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Tuesday, December 26, 2006

La mendicidad, un mal cada vez mas comun

Posted on Tue, Dec. 26, 2006

La mendicidad, un mal cada vez más común
Servicios de The Miami Herald
LA HABANA
DADO EL rápido aumento del costo de vida y los bajos salarios, algunos
cubanos han optado por mendigar en la zonas turísticas, como único modo
de obtener lo necesario para subsistir. Daniel Avila (foto) es uno de ellos.
Especial para The Herald

La fuente de ingreso de Daniel Avila es irregular, sujeta a las
condiciones del tiempo y no ofrece vacaciones o días festivos pagados.

Pero como mendigo a tiempo completo a lo largo del malecón de La Habana,
Avila puede hacer en dos días lo que al resto de sus compatriotas les
toma dos semanas: unos $8.

Avila, incapacitado por un accidente en una bicicleta hace 10 años,
espera hasta que los autobuses de turistas parqueen a lo largo del
malecón de La Habana Vieja y los visitantes se desmonten para pasar una
tarde comprando artesanías y disfrutando del mar, y camina cojeando a lo
largo de la calle pidiendo dinero, con una muleta de metal en cada mano.

''Hace cinco años no veías a tantas personas haciendo esto'', expresó,
lamentando la competencia de ese día: una madre joven, tan flaca como un
raíl de tren, con un bebé cargado.

``Hace cinco años podías resolver en Cuba... ``Ahora ves a muchos viejos
e incapacitados por aquí pidiendo dinero. La pensión que nos dan no es
suficiente''.

Avila no es el único. Cualquiera que pase por los puntos turísticos
cubanos, como La Habana Vieja, posiblemente se encontrará con una serie
de mendigos, desde incapacitados como Avila, y ancianos como Cecilia en
la Plaza de Armas, hasta los que luchan con enfermedades mentales, como
Irma Castillo en el Parque Central.

Una mujer de mediana edad, con un vestido limpio y arreglado, camina por
el Prado, una de las calles principales del centro capitalino, mostrando
una cicatriz ya vieja en su espalda, explicando que se operó y necesita
dinero.

A lo largo de las calles empedradas de la turística ciudad de Trinidad,
una joven embarazada levanta su camisa para mostrar su vientre crecido,
esperando obtener compasión y dinero de los turistas. Otra mujer de
mediana edad sigue a los visitantes extranjeros hasta la feria
artesanal, pidiendo ropa de uso o hasta un bolígrafo.

Todos comparten una idea común: en Cuba es mucho más lucrativo mendigar
a los turistas que trabajar a tiempo completo.

Muchas naciones latinoamericanas tienen grandes cantidades de pobres que
viven en barrios marginales y mendigan para sobrevivir, y por supuesto,
Estados Unidos tiene también sus mendigos. Pero pedir dinero en las
calles era virtualmente desconocido en Cuba antes de que su economía se
destruyera con la caída de la Unión Soviética.

El gobierno cubano por mucho tiempo ha elogiado la superioridad del
comunismo sobre el capitalismo, precisamente por la falta de indigentes
en las calles de Cuba.

''Sin socialismo, no podríamos tener una sociedad sin mendigos vagando
por las calles, sin niños descalzos o mendigando, o ausentes de las
escuelas porque necesitan trabajar para vivir... cosas que son tan
comunes en otras partes del mundo, incluyendo los Estados Unidos'',
manifestó Fidel Castro en un discurso en el 2001 conmemorando el 40
aniversario de su gobierno comunista.

Mientras el gobierno cubano aborda públicamente la ''ineficiencia'' de
los trabajadores y la falta de interés en trabajar 40 horas semanales,
aún no encuentra una respuesta para resolver la causa de esa apatía: los
sueldos bajos. El gobierno socialista provee varios beneficios, desde
vivienda a educación y cuidados médicos gratis pero un mes de alimentos
racionados sólo dura una semana y media y los sueldos no pasan de $15 al
mes.

Para algunos, eso significa subir a un autobús para ir a su punto
favorito de mendigar. ''No me gusta hacerlo'', dijo Castillo, de 48
años. ``Pero mucha gente lo hace. Y lo hacen todo el tiempo porque la
situación es muy difícil. Llevo dos meses mendigando. Los extranjeros
han sido bondadosos conmigo''.

Agregó que su enfermedad mental no le permite trabajar y la pensión del
gobierno es de sólo $10 al mes. A veces, manifestó, puede obtener esa
cantidad de un solo turista. Vestida con harapos, indicativo tanto de su
deterioro mental como de su pobreza, Castillo mostraba sus chancletas
deterioradas y las uñas enfermas de los pies.

``Mire los zapatos con los que ando. ¿No tiene $10 que darme? ¿Y un par
de zapatos? ¿No trajo ropa para regalar?''

Estos no son como los desahuciados americanos que piden para su
drogadicción. Vienen de todos los niveles sociales, raza y edad. Varios
de los entrevistados eran personas mayores o parecían tener una
enfermedad mental, gente que ha caído por los huecos de las redes de
servicios sociales de Cuba.

Los expertos dicen que los mendigos son otra señal más de las
estrategias a las que algunos cubanos acuden cuando sus ingresos no
cubren sus necesidades básicas.

''El gobierno básicamente está en un estado de negación de la pobreza'',
apuntó Daniel Erikson, del centro de estudios InterAmerican Dialogue, en
Washington.

Señaló que mendigar en Cuba es muy diferente a otros países de
Latinoamérica.

''Los cubanos que salen a pedir dinero regresan a sus casas'', acotó
Erikson. ``No son gente que vive en las calles, como el resto de los
pordioseros en América Latina''.

Aun así, para otros cubanos, pedir es un bochorno.

''He llegado al punto en que no voy al centro. Me da mucha vergüenza'',
dijo Odelia, una abuela ya retirada de Trinidad. ``Estoy avergonzada de
ver a gente que no quiere trabajar, pidiendo dinero a los turistas.
Prefiero hacer lo que sea --limpiar, planchar-- antes que pedirle nada a
nadie''.

Avila dijo que decidió salir a pedir hace un año. Recibe 50 pesos
cubanos --unos $3 dólares-- al mes por incapacitación y cuida de una
madre enferma. ''Vivo de los extranjeros que me ayudan'', comentó.
``Salgo a las 11 de la mañana y me quedo hasta las cuatro de la tarde''.

Criticó a otros mendigos en el malecón como un fraude.

''Alguna gente no está tan necesitada; simplemente no quiere trabajar'',
apuntó. ``Tenemos educación y atención médica gratis en el país, pero
¿de qué sirve si todos están realmente peor?''.

Avila rehusó cuando se le ofreció un almuerzo. Manifestó que lo que
realmente necesitaba era dinero.

El Miami Herald no da el nombre del corresponsal que escribió este
reportaje porque carece de la visa cubana de periodista que se requiere
para trabajar en la isla.

cuba@MiamiHerald.com

http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/16317212.htm

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