Ruperto "marcha atrás"
Es el nuevo sobrenombre del General-Presidente, Raúl Castro
Jueves, octubre 27, 2016 | Miriam Celaya
LA HABANA, Cuba.- Es el sobrenombre con que el gracejo popular cubano ha
rebautizado al General-Presidente, Raúl Castro, aludiendo a un personaje
del popular programa humorístico "Vivir del cuento", que transmite la TV
cubana los lunes, justo tras finalizar el espacio estelar del Noticiero
Nacional.
No cabría mejor analogía. El Ruperto del programa televisivo encarna un
anciano que recién despertó de un largo estado de coma, sufrido después
de recibir un fuerte golpe en la cabeza, y que lo había mantenido en
estado vegetativo desde los años 80' del pasado siglo. Obviamente, el
cándido Ruperto no solo se perdió acontecimientos tan impactantes para
Cuba como el desplome de la URSS y del campo socialista, el Período
Especial, el Maleconazo, la crisis de los balseros, la entrada a la Isla
del antes demoníaco capital foráneo, la despenalización del dólar, la
doble moneda, etc. –todo lo cual explica que sus parlamentos sean
retrógrados, extemporáneos y desubicados–, sino que, además, le ha
quedado como secuela una limitación motora que se refleja en un andar
peculiar: un paso adelante y un paso atrás.
Tampoco parece fortuito que Ruperto, sin dudas la caracterización
satírica más sutil y mejor concebida del programa, tienda a aferrarse
tercamente al pasado o se atribuya a sí mismo cualidades y aspiraciones
irrealizables, que no se corresponden con su edad ni con sus condiciones
físicas y mentales.
Salvando las distancias, su correlato en la vida real parece vivir
circunstancias similares. Transcurrida más de una década desde que
asumiera "provisionalmente" el gobierno, y más de ocho años desde que su
designación se hiciera oficial con la simbólica bendición de la Asamblea
Nacional, el pretendido General 'reformista', que inició su mandato con
la promesa incumplida de un vaso de leche diario para cada cubano e
implementó medidas tan audaces como la entrega de tierras, la
autorización de compra-venta de viviendas y automóviles y la permisión
de pequeños negocios privados, no solo ha fracasado en su experimento de
"actualización del modelo", sino que ahora parece estar conduciendo el
país en reversa.
La regresión se refleja tanto en la vida económica y social como en el
discurso oficial, cada vez más agresivo y virulento, contra "el
imperialismo y su política injerencista" cuando aún no se han cumplido
siquiera dos años del restablecimiento de relaciones entre Washington y
La Habana y a pesar de que se mantiene el proceso de "diálogo y
acercamiento" entre ambos gobiernos y de que cada encuentro entre sus
representantes ha sido calificado como "positivo, constructivo y
respetuoso" por parte de las autoridades cubanas.
La arremetida antiestadounidense, coherente con una ruptura y no con un
proceso de acercamiento y diálogo, ataca contra todos los ángulos, desde
las cuestiones puramente políticas del vecino (¿injerencia?) hasta temas
domésticos y culturales del país norteño, que son satanizados o
ridiculizados en los medios oficiales de la Isla. La pregunta que se
hace la gente con sentido común es: ¿qué sentido tiene restablecer
relaciones con un gobierno tan repleto de malas intenciones y empeñado
en subvertir el orden político en la Isla?
Simultáneamente, y en obvia relación con el ya cercano ritual ante la
Asamblea General de las Naciones Unidas, donde en octubre de cada año la
representación cubana presenta su Informe de condena al Embargo
estadounidense, los comisarios de la prensa castrista han desatado al
interior de Cuba una feroz campaña "anti-bloqueo", acompañada por
manifestaciones estudiantiles y de las organizaciones al servicio del
gobierno, en los que menudean los discursos agresivos, las consignas
ultranacionalistas y el lenguaje violento.
Pura fanfarria y estéril algarabía patriotera coyuntural en un escenario
de carencias generalizadas, mercados desabastecidos, de inflación y de
incertidumbres, que lejos de lograr verdadero apoyo popular tiene el
efecto inmediato de confundir la opinión pública nacional y ofrecer la
imagen de inseguridad de un régimen experto en intrigas y
confrontaciones, pero evidentemente descolocado cuando se trata de
concordia, diplomacia y diálogos.
Como resultado de tal bipolaridad del gobierno, la población de la Isla,
de amplia tendencia pro-americana y cuyo modelo soñado es el american
way of life, se satura, se enajena de la política oficial y se centra en
lo inmediato –la supervivencia cotidiana– y en lo práctico –sobrevivir
como mejor pueda a un sistema fracasado cuyo final espera y ansía la
mayoría de los cubanos.
Porque cada vez se hace más evidente que los movimientos de aparente
avance e innegable parada –cuando no de franco retroceso– por parte del
General-Presidente, alias Ruperto "marcha atrás", más que una
estrategia, acusan una falta de ésta, y demuestran la fragilidad de un
sistema totalitario tan primitivo y rígido que no puede permitirse ni la
menor concesión al interior del país –no digamos ya en el plano
político–, sino al menos en el ámbito económico, sin correr el riesgo
que precipitar su propio final.
Por supuesto, hay que entender que Ruperto no la tiene fácil. El reto de
la autocracia castrista en este momento crítico para su propia
supervivencia es lograr acceder a los capitales del Imperio enemigo sin
hacer concesiones, sin traicionar a su casta, sin avanzar en materia de
Derechos Humanos y sin perder el Poder. Una misión imposible, salvo que
aparezca otro inoportuno salvador de villanos en el último momento. Si
algo resulta claro en toda esta saga de desconciertos es que la casta
verde olivo, con Ruperto a la cabeza, no tienen absolutamente la menor
idea de cómo salir del entuerto.
Video:
https://youtu.be/XL_DTUZasdw
Source: Ruperto "marcha atrás" | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/ruperto-marcha-atras/
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