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Tuesday, January 24, 2006

Congresos, Cachorros y bibliotecas

SOCIEDAD CIVIL
Congresos, Cachorros y bibliotecas

Luis Cino

LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - 47 años de vida bajo un gobierno totalitario no pasan en vano. Sus secuelas serán un pesado fardo del que tardaremos en librarnos.

Durante décadas, como tarea priorizada para su supervivencia, el régimen ha desterrado de la sociedad cubana el menor vestigio de apego a los valores democráticos. Tristemente, lo logró.

Marcados por la intolerancia, la paranoia, el infantilismo y la soberbia, los cubanos hoy no podemos debatir ni siquiera sobre el deporte nacional.

La disidencia interna tiene entre sus filas a su peor enemigo. No son los agentes infiltrados por la Seguridad del Estado. Ellos siempre formaron parte de las reglas del juego. Por sus obras los conoceréis.

Mucho más dañinos que ellos son la intolerancia, el voluntarismo y los métodos de ordeno y mando. Los vicios heredados del sistema que, incorporados inconcientemente a nuestro ADN, hemos trasplantado al terreno de la oposición.

Siempre me ha parecido que demasiados congresos, reuniones y asambleas es una manía que heredamos de los comunistas. Poco se resuelve con ellas. Generalmente, todo queda en poco más que simple blablabla. Sus costos suelen ser mayores que sus resultados.

Lo digo sin más rodeos. No me seduce para nada la idea de efectuar un congreso de bibliotecas independientes. No en estos momentos de amenazas y represión. Desafiar al régimen sin otro propósito más que el de desafiarlo pudiera poner en peligro la existencia de uno de los más serios proyectos de la sociedad civil.

Durante años, las bibliotecas independientes, con pocos recursos y sin patronatos, a través de libros y revistas, han quebrado el monopolio estatal, llevando a los cubanos lo que más necesitan para empezar a vivir en la verdad: información.

Su aniquilamiento, producto de decisiones irreflexivas y temerarias, significaría un duro golpe a la lucha por la democracia.

La dura vida bajo las condiciones de una dictadura nos ha enseñado que el exceso de centralización en las organizaciones disidentes las hace más vulnerables a las penetraciones y la represión. Simplifica y facilita la tarea de informantes y policías.

A finales de 2002 parecía que el régimen perdía terreno y que la oposición ganaba espacios de libertad. Faltaban menos de tres meses para la ola represiva de la Primavera Negra. No creo que hoy la situación sea mejor.

Es muy loable y coherente el empeño de la Asamblea Para Promover la Sociedad Civil en Cuba en pro de la educación y la información de la opinión pública y el estímulo a la participación ciudadana en el trabajo de las organizaciones disidentes.

Coincido con su propósito declarado de "articular un movimiento social pacífico que permita la preparación para el cambio a la democracia".

En la formación de una cultura sobre la democracia, el apoyo de la Asamblea a las bibliotecas independientes es parte importante de ese proceso. Ello no implica que sea necesaria ni oportuna la celebración de un congreso lleno de riesgos e inconvenientes.


Mi perra nunca logra sus cachorros. En cada parto, se extrema tanto en protegerlos que los ahoga o los aplasta con el peso de su cuerpo.

No me cuesta imaginar el escenario posible de algunas de las sesiones del congreso de bibliotecas independientes. No faltarán entre los asistentes infiltrados, irresponsables y provocadores. Son inevitables. Alguno de ellos vitoreará a Bush o clamará por la invasión norteamericana. Las cámaras y micrófonos del KJ, convenientemente colocadas, estarán listas. La propaganda oficial tendrá nuevos argumentos para descalificar a sus adversarios.

El periodismo y las bibliotecas independientes son los sectores más activos y consistentes de la sociedad civil. Su éxito radica, entre otros factores, en su alejamiento de políticas partidistas y en el carácter ubicuo e inasible de su actividad.

En el caso de las bibliotecas independientes, su creciente y oportuno acercamiento a la ciudadanía de a pie no vendrá dado por orientación superior ni por la celebración de mayor o menor número de congresos.

Las bibliotecas independientes necesitan ayuda material y apoyo de la oposición. De toda la oposición. Para seguir trabajando como hasta ahora, con eficacia, no precisan de liderazgos políticos, unanimidades ni centralizaciones.

De lo contrario, pudieran acabar semejándose sospechosamente a la compartimentada y hermética Biblioteca Nacional que rige el ilustre comisario Eliades Acosta. O peor aún, correr la triste suerte de los cachorros de mi lanuda, celosa y sobreprotectora perra.

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