Obsesión castrista
A veces no se puede distinguir, en los últimos escritos de Fidel Castro, 
si lo que se lee es parte de una conversación en un parque provinciano, 
o el balbucir del ignorante del pueblo
Redacción CE, Madrid | 10/10/2016 12:42 pm
En su último deshilachado artículo, Fidel Castro ataca al presidente 
estadounidense Barack Obama: "El señor Trump que se suponía un 
capacitado experto quedó descalificado tanto él como Barack en su 
política. Habrá que darles ahora una medalla de barro". ¿Pero es en 
realidad un ataque o puro desvarío?
Vamos a ver el párrafo completo, que es a la vez el último del 
relativamente breve escrito de Castro:
"No olvidemos que este domingo habrá debate de candidatos. En la primera 
ocasión, hace dos semanas, se produjo uno que causó conmoción. El señor 
Trump que se suponía un capacitado experto quedó descalificado tanto él 
como Barack en su política. Habrá que darles ahora una medalla de barro".
La primera conclusión evidente es algo conocido. Decirlo aquí indica 
apenas el asombro repetido: en Cuba nadie se atreve a enmendarle la 
plana al "Comandante en Jefe". Si bien lo escrito por Castro, en su 
totalidad, es de una sintaxis deformada, no por ello se trata de un 
escrito enrevesado en las ideas sino tonto en los planteamientos.
A veces es difícil distinguir si lo que se lee es parte de una 
conversación en un parque provinciano y dominguero —en un rincón perdido 
del mundo donde acaba de legar la electricidad y junto con ella la 
televisión y los periódicos— o simplemente el balbucir del ignorante de 
ese mismo pueblo.
Lo único curioso, quizá para los biógrafos, son los destellos aquí y 
allá de reivindicación religiosa, de un hombre que predicó el ateísmo y 
persiguió a los creyentes por décadas. Pero no es posible precisar si 
ello es parte de un oportunismo político, tras la visita de tres papas, 
o encierra el natural miedo ante una muerte que se acerca.
¿Quién suponía un capacitado experto a Trump, salvo Trump? Más allá de 
las cualidades que el propio candidato se ha otorgado a sí mismo, los 
méritos que ven en él sus partidarios son más del hombre decidido y de 
acción que de un político con una mente analítica. Castro da por sentado 
que era o es una opinión generalizada en Estados Unidos y quizá el 
mundo. Pero, ¿y la alusión a Obama? Si el párrafo se refiere al primer 
debate presidencial, el nombre que cabe es el de Clinton.
Pudiera argumentarse que todo no es más que la astucia política de un 
viejo zorro. El no mencionar a Hillary tendría más que ver con las 
posibilidades de que esta salga electa. Obama sería ya casi el pasado y 
Trump es lo improbable: no hay problemas en echarle fango… o barro.
Es posible, pero también cabe especular que el actual presidente 
estadounidense se ha convertido, para Castro, en una pesadilla que 
recurre cuando despierta: un mandatario de la raza negra en la nación 
"enemiga", de origen humilde, probada inteligencia y popularidad, joven 
y que echó a un lado, con una mezcla de candidez y astucia, más de 
cincuenta años de lucha de Castro.
Si Fidel Castro está preocupado por el destino de la raza humana —"El 
destino incierto de la especie humana", se titula el trabajo, con 
retórica de Selecciones— y apela en su reflexión no solo a la biología, 
la física y la astrología, sino a los textos bíblicos, ¿por qué desde el 
primer párrafo meter a Estados Unidos? ¿No le bastan los años-luz para 
crear distancia?
Esa obsesión con Washington dominó la trayectoria política de Castro —y 
de Cuba— por muchísimos años, demasiados. Ahora, sin embargo, más parece 
materia de estudio para la psiquiatría.
Source: Obsesión castrista - Noticias - Cuba - Cuba Encuentro - 
http://www.cubaencuentro.com/cuba/noticias/obsesion-castrista-327083
 
 
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