espió para La Habana
lunes 4 de febrero de 2008 20:27:00
Jorge Castañeda Gutman, quien fue canciller de México de 2000 a 2003,
colaboró entre 1979 y 1985 con el servicio de inteligencia cubana,
reveló este lunes el diario El Universal, que citó un expediente de
Dirección Federal mexicana de Seguridad (DFS), desmantelada en 1985.
De acuerdo con la información, guardada en el Archivo General de la
Nación, Castañeda incluso presionó a su padre, Jorge Castañeda y Álvarez
de la Rosa, entonces secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de
José López Portillo, de forma "altanera, exigente y denigrante" para que
tomara decisiones bajo los dictados de La Habana.
El diario dijo que del expediente, de 215 páginas, fueron eliminadas 37
para la versión pública, por contener datos personales y confidenciales.
Según El Universal, reportes de la época, firmados por Miguel Nazar
Haro, director de la DFS, establecen que durante 1979 el miembro de la
Dirección General de Inteligencia del Partido Comunista de Cuba, Jorge
Luis Joa Campos "reclutó" al joven Castañeda, entonces de 26 años,
"después de haberlo puesto a prueba durante varios meses".
Dichas pruebas consistieron en "favores de menor importancia, como la
expedición de pasaportes y visas" para "asilados políticos", que el
mexicano satisfizo haciendo uso del tráfico de influencias que le
permitía su condición de hijo del canciller.
A Joa Campos y a sus jefes les sorprendió hasta la sospecha lo
productivo que resultó Castañeda Gutman como informante y facilitador,
dijo el diario.
Nazar Haro afirmó en sus reportes que integrantes encubiertos de la
inteligencia cubana obtuvieron de Castañeda Gutman información de "todas
las actividades oficiales" del canciller, y señaló a dos colaboradores
directos de su padre —Mauricio Toussaint Ribot y Miguel Marín Bosch—
como los que le filtraban datos y le resolvían asuntos.
"Estas dos personas le informan a Castañeda Gutman, con todos los
detalles, de las actividades, reuniones, eventos, decisiones y hasta los
comentarios que el secretario de Relaciones Exteriores les hace de sus
pláticas con otros ministros e, inclusive, con el propio presidente" de
México, dice Nazar Haro en el documento.
Destaca además que, en esas circunstancias, Castañeda tenía "posibilidad
de participar en decisiones importantes del gobierno (mexicano), tanto
en forma directa, convenciendo a su padre (...) e, incluso,
presionándolo de manera indirecta y a sus espaldas".
En 1984 se había desgastado hasta la ruptura el trato de Castañeda con
los cubanos. Su padre ya no era el canciller, y él estaba fuera del
tráfico de información estratégica.
Castañeda tachó de "estúpidos" a los funcionarios cubanos a los que
sirvió encubierto.
Quince años después, sería canciller del gobierno Vicente Fox, durante
cuyo mandato los vínculos diplomáticos entre México y La Habana
atravesaron su peor momento.
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