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Tuesday, May 13, 2008

Guiso con picante

Sociedad
Guiso con picante

Momias, 'reformistas' y guerreros de la vieja guardia se cuecen en la
olla de los 'cambios para perfeccionar el socialismo'.

José Hugo Fernández, La Habana | 12/05/2008

Un hombre desfila con un mono a cuestas, el Primero de Mayo en La
Habana. (AP)

Un hombre desfila con un mono a cuestas, el Primero de Mayo en La
Habana. (AP)

No hace falta tener nariz de perro para distinguir por su olor peculiar
cada uno de los ingredientes del guiso que hoy hierve en nuestra cocina
de los altos.

Momias del comunismo ortodoxo, reformistas de sinuoso verbo, fidelistas
robóticos inoculados con el tósigo del poder, y guerreros de la vieja
guardia que creen tener y tienen el uno vitalicio en la cola para el
reenganche, se cuecen juntos en la olla que aquí llaman "cambios para
perfeccionar el socialismo".

Juntos pero no revueltos, ni siquiera lo suficientemente integrados como
para que se abstengan de marcar matices propios en cada acto, ante cada
una de las disposiciones y aun en cada discurso. Si concurren
armónicamente para el espesado general, debe ser porque saben que está
en juego la parcela, por la convicción de que en la defensa del consenso
radica su única alternativa, al menos de momento, y quizás también
porque todavía es muy pronto para que hayan perdido el reflejo de la
disciplina pretoriana.

Por lo demás, descontando el ingrediente pueblo, que nunca ha sido
vianda ni tocino en nuestros guisos celestiales, resulta fácil detectar
lo que aporta y lo que resta cada cual al cocinado, que debe ir
aumentando su picante según se cuaja.

Esto es algo bueno y malo a la vez. Bueno, porque representa un paso,
digamos de avance, con respecto al sancocho de sazón única y pesada
digestión que sufrimos en los decenios anteriores. Malo, porque tantos
sabores pujantes, que lejos de complementarse se contaminan, podrían
convertir el guiso en agua de churre. Bueno, por lo que promete, más que
por lo que ofrece. Malo, en tanto muestra el mucho fuego que aún demanda
la olla. Bueno, porque es preferible a lo peor. Malo, porque demora y
frena lo mejor...

En cualquier caso, aunque no sean iguales y aun cuando al final no
defiendan lo mismo, hay un punto en el que sí parecen consustanciarse
los cuatro ingredientes básicos que ahora espesan nuestro guiso
reformista: mientras ellos existan y estén juntos, no habrá cabida
dentro de la olla ni para el más leve grano de pimienta aportado por la
oposición. Ya demasiado parece costarle revolver intereses
contradictorios, aunque en función de un objetivo común. Pero está claro
que la participación pluralista les fermentaría el guiso.

Si alguna duda pudo surgir al respecto, el periódico Granma se encargó
de despejarla recientemente con el titular "No habrá espacio para la
subversión en Cuba''.

Tal vez no hayamos reparado suficientemente en que justo quienes
concibieron y firman ese titular, se encuentran hoy entre los primeros
subversivos que deberá enfrentar cualquier proceso de cambios —si son
auténticos— para nuestra Isla. Incluso aún cuando se trate de cambios
dentro del sistema.

Otra cosa fuera si el tan llevado y traído guiso de estos días no
resulta sino una nueva variante de la receta maquiavélica, muy del gusto
y de la talla fidelista: "Triunfa, aunque sea por los peores medios, y
acabarán por darte la razón".

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/articulos/guiso-con-picante-83785

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