actualidad, sostenidos por los adelantos tecnológicos en materia de
comunicaciones.

Es por lo anterior, gracias al satélite, que podemos ver aquí en La
Habana, con una antena clandestina muchas veces de fabricación
artesanal, las emisiones de televisión miamense y obtener en las calles
habaneras copias de películas que a veces en los mismísimos EEUU, aún
muchos no han visto.

Un ejemplo lo tiene en la emisión conducida por Otero, donde múltiples
factores intervinieron para realizarla.

Veamos, hubo primeramente un productor argentino que sacó el canal,
luego la oportunidad de Carlos Otero de salir de Cuba con toda la
familia, además, la circunstancia de que en el aire dejó una emisión de
entretenimiento en el horario estelar del domingo a las 8 y 30 p.m.,
vista por una vasta tele audiencia nacional por lo que su figura estaba
vigente en la pequeña pantalla.

Se une a esto la presencia en Miami de otros artistas cubanos salidos de
la isla en años recientes, también muy reclamados por la tele audiencia
nacional, y por otra parte, el incesante flujo de cubanos recién
arribados a Miami que renuevan poco a poco el gusto de la tele audiencia.

En pocas palabras, lo que deseo transmitirles es que tengan en cuenta
que los gustos del público, sobre todo joven, están cambiando, así como
no cambian los estamentos superiores de la sociedad, las instituciones,
las políticas estatales, las directivas gubernamentales, etc.

Si usted que me lee fuera de Cuba, desembarcara en La Habana y le
preguntara de sopetón a un transeúnte por un artículo de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, es muy posible que no sabría
responder, pero si hoy mismo interroga a cualquiera en cuál emisión o
programa de la televisión de Miami salió Susana Pérez, de inmediato
obtendrá la respuesta: en el programa de Carlos Otero.

Uno de los efectos de la globalización mundial es la accesibilidad a la
información por las poblaciones, utilizando las redes mundiales de
comunicación. En Cuba, este efecto ha sido en la medida de las
posibilidades muy beneficioso, porque contribuye a romper el aislamiento
informativo en que vive sumergida la población de la isla.

Si años atrás cuando un artista u cualquier otra personalidad conocida
del público se largaban de Cuba hastiada de vivir bajo el régimen, la
desaparición mediática era la condena más usual que padecía.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/feb08/07a9.html

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