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Monday, October 24, 2005

EX ANALISTA DE INTELIGENCIA DE EEUU PARA CUBA MUESTRA EN NUEVO LIBRO LAS DOS CARAS DE RAUL CASTRO

EX ANALISTA DE INTELIGENCIA DE EEUU PARA CUBA MUESTRA EN NUEVO LIBRO LAS DOS CARAS DE RAUL CASTRO

El texto ilustra a Raúl Castro como una figura alejada
de las estridencias de su hermano,
preocupado por la institucionalización de las Fuerzas Armadas
que dirige y hasta dispuesto a establecer vínculos de cooperación militar
con Estados Unidos. Latell también muestra el papel represivo
del hermano menor del mandatario cubano.



La Tercera
Chile
Infosearch:
José F. Sánchez
Jefe de Buró
E.U.
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Octubre 22, 2005



Brian Latell, el analista principal de asuntos cubanos en todas las agencias de inteligencia norteamericanas en la primera mitad de los años 90, acaba de publicar un libro que examina, a modo de hipótesis, el escenario posterior a la desaparición de Fidel Castro en la isla y el poder de su hermano, Raúl Castro. Latell, autor de "Después de Fidel: las interioridades del régimen de Castro y el próximo líder de Cuba" cree que sólo Raúl Castro garantiza la continuidad del régimen. Sin embargo, sostiene que no puede descartarse que su liderazgo, menos fuerte que el de su hermano, sucumba a luchas de facciones.
El autor del libro, que viene analizando a los hermanos Castro desde los años 60, considera que Raúl tiene una doble personalidad: un lado "compasivo" y un lado muy oscuro -que él llama "terrible"- y que lo ha llevado a jugar un papel decisivo en la política represiva. De acuerdo con esta observación, Raúl ha evolucionado hacia una forma de ser mucho más compleja de la que exhibió en las primeras tres décadas de la Revolución, cuando su frialdad hizo de él uno de los pilares de la violencia de Estado. Hoy, aparece por momentos -según el libro "Después de Fidel"- como una figura alejada de las estridencias de su hermano, preocupado por la institucionalización de las Fuerzas Armadas que dirige y hasta dispuesto a establecer vínculos de cooperación militar con Estados Unidos.
El libro presenta en detalle ambas caras del hermano de Fidel Castro. Por un lado, recuerda el papel que Raúl jugó en la represión contra los intelectuales ("en Cuba afortunadamente hay muy pocos intelectuales y los que hay están ocupados reinventando la rueda").
Markus Wolf, el ex jefe del espionaje alemán oriental, no se equivocaba cuando veía en él alguien que "a diferencia de sus colegas más emotivos tenía una visión estratégica, más fría de Cuba". Esa frialdad llevó a Raúl a jugar un papel clave en la denuncia contra Arnaldo Ochoa y otros militares cubanos, a quienes se acusó de narcotraficantes. Ochoa y otros tres uniformados fueron fusilados.
Cara amable
Por otro lado, según Latell emerge en años recientes una dimensión más amable de Raúl. El hermano de Fidel Castro ha estado relativamente apartado de dos grandes campañas de persecución contra adversarios y críticos ocurridas desde 1996. Latell también afirma que existe la percepción generalizada de que Raúl Castro fue el defensor más decidido al interior del régimen de la política de tímida liberalización económica en los 90 (política que últimamente ha sido revertida en muchos aspectos). Fidel mantuvo siempre reservas frente a la liberalización, aun cuando permitió que surgieran algunas empresas, por lo general dirigidas por funcionarios, para operar con divisas.
Por último, los ministerios que dirige Raúl, especialmente el de las Fuerzas Armadas, han estado abocados a una política de relaciones públicas en el exterior. En 1991, se creó un departamento especial dedicado a mejorar las relaciones con los establishment militares de otros países. También se vio a muchos visitantes norteamericanos, ex militares en su mayoría, merodeando por La Habana por invitación del menor de los Castro. Incluso, Raúl autorizó en su momento al general Ulises Rosales del Toro -quien fungía de jefe del Estado Mayor- a comentar en público que era deseable entablar una relación con el Departamento de Defensa de EE.UU.
Uno de los elementos que Latell emplea como sustentación de que las Fuerzas Armadas conducidas por Raúl pretenden acercarse a Estados Unidos es un trabajo escrito por una agente de inteligencia norteamericana que espió para La Habana. Ana (Belén) Montes trabajaba en la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos y escribió un informe sobre Cuba después de que llevaba un tiempo trabajando secretamente al servicio de La Habana. Ese informe, que según Latell refleja lo que sus jefes cubanos querían que dijera para influir en el Departamento de Defensa norteamericano, habla de la voluntad de los militares cubanos de asegurar la estabilidad económica mediante una convivencia con EE.UU. Curiosamente, el informe de Montes critica a Raúl, aun cuando en ciertos pasajes es elogioso.
El autor de "Después de Fidel" no oculta que Raúl carece del "carisma, el intelecto, la visión y la capacidad de comunicación" de Fidel Castro, elementos sin los cuales es imposible prever cómo responderá a los desafíos que se presenten cuando tome el poder y si podrá sujetar al régimen. Y tampoco descarta que, como alguna vez lo ha sugerido, el hermano menor de Fidel Castro se retire a una finca a descansar y se aleje por completo de los asuntos del poder.
 

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