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Sunday, October 09, 2016

La memoria del Tigre

La memoria del Tigre
ROGELIO FABIO HURTADO | La Habana | 9 de Octubre de 2016 - 09:39 CEST.

Hay que felicitar al general Enrique Acevedo porque nos ha entregado un
libro de incesante lectura: Los sueños del Tigre. Paramilitares en Cuba
(Editorial Abril, La Habana, 2016), inspirado en la figura del Dr.
Rolando Masferrer Rojas, periodista, político y hombre de acción, cuya
agresiva y paradójica trayectoria abarcó varias décadas del siglo XX cubano.

El modo de narración escogido, monólogo del propio protagonista, le
facilita al autor la amenidad y le ahorra las previsibles parrafadas
contextualizadoras. Así, nos pone en contacto directo con el hombre, que
atrincherado detrás del timón de su auto en Miami, revive pasajes de su
"interesante pero terrible vida", siempre contrapuesta a la del también
abogado, político y hombre de acción, Fidel Castro Ruz, su antagonista
por excelencia.

El 10 de marzo de 1952 ambos coincidieron a primera hora en la Plaza
Cadenas,de la entonces autónoma e inquieta Universidad de La Habana,
colmada de estudiantes que aguardaban un alijo de armas, prometidas por
el depuesto presidente Prío Socarrás. Estos fusiles no llegaron nunca y
ambos hombres salieron de allí en direcciones totalmente opuestas.

Fidel fue a redactar un "petitorio que reclamaba del Poder Judicial una
declaración de inconstitucionalidad contra el golpe de Estado", el
primero de sus actos contra el general Batista, y el único legal. Le
sirvió para dar a conocer su postura política, que ya permanecería
invariable.

Masferrer se había encontrado en la Plaza Cadenas con un amigo, el
también marxista converso al trotskismo Eusebio Mujal, quien le dijo
tener esa misma noche una cita con Batista y lo convido a acompañarlo.
Masferrer pensó que "no perdería nada con oír las razones del general
golpista", aceptó la invitación del catalán, aunque pasó el resto del
día preocupado, puesto que desde muy joven había militado contra
Batista, e incluso recientemente había publicado en su periódico Tiempo
en Cuba un artículo donde calificaba al general de ladrón.

La entrevista de esa noche culminó en acuerdo, convencidos ambos del
argumento esgrimido por Batista para ponerle fin a la corrupción y la
violencia de los Gobiernos auténticos, quebrando para ello el orden
constitucional, vigente desde 1940. Así, terminó lo que el historiador
inglés Hugh Thomas llamara "el período democrático en la Cuba republicana".

Tanto Masferrer como Fidel Castro vieron, en este abrupto corte del
orden constitucional, la ocasión propicia para hacerse más adelante con
todo el poder, finalidad suprema ambicionada por ambos. Masferrer creyó
que lo conseguiría aliándose a Batista. Fidel, enfrentándolo.

Así, la nunca desmentida enemistad entre ambas personalidades adquiriría
una dimensión política mayor, que cobraría muchas vidas de sus
respectivos partidarios.

Solo a uno de los dos podía corresponderle la victoria y, con ella, el
derecho del vencedor a escribir la historia de la lucha. Hasta hoy, el
ganador no había mostrado interés por la versión del otro, finalmente
derrotado en 1959, limitándose a englobarlo en la descripción peyorativa
común al resto de sus adversarios.

Sin embargo, Rolando Masferrer Rojas había sido muchísimo más que eso,
su invariable Rival, desde los años 40, cuando Fidel apareció en la
Universidad de La Habanacomo militante de la Unión Insurreccional
Revolucionaria (UIR), anticomunista por cierto y Masferrer encabezaba el
Movimiento Socialista Revolucionario (MSR), que devendría en el Partido
Unión Radical (PUR), alineado junto a Batista, brazo político de los
aguerridos Tigres de Masferrer.

Ahora, con relativa imparcialidad, el general Enrique Acevedo nos
entrega este largo monólogo de Masferrer, que ofrece información más
detallada de aquellos años de lucha insurreccional contra Batista,
cuando se enfrentaron a plomo limpio en Oriente los Tigres de Masferrer
y los alzados del M-26-7.

El libro confirma la intención de Masferrer de armar a varios miles de
Tigres para subir a la Sierra Maestra a cazar a Fidel, oferta que
Batista rechazó, diz que por temor a que, una vez liquidado el Doctor
Comandante en Jefe, el Doctor Tigre se presentaría con su manada en
Palacio a derrocarlo. Apenas le financió 1.500 pesos, y limitó su acción
a la provincia de Oriente, como colaboradores subordinados al Ejército y
la Policía.

Ya hacia el final, el monólogo se convierte en un medio para atacar al
resto de las figuras políticas del exilio, a quienes se culpa del
atentado con explosivos que puso fin, en Miami, a la vida del Doctor
Rolando Masferrer Rojas, quien había nacido en Holguín, en 1918.

Source: La memoria del Tigre | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1474687865_25525.html

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