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LA HABANA (AFP) — Autoridades de la Iglesia Católica de Cuba y del
Gobierno dialogan este jueves para evitar que la actual distensión de
sus relaciones se vea afectada por lo ocurrido el martes en una casa
parroquial de Santiago de Cuba, donde irrumpió la policía y detuvo a un
grupo de opositores.
El arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Dionisio García, dijo a la
AFP que, tras haber contactado con las autoridades de la Oficina de
Asuntos Religiosos, está previsto un encuentro personal para analizar la
situación, aunque hasta ahora el Gobierno no ha emitido una versión oficial.
"Creo que es algo que hay que lamentar y se tiene que conversar sobre
esto. Pero las relaciones se construyen a partir de la voluntad de las
partes, para construir y no para destruir", dijo García vía teléfono
desde Santiago de Cuba, segunda ciudad de la isla.
Los hechos ocurrieron el martes, luego de que unos 25 disidentes
vestidos de negro marcharon por calles de Santiago de Cuba, 900 km al
sureste de La Habana, y se dirigieron al templo Santa Teresita, en cuyo
salón parroquial fue detenido un grupo, según diversas fuentes.
Según el párroco José Conrado Rodríguez, crítico del Gobierno, policías
uniformados y vestidos de civil entraron "echando gases" y "dando golpes
y gritería", en lo que calificó de "grave acto de violencia".
La ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional
(CCDHRN), presidida por Elizardo Sánchez, precisó que fueron detenidos
más de 20 opositores y que todos ya fueron liberados, "los últimos en la
noche del miércoles".
"Esto es algo (a lo) que no estamos acostumbrados. Yo no tenía noción de
eso, que la policía uniformada entrara (a una propiedad de la Iglesia).
Es un hecho que hay que lamentar, que no debe suceder y se está
conversando precisamente para evitar estas cosas", dijo García.
Las complejas relaciones entre el Gobierno del ahora convaleciente líder
Fidel Castro y la jerarquía católica han sido ondulantes en casi medio
siglo, con épocas de fuertes desencuentros, en los años 60, y otras de
cohabitación como la actual.
"Las relaciones dependen de la voluntad de las partes y de las personas
y los acontecimientos a veces son tristes y no deseables pero pueden
ayudar a resolver problemas (...). Si esto ha servido para que se hable
de estas cosas, pues me parece bien", dijo el prelado.
A su juicio, "el diálogo nunca se puede cerrar". "Es la voluntad de
conversar y actuar, es algo que siempre tiene que estar abierto para un
cristiano, más para un obispo", añadió, al referirse a la reunión de
este jueves.
El secretario adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba,
José Félix Pérez, calificó el suceso de "inusitado" y dijo esperar que
"sea un hecho muy aislado".
El cardenal cubano Jaime Ortega opinó recientemente que las relaciones
Iglesia-Estado son ahora "buenas" y se encuentran "en lenta, pero
progresiva mejoría".
De hecho, la Iglesia espera que la visita en enero del secretario de
Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, mejore esas "buenas"
relaciones y amplíe los entendimientos logrados tras la visita del papa
Juan Pablo II, hace 10 años.
Para Sánchez, lo ocurrido responde a una "política de represión" y
acción "preventiva" ante planes de la disidencia por el 10 de diciembre,
Día de los Derechos Humanos.
El Gobierno acusa a los opositores de "mercenarios al servicio de
Estados Unidos", y a Washington de buscar destruir la revolución y
"recolonizar" Cuba, con un plan de 2004 en el que destina 45 millones de
dólares anuales a actividades de la disidencia.
http://afp.google.com/article/ALeqM5i3CBD0JZ-N5joyiW8BARCx7P08wQ
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