06-01-2010
Una de las prioridades de la presidencia española de la UE, en palabra
del presidente José Luís Rodríguez Zapatero, iba a ser el
fortalecimiento de las relaciones entre Iberoamérica y el Viejo
Continente, con especial hincapié en Cuba. No cabe duda de que en la
Isla ha calado el mensaje, ya que se han apresurado a dar el primer paso
de la manera que mejor saben: prohibiendo. Así hace unos pocos días el
eurodiputado socialista Luis Yáñez veía cómo las autoridades castristas
impedían su entrada en el país con la peregrina excusa de una presunta
"aplicación de las leyes internas"; leyes que, por cierto, no afectaban
a su mujer, la diputada española Carmen Hermosín.
A estas alturas, pocos serán los que se sorprendan con semejante modo de
proceder. Desde la lógica del férreo totalitarismo que lleva oprimiendo
a la isla desde hace más de medio siglo, cualquier atisbo de apertura
sería el principio del fin. Como dijo Kant, la libertad es indivisible
y, abierta una rendija, un vendaval de libertad penetraría en la Isla
con la fuerza acumulada de más de 50 años comprimido, lo que conllevaría
al inexorable fin del régimen castrista. De ahí la férrea postura
cubana; su inmovilismo es su propia supervivencia. Pese a que aún haya
un cierto sector de la izquierda europea que se empeñe en edulcorar
cualquier declaración que provenga de La Habana, justificando lo
injustificable. Al frente de ellos se sitúa Miguel Angel Moratinos, a la
sazón ministro español de Asuntos Exteriores. Más de una voz en su
propio partido aboga por una mayor firmeza ante los desmanes cubanos. Y
tienen razón.
Es posible que el señor Moratinos persuada a la UE en el sentido de
hacer concesiones para acercarse al gobierno cubano. Pero es seguro que
el régimen cubano no se acercará a la UE; es decir, a la democracia. No
se moverán un ápice. Ni siquiera se producirá la más mínima
liberalización económica. Y los comunistas cubanos también tienen razón.
Desde su punto de vista, claro. El inmovilismo es la mejor garantía del
régimen totalitario para conservar el poder absoluto y arbitrario que
controla a la Isla. Cualquier concesión será inútil porque sólo tendrá
una dirección sin ninguna correspondencia. Por eso, ya va siendo hora de
que, de una vez por todas, se acabe la complacencia con la dictadura más
duradera y vergonzante de toda América.
El Imparcial: Opinion: : La Cuba totalitaria marca su territorio (6
January 2010)
http://www.elimparcial.es/la-cuba-totalitaria-marca-su-territorio-54933.html
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