2008-02-17.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba
La semana que acaba de concluir, estuvo signada, para los cubanos, por
la reacción que provocó la difusión de un video con fragmentos de un
encuentro en la Universidad de Informática de Cuba entre los estudiantes
y el presidente del llamado parlamento cubano Ricardo Alarcón Quesada.
Ya sabemos lo ocurrido, al menos, lo referente a lo dicho por el
estudiante Eliécer Ávila y su posterior aparición en un sitio Web
oficial cubano, reafirmando su condición de revolucionario y diciéndose
víctima y manipulado por los medios de información internacionales.
Muchas cosas no están claras alrededor de esto. No se sabe aún cómo ese
video, que no fue transmitido por la televisión cubana, llegó a manos
del corresponsal de la BBC en Cuba. Tampoco está claro las
circunstancias en que el joven fue trasladado a la capital desde su
lugar de residencia y hoy mismo no podemos estar seguro cuál será el
futuro de ese estudiante.
El video que inicialmente se difundió es parte de uno aún mayor, en el
que aparece el propio Eliécer Ávila, en una intervención mucho más
extensa en la que expresa opiniones críticas que podrían considerarse
mucho más fuertes que las que inicialmente se difundieron.
Por ejemplo, critica la falta de acercamiento entre los miembros del
Consejo de Ministro castrista, es decir, el Gobierno, y la población;
hace referencia a personas, incluso miembros de su familia, que según
sus palabras "han perdido los dientes" y han trabajo duro durando todas
estas décadas, y aún no ven el futuro que solo es algo oscuro e inseguro.
Todo ha provocado muchos artículos en la prensa, sobre todo en los
medios informativos del exilio cubano. No cabe dudas que en Cuba, se
están viviendo momentos definitorios para el futuro del país. Se ha
afirmado que toda esta situación en torno a lo dicho por Eliécer Ávila,
es un montaje del propio aparato cubano.
Pudiera ser; ellos están necesitados de satisfacer de algún modo las
expectativas de alguna apertura, y quisieran mostrar que los estudiantes
se atreven a interpelar a Alarcón con críticas que, aunque matizadas con
planteamientos de adhesión al sistema, no dejan de ser inusuales y
fuerte para un régimen tan represivo e intolerante como el castrista.
Sin embargo, los tiempos son otros y el juego a la democracia y la
apertura una vez que se inicia en sistemas como el cubano, les resulta a
la larga mortal al propio régimen, pues una cosa es permitir las
críticas y otra muy diferente es tener respuestas y soluciones
convincentes ante ellas; y esas ya se salen del juego, pues para darlas
de modo que satisfagan las exigencias y la voluntad de quienes las
piden, necesitan no retórica, sino reformas, y esas sí tienen que ser
reales.
En una parte de su intervención, el joven Eliécer, para disipar dudas
que sus críticas pueden provocar acerca de su condición de
revolucionario, afirma en referencia a lo que está señalando: "Todo esto
es para más socialismo." Pudiera está afirmación ser un mecanismo de
defensa o también, una expresión de ingenuidad fruto de la fuerte
manipulación a la que aún ellos son sometidos que les hace creer que la
patria y la nación solo pueden existir con el socialismo.
Me hizo al momento recordar el libro de Mijail Gorbachov, que el líder
soviético publicó al inicio de la perestroika en el que daba sus razones
para sustentar aquel proceso de reformas que se había iniciado por él en
la Unión Soviética.
En aquel libro cuyo título en su edición en español era La perestroika,
la glasnost y la nueva mentalidad para nuestro país y para el mundo
entero, Gorbachov afirmaba lo mismo; que el objetivo de las reformas era
para alcanzar más socialismo. Todos sabemos en que terminó aquel proceso
y qué consecuencias trajo para la URSS y para otros países del mundo:
poco después caería el Muro de Berlín y los regímenes totalitarios
comunistas de Europa Oriental se derrumbarían uno tras otro.
Si alguna lección se puede sacar ante la situación que vive Cuba hoy de
aquellos sucesos, es que en aquel momento, como hoy en nuestra patria,
las reformas se comienzan a convertir en una necesidad de supervivencia
para el propio régimen. Solo que, quiéranlo o no, aún sabiendo que el
inicio de las mismas puede poner en peligro o significar el fin del
régimen, saben que lo contrario, es decir, el inmovilismo, les traería
conflictos sociales internos que al final, acarrearían consecuencias
graves para quienes gobiernan sin poder evitar los cambios, pues en
aquel mundo comunista de Europa del Este, como en Cuba hoy, la sociedad
estaba cansada de décadas de desesperanzas, represión y falta de
libertades, además de insatisfacciones acumuladas.
El exilio cubano y los demócratas, tanto dentro como fuera de Cuba,
conocen muy bien los modos de actuar de la tiranía. La aparición de los
jóvenes cuyas críticas ante Alarcón fueron difundidas por el mundo, en
una entrevista donde se decían víctimas de que fueron sus palabras
manipuladas y ratificaban su postura al lado del régimen, no tomó por
sorpresa a nadie, era de esperar, y muchos lo vaticinaron desde que se
dio a conocer la noticia de que Eliécer Ávila había sido llevado a La
Habana desde su provincia donde reside.
Muy diferente era el Eliécer que hablaba frente Alarcón al joven
nervioso e inseguro que respondía las preguntas de la
periodista-policía, Rosa Miriam Elizarde. Lo positivo también es que han
sido contados los comentarios ofensivos contra este joven aparecidos en
los medios de prensa del exilio. Demuestra que se comprende la situación
en que se encuentran los jóvenes, como toda la población en Cuba, ante
el aparato de coacción y represión de la dictadura.
Lo más destacado de todo esto, en mi opinión, es que si el régimen ha
iniciado el juego de la apertura, al mismo tiempo puede estar perdiendo
el control del juego, por muy buenos conspiradores que sean, pues la
mentalidad ante todo de los jóvenes de hoy no es la misma de quienes lo
fueron 15, 20, ó 30 años atrás.
Contaba Eliécer en su intervención, que en una ocasión debatiendo vía
Internet con una persona en Haití, esta le refería que trabajaba
instalando cables telefónicos y que con eso mantenía a familiares suyos
en Cuba que eran médicos y profesionales. La persona en cuestión le
comenzó a hacer preguntas sobre sitios de la isla que el conocía como
Varadero, Viñales, Tropicana y otros, y el propio joven cuenta que ante
aquellas preguntas y otras no tuvo respuesta pues jamás había estado en
aquello lugares y tuvo que desconectar el cable de la red para que el
otro creyera que se había caído la conexión y evitar seguir sin poder
dar responder a sus argumentos.
Pues muy buen ejemplo para ilustrar lo que pasa en Cuba y ocurrió allí
mismo. Alarcón estaba en ese momento en más desventaja que el joven
Eliécer, no podía desconectar el cable de la red; por eso hizo el
ridículo. Así como no lo pudo Alarcón, tampoco Raúl, ni Lage, ni ningún
otro, podrán seguir, por mucho tiempo, "desconectando el cable de la red".
Ya los cubanos han comenzado a decir cada vez más lo que piensan y a
pedir respuesta, aunque sigan siendo matizadas por adhesiones al
socialismo. Resulta que, y parodiando en parte al viejo dictador,
"dentro de la revolución" no hay soluciones a los problemas que aquejan
al pueblo; fuera de la revolución, está el camino para alcanzar libertad
y prosperidad para los cubanos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=14021
No comments:
Post a Comment