2006-12-24
Shelyn Rojas, Periodista Independiente
23 de diciembre de 2006.
La Habana – Querido Jesús: tú que viniste a la tierra como cordero, tú
que escuchas a todo el que clama, no abandones estas suplicas tan
humildes de los niños cubanos.
Samantha y Samyra son las hijas del padre ortodoxo Ricardo Medina
Salabrarría. Algo extravagante y anómalo en la sociedad comunista.
Tienen tres añitos, son jimaguas, traviesas y juguetonas. Cuando hablan
de su papá, corren hacia él, lo abrazan fuerte y desean que no se lo
lleven más a la casa oscura, fría y de barrotes grandes donde estuvo por
quince meses, sin ninguna explicación.
Joandry, Osmany y Patricia son los hijos de Omar Rodríguez Saludes,
sancionado a 27 años de privación de libertad en la Ola Represiva del 2003.
Osmany tiene 18 años, ya no ríe como solía hacer hace algo más de tres
años. Ha crecido y su voz es más grave. Lleva las responsabilidades del
hogar. Siempre está atento de sus hermanos y su mamá. Quiere ser
periodista igual que su papá.
Joandry, de diez años, cierra sus ojitos, aún sonríe. Quiere que su
papá no "trabaje" más en el campo, para poder salir a pasear en la
bicicleta y jugar pelota otra vez.
Salta de emoción al pensar en él y afirma, mirando a la puerta de
entrada de su hogar: "Mi papá pronto vendrá y me sorprenderá, será por
la noche". Por eso Joandry pasa noches en vela esperando la sorpresa.
Patricia fue arrancada de los brazos de Omar, cuando tenia meses de
nacida. Secunda a su hermanito, gritando, "papá, papá". Se dirige hacia
una foto de su papá con alegría, la besa y mirándola con autoridad
infantil, dice: "Te quiero en mi próximo cumpleaños de vuelta en la
casa, papá".
Joan es un niño de seis años. Es ciudadano de segunda clase. Presenta
cálculos en los riñones y la vesícula. Su patología es delicada, esta
enfermedad lo lleva a una desnutrición letal. Si no es operado a tiempo,
morirá.
Joan desea no ver más a su mamá llorando por los rincones, desesperada,
esperando que su hijo sea atendido.
Tan solo una operación lograría que Joan pueda jugar, brincar y correr
igual a los niños de su edad. Desea ser operado a tiempo y ver a su
mamá llorando, pero de felicidad.
Todos ellos tienen algo que pedir al niño Jesús en esta navidad. Ellos
no piden lujos ni riquezas. Sólo quieren poder sonreír a la vida. Otros
niños pueden. ¿Por qué ellos no?
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