El Último Discurso de Fidel Castro
2006-12-05
Gonzálo Fernández*
Los cubanos dentro y fuera de la Isla saben muy bien como trabaja el "sistema". Este artículo está dirigido a las personas que no conocen mucho el totalitarismo que rige en Cuba. Muerte o incapacitación darán como resultado que el discurso que Fidel pronunció en Bayamo, el 26 de julio de 2006, será su última aparición en una tribuna pública.
Manipulación de las Multitudes
El gobierno cubano es el empleador de alrededor del 99% de la fuerza de trabajo en el país.
Cuando Castro habla en público, todos los empleados son autorizados a recibir ausencia pagada para que asistan a sus mítines. Cada persona recibe una pequeña bandera cubana de papel. Los jefes en las empresas son hechos responsables de que los empleados asistan a los mítines. Los comunistas en posiciones claves vigilan que los jefes de empresas cumplan con esas obligaciones, para asegurar que multitudes asistan a esos mítines.
Todas esas personas son llevadas a los lugares de los mítines en autobuses y camiones de empresas, ministerios y otras organizaciones del estado. En esa misma forma son devueltos a sus centros de trabajo y otros puntos de reunión.
Nadie se atreve a no asistir. El castigo que tendrían que enfrentar, sería una reducción de salario en el mejor de los casos, o ser declarados cesantes. Quien se atreviere, tendría su expediente marcado como "contrarrevolucionario" y sería objeto de una denuncia al Comité de Defensa de la Revolución, en el vecindario donde vive. Miembros del Comité lo hostigarían continuamente.
No hay dudas de que existen personas que asisten voluntariamente, pero las condiciones de intimidación y control predominantes, no permiten estimar cuantas personas asisten porque no les queda otro remedio. Es razonable pensar que el apoyo genuino a estas manifestaciones ha menguado considerablemente con el paso de los años.
Esta es una evaluación honesta de las razones para ver por televisión una multitud, con banderitas cubanas en sus manos, cuando Castro pronunció su último discurso el 26 de julio.
Banderitas Levantadas en Señal de Apoyo
El discurso de Castro, como es su costumbre, duró mas de tres horas, y lo mostró en sus poses histriónicas favoritas para crear un ambiente emocional entre los asistentes.
En numerosas ocasiones las cámaras mostraron a la multitud levantando y agitando las banderitas en momentos claves del discurso. Cualquier persona viendo la presentación de televisión pensaría que la multitud respaldaba sinceramente el aluvión oratorio de Castro.
Algunos tiros de cámara mostraron a un hombre parado detrás de Castro, con una vara plástica en una mano. En los momentos claves del discurso de Castro, ese hombre levantaba la vara plástica, y la audiencia respondía levantando las banderitas.
Es una falta de vergüenza para un hombre que tuvo admiración y apoyo espontáneos al principio, cuando el pueblo cubano pensaba que habría democracia y progreso para el país. En años recientes, Castro necesitó de asistencia obligatoria del pueblo a sus mítines. Y tuvo que recurrir al empleo del artificio mañoso de las banderitas levantadas, para dar la impresión de apoyo a sus palabras.
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*Gonzálo Fernández es Contador Público, graduado de la Universidad de La Habana en 1952. Es un asesor de negocios en Raleigh, NC. Escribió "Estados Financieros", UTEHA, México, tercera edición, 1966. Recientemente participó como uno de los coautores del "Handbook of Financing Growth", Marks, Robbins, Fernández and Funkhouser, John Wiley and Sons, Inc, New Jersey, 2005.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=8010
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