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Saturday, June 03, 2017

A Trump no le será fácil desarticular apertura hacia Cuba

A Trump no le será fácil desarticular apertura hacia Cuba
POR MICHAEL WEISSENSTEIN Y VIVIAN SALAMA
Associated Press

LA HABANA
La apertura del presidente estadounidense Barack Obama hacia Cuba en el
2014 ayudó a canalizar dólares estadounidenses a conglomerados
turísticos manejados por los militares isleños mientras el aparato de
seguridad reprime el disenso.

El acercamiento también hizo llegar millones de dólares a negocios
privados, impulsando el crecimiento de una clase media emprendedora
independiente del estado comunista. Se abrió un nuevo mercado para
firmas estadounidenses como JetBlue y American Airlines, que tienen hoy
resplandecientes oficinas en La Habana, y Airbnb ofrece decenas de miles
de alojamientos privados en la isla.

La internet es hoy una realidad al alcance de cientos de miles de
cubanos pues el presidente Raúl Castro cumplió la promesa que le hizo a
Obama y abrió casi 400 puntos de acceso a Wi-Fi en el país.
Paralelamente, viejos enemigos separados por 145 kilómetros (90 millas)
de agua firmaron acuerdos para cooperar en una cantidad de áreas, que
van desde el tráfico humano hasta los derrames de petróleo.

El sucesor de Obama, Donald Trump, encara un complejo escenario al ser
presionado por legisladores cubano-estadounidenses y por cabilderos para
que cumpla su promesa de dar marcha atrás con las políticas de Obama
hacia Cuba. El gobierno estadounidense se apresta a anunciar una nueva
política que prohibiría los negocios con los militares cubanos al tiempo
que preservaría las relaciones diplomáticas plenas restauradas por
Obama, según un funcionario de su gobierno y una persona involucrada en
la elaboración de esa política.

"Como ha dicho el presidente, la actual política hacia Cuba es un mal
negocio. No hace lo suficiente para apoyar los derechos humanos en
Cuba", expresó el vocero de la Casa Blanca Michael Short. "Pronosticamos
un anuncio en las próximas semanas".

Se siguen debatiendo nuevas restricciones a los viajes de placer de los
estadounidenses a Cuba, que se han más que triplicado desde el anuncio
de Obama, hasta llegar a casi 300.000 visitantes el año pasado.

Los cubanos anticastristas de Estados Unidos no quieren que los turistas
estadounidenses disfruten de mojitos en un estado policial que mandó al
exilio a miles de personas que dejaron sus casas y sus negocios. Las
leyes estadounidenses siguen prohibiendo el turismo a Cuba y para
visitar la isla hay que encajar en alguna de 12 categorías contempladas
por el gobierno, que van desde asuntos religiosos hasta actividades
educativas diseñadas para promover el contacto de los visitantes con los
cubanos.

Cuando asumió Obama, los viajeros solo podían ir a la isla como parte de
viajes organizados, una medida que garantizaba que los estadounidenses
experimentaban solo actividades educativas como visitas imprentas o
mercados de productos agrícolas orgánicos.

En realidad, ese requisito garantizaba que los viajeros estadounidenses
pasaban todo su tiempo en Cuba bajo la supervisión directa del gobierno,
que exige a las agencias de viaje estadounidenses usar autobuses y guías
del gobierno y alojarse mayormente en hoteles estatales.

Al acercarse el final de su segundo mandato, Obama eliminó ese requisito
y abrió las puertas para que decenas de miles de personas viajasen a
Cuba en forma independiente.

Los detractores de esa política dicen que despejó el camino para que
mucha gente haga turismo a pesar de que está prohibido, disfrutando de
la playa y de hoteles con todo pago.

Pero estas visitas independientes también contribuyeron a dar impulso al
creciente sector privado. Decenas de miles de estadounidenses viajan a
La Habana en vuelos directos de aerolíneas estadounidenses, se alojan en
viviendas privadas a través de Airbnb y gastan miles de dólares en
guías, taxis y restaurantes privados.

Un ex ingeniero industrial, Adyarin Ruiz, de 31 años, tiene una hostería
de cuatro habitaciones en una sección restaurada de la Vieja Habana a la
que llegan cada vez más estadounidenses dispuestos a pagar 100 dólares
la noche en un país donde el salario promedio del estado es de 25
dólares al mes.

"En los últimos dos años, después de que se reanudaron las relaciones,
he visto un crecimiento del turismo americano (estadounidense). Y eso se
ve aún más desde que incrementaron los vuelos", expresó Ruiz. "Los que
han venido aquí (a la casa) son V.I.P. Se ve que tienen dinero y son
clientes que les gusta la calidad y la exigen, y esta casa es muy bonita".

En Estados Unidos también hay muchos empleos que dependen de los viajes
a Cuba. La agrupación Engage Cuba, que favorece el deshielo, difundió un
informe el jueves en el que dice que una anulación de todas las
políticas de Obama hacia Cuba le costaría a las aerolíneas y los
cruceros 3.500 millones de dólares en los próximos cuatro años y harían
desaparecer 10.154 plazas de trabajo.

Funcionarios del gobierno estadounidense que también pidieron no ser
identificados al hablar de la actual política dijeron que
consideraciones políticas internas son la principal fuerza que impulsa
cualquier desmantelamiento de las políticas de Obama hacia Cuba.

Durante la transición, Trump y el secretario de estado Rex Tillerson
expresaron en privado su apoyo a la política de Obama hacia Cuba, según
dijeron funcionarios actuales y pasados a la AP. Entre quienes todavía
quieren desarticular esas políticas figuran el senador Marco Rubio y el
representante Mario Díaz-Balart, ambos de ascendencia cubana. El
gobierno de Trump desea mantener buenas relaciones con Rubio, quien
integra la comisión del Senado que investiga las relaciones de Trump con
Rusia, y con Díaz-Balart, miembro de la poderosa Comisión de
Asignaciones Presupuestarias de la cámara baja.

Algunos asesores de Trump consideran asimismo que su reelección en el
2020 podría depender de la lealtad de los cubanos de la Florida, cuyo
apoyo es considerado vital para ganar un estado clave.

Muchos objetan el que el gobierno cubano se beneficie de las relaciones
con Estados Unidos, molestos con el hecho de que miles de viajeros
estadounidenses se alojen en hoteles administrados por GAESA, un
conglomerado cada vez más importante con fuertes lazos con los militares
cubanos. A los cubano-estadounidenses les irrita en particular el que
Obama haya permitido a empresas estadounidenses lidiar directamente con
firmas vinculadas con los militares, en particular un acuerdo para que
Starwood, compañía de Stamford, Connecticut, administre al menos dos
hoteles de La Habana. Fuerzas anticastristas también piden medidas en el
terreno de los derechos humanos. El año pasado hubo 9940 arrestos y
detenciones breves comparado con las 8899 del 2014.

Las autoridades cubanas afirman que esos arrestos son provocados
deliberadamente por disidentes financiados por grupos anticastristas,
que buscan aumentar las cifras de detenciones.

Algunos funcionarios dicen que hay otra razón para ajustar la política
de Estados Unidos hacia Cuba: presionar a Venezuela. El gobierno de
Trump está buscando formas de obligar a Venezuela a resolver las
protestas y la violencia casi diaria que buscan debilitar al presidente
Nicolás Maduro. Cuba es un estrecho aliado de Maduro y cualquier medida
contra los militares cubanos podría ser vista como un indicio de que
Estados Unidos está haciendo algo.

Cuba, mientras tanto, se prepara para su propia transición. Castro ha
dicho que dejará la presidencia en febrero del 2018 y se espera que
entregue el gobierno a un vicepresidente de 57 años que no ha dicho
mucho sobre su visión para el futuro del país.

La oficina de Rubio dice que el objetivo del senador es preparar el
terreno para una nueva generación de líderes cubanos que le den mayor
participación a la ciudadanía.

"Confío en que el presidente va a cumplir su compromiso de hacer cambios
que promueven las aspiraciones del pueblo cubano de libertad económica y
política", dijo Rubio en un comunicado difundido el jueves por su oficina.

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Weissenstein informó desde La Habana y Miami, Salama desde Washington.
En el despacho colaboraron Matthew Lee en Washington y Andrea Rodríguez
en La Habana.

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Michael Weissenstein está en https://twitter.com/mweissenstein

Vivian Salama en https://twitter.com/vmsalama

Source: A Trump no le será fácil desarticular apertura hacia Cuba | El
Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/noticias/finanzas/article154093034.html

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